Una terraza de marihuana
La crisis dispara el cultivo de plantas en casas y cortijos de la provincia · Guardia Civil y Policía Nacional duplican esfuerzos para poner freno al auge de un delito contra la salud pública
Ficus, crisantemos, margaritas, jazmines... y marihuana, maría para los amigos. El paisaje de los patios, jardines y terrazas de la provincia comienza a contar con una nueva planta, denominada cannabis, cuyo cultivo, pese a ser ilegal, se extiende a un ritmo de vértigo. Es una realidad que en los últimos años ha sido constatada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que han multiplicado el volumen de las incautaciones en plantaciones caseras y de acciones de vigilancia principalmente en las zonas más rurales. La crisis y el refuerzo de las medidas de control sobre el conjunto de importaciones desde el norte de África han impulsado el cultivo doméstico, a pequeña escala, para consumo propio y también de personas ajenas al narcotráfico, sin antecedentes, con el objetivo de tener una fuente de ingresos extras. En lo que va de año, la provincia ha sido escenario de una veintena de actuaciones. En los últimos meses, de hecho, han detenido a una quincena de personas en distintos puntos de la provincia. Según datos facilitados por la Guardia Civil, hasta mediados de octubre se han incautado 4.100 kilos de marihuana en Andalucía, de los que 568 corresponden a las intervenciones en los municipios de nuestra provincia. No es una cifra de record porque tan sólo en una operación desarrollada el pasado año en Vélez-Rubio se hicieron con 2.200 kilos de cannabis en un invernadero con 150 plantas propiedad de cinco vecinos británicos. Sin embargo, el fenómeno de las plantaciones caseras crece y en años anteriores a la crisis la lucha contra el cultivo de las plantas prohibidas arrojaba unos datos sensiblemente inferiores. En 2007, por ejemplo, los agentes de la Guardia Civil de Almería intervinieron 56 plantas con un peso de aproximadamente unos 100 kilos de maría, siendo casi 85 los que se incautaron este año en una sola operación que se desarrolló a mediados de agosto en una finca de Tabernas.
Asesoradas por tiendas y revistas especializadas, crece el número de personas dispuestas a balancearse sobre el filo hilo que separa la ilegalidad de la legalidad. Las semillas están permitidas, pero las plantas no. Es más, a las personas que se les incautan se les viene juzgado por un delito contra la salud pública. Se ha llegado a dar un caso en el que un vecino de Huércal de Almería denunció el robo de una de las plantas que cultivaba en casa y tras comprobar la sustracción fue detenido por los agentes a finales de junio. La cifra de operaciones policiales crece en los meses de otoño, en plena época de recolección, y también la actividad de vigilancia. Las plantas de cannabis presentan ahora su aspecto más frondoso y en función del tipo de variedad -la más común es la denominada sativa- pueden superar el metro y medio de altura. Ese es un factor que las hace muy visibles a las patrullas y en un buen número de las actuaciones que se han desarrollado durante los últimos meses la localización ha venido precedida de una simple inspección ocular. Ocurrió hace solo unos días en Rioja cuando le fueron intervenidas cinco plantas a un vecino que las cultivaba en el porche, el balcón y el interior de su vivienda.
La marihuana no está en el ámbito de actuación de las grandes redes del narcotráfico. Los beneficios que se obtienen con su distribución son inferiores a los que generan otras sustancias como la cocaína. Su precio en el mercado es similar al del hachís, pero la demanda del consumidor es muy inferior. Las personas que deciden introducirse en el cultivo doméstico pueden ser autosuficientes y no dependen de los productores del norte de África como ocurre con las organizaciones que trabajan con el hachís y tienen sus proveedores en Marruecos. Además, el tráfico de marihuana está castigado con penas inferiores. Cultivar es fácil y barato. El precio del gramo en le mercado está en torno a 8 euros, de manera que por cada planta que produzca 100 gramos de cogollos se pueden conseguir hasta 1.600 euros con su venta. Si la plantación es exterior se tendrá una cosecha al año, pero si es interior producirá cada dos meses multiplicando los beneficios.
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