Los termómetros empiezan a subir en la provincia y ya se alcanzan los 37 grados
Salud mantiene activo el Plan de Prevención contra los Efectos de las Altas Temperaturas desde el 1 de junio · Ancianos, niños y deportistas son la población de riesgo · Almería está entre las tres provincias más calurosas de todo el país
Apenas hace cinco días que entró el solsticio de verano, el 21 de junio, y los termómetros ya han alcanzado los 37 grados en las calles de la capital. No obstante, la Consejería de Salud ha anunciado que aun permanecemos en fase verde o nivel de alerta 0 del Plan de Prevención contra los Efectos de las Altas Temperaturas, y que lo peor está por llegar. Será a partir del próximo lunes cuando está previsto que las temperaturas se disparen.
Según las previsiones que maneja el Instituto Nacional de Meteorología (INM) para los próximos cinco días, que es con las que trabaja la Consejería, no se prevé que en Almería ni en ninguna provincia andaluza se superen los umbrales máximos y mínimos de temperatura. Para la capital se estima que hasta el próximo domingo las temperaturas ronden los 34 grados de máxima y los 24 de mínima.
En lo que a la zona norte de la provincia se refiere, los termómetros de los municipios de Olula del Río o Vélez-Rubio llegarán a marcar 33 grados. En el poniente se prevé un grado menos de máxima, con 32 grados. Estos datos pueden oscilar en dos o tres grados más. No obstante la provincia de Almería se sitúa entre las tres más calurosas del país. Desde Salud explicaron que el nivel amarillo o de bajo riesgo sanitario sólo se activa cuando esté previsto que durante uno o dos días se superen los umbrales que tienen fijados cada provincia, que en caso de Almería será de 35 grados de máxima y 24 de mínima.
El paso del nivel amarillo al naranja o de riesgo medio sólo se lleva a cabo cuando se prevé que la superación de las temperaturas máximas y mínimas es de tres o cuatro días. Por contra, el nivel rojo o de riesgo elevado sólo se activa cuando las temperaturas máximas y mínimas se superan durante cinco días. De hecho, la Consejería de Salud sólo activó 12 días sus niveles de alerta a lo largo de todo el pasado verano. Cinco de ellos en Almería. Ante una ola de calor de estas características y cuando el organismo no puede mantener su temperatura alrededor de los 37 grados y es incapaz de rehidratarse, pueden aparecer distintas patologías. Entre ellas una insolación, que se produce después de una exposición prolongada y directa al sol, sobre todo entre las 11.00 y las 17.00 horas.
Una insolación suele manifestarse por violentos dolores de cabeza, somnolencia, náuseas, pérdida de conocimiento, fiebre elevada y, en ocasiones, quemaduras en la piel. Para afrontar este problema de salud es muy importante refrescar con aire o agua a la persona afectada. Otro de los síntomas son los calambres por calor. Son calambres musculares que a menudo aparecen acompañados de una transpiración excesiva. Para tratarlos es necesario cesar toda actividad y permanecer en reposo durante varias horas, en un entorno fresco, beber agua, zumos de fruta, etc.
Si los síntomas persisten durante más de una hora, es recomendable consultar con los servicios de salud. El agotamiento-deshidratación debido al calor, también puede darse después de sufrir varias jornadas de calor y experimentar una sudoración intensa durante todo este tiempo. Suele manifestarse con desvanecimientos, debilidad y cansancio, insomnio y agitación nocturna.
En estos casos es necesario descansar en un entorno fresco, beber agua y zumos de fruta, y consultar con los servicios de salud si estos síntomas persisten o se agravan. Los especialistas añaden que los efectos del calor pueden provocar el agravamiento de patologías y descompensación de las patologías crónicas que algunas personas padecen previamente. El conocido como golpe de calor, es la patología que reviste una mayor gravedad, y es muy importante no confundirla con el resto de las dolencias derivadas de las altas temperaturas ni utilizarla como sinónimo de cualquier trastorno provocado por este motivo. El golpe de calor se produce cuando el organismo no puede controlar ni regular su temperatura, que aumenta muy deprisa. Los síntomas son piel caliente, roja y seca, náuseas y sed intensa; somnolencia y agresividad inhabitual; obnubilación y pérdida de conciencia; y convulsiones.
Ante un golpe de calor es preciso solicitar asistencia médica urgente. Mientras ésta llega, hay que colocar al afectado en un entorno fresco y enfriarla con aire o agua fría, mojando sus ropas. Deportistas, trabajadores expuestos al calor, bebés, mayores, discapacitados o enfermos crónicos son especialmente sensibles.
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