"El toreo tiene que tener emoción"
Una vez retirado, Ortega Cano confiesa que ya echa de menos los ruedos, aunque "siempre me sentiré torero". El diestro, de sangre almeriense, asegura que "el miedo es libre y el valor es la superación del miedo"
José Ortega Cano, que recientemente ha visitado Almería gracias a una cita de "El Toro en las Artes" que organiza el ayuntamiento de Roquetas de Mar, es una figura del toreo y algo, bastante, más. Tomó la alternativa hace 36 años. Tiene en su haber, por destacar, cuatro puertas grandes de la plaza de Las Ventas de Madrid, su cuerpo está señalado por 26 cornadas internacionales (dos de ellas casi mortales), ha indultado casi 30 toros y su matrimonio con Rocío Jurado "la más grande" le supuso una popularidad enorme convirtiéndose en uno de los toreros más mediáticos. Tiene ganadería de bravo, "Yerbabuena" su hierro. Últimamente ha dado un par de sustos ya que su corazón le dio un aviso y un golpe en la cabeza por cogida en un tentadero le ocasionaron dos coágulos cerebrales que le tuvieron un tiempo en la UVI.
Maestro, lo primero, ¿Cómo está?
Según los médicos estoy bien. Me he hecho a raíz de lo que has comentado un chequeo en profundidad y los doctores me han dicho que estoy como un niño, y claro, les he tenido que preguntar, ¿cómo un niño de qué edad? (risas). Tengo el ánimo alto y "pa´alante" como los toreros aunque ya no toreo. Bueno, alguna becerra en el campo aunque tengo a mis hijos en contra, pero siempre seré torero y me sentiré como torero.
Ya retirado definitivamente, aunque nunca se ha cortado la coleta en una plaza, ¿echa de menos la vida de torero en activo?
Pues sí la echo de menos aunque por otra parte soy creyente practicante y por lo tanto doy gracias a Dios por estar aquí después de tanto. He tenido muchos amigos, figuras del toreo y otros que no han llegado, que la mayoría no están o los que siguen en vida están mal. Por ejemplo, a mi amigo Julio Robles lo tengo siempre en mi memoria. Por todo esto vivo la vida con más tranquilidad y sosiego.
¿Los recuerdos le provocan felicidad?
Sí, indudablemente he pasado momentos muy bonitos en mi vida. Quizá tenga más en mi memoria cuando yo empezaba que iba de aficionado con un compañero en una vespa a Salamanca, con un frío que hacía tremendo, a Colmenar Viejo… a todas las zonas dónde había ganadería y posibilidad de torear por la noche, porque yo soy de los toreros que "hacía la luna". Afortunadamente hoy existen las escuelas, tienen otros medios y no van en vespa.
Hágame un repaso a la memoria del tiempo vivido como torero.
Yo he tenido la suerte de conocer a tres décadas de toreros. Hace 41 años, en 1970, toreé por primera vez una novillada sin picadores en la plaza de Las Arenas de Barcelona. Conocer a Domingo Ortega, a Marcial Lalanda, a Antonio Ordóñez, a Paco Camino, a El Viti… a muchos toreros que sin lugar a duda con ellos se aprende mucho. Y toreado con muchos a lo largo de mi vida.
Recordemos: Usted nació un 27 de diciembre de 1953 en Cartagena. Tiene 57 años. Es Capricornio. La familia emigra de la tierra natal por problemas económicos y al llegar a Chinchilla hay que decidir si dirección Barcelona o Madrid. ¿Qué ocurrió?
Mi padre tenía una tienda buena de ultramarinos en Cartagena en la barriada de San Antón que es donde yo nací. Con la crisis de entonces a la gente que se le fiaba dejo de pagar. Se tuvo que emigrar y en Chinchilla a las dos de la mañana mi madre, que tenía mucho temperamento y ha sido un punto muy grande en mi vida, pregunta a mi padre ¿Paco, hacia donde vamos? Y cogió un puñado de arena, lo lanzó al aire y dijo "donde nos lleve el viento". Y ese destino fue hacia Madrid.
Don Francisco y Dñª Juana, sus padres, crean una familia aunque modesta sí luchadora. Al principio vivieron en una pensión cerca de la Plaza Mayor, posteriormente en Vallecas en una habitación compartida los seis de familia y más adelante en San Sebastián de los Reyes.
He de recordar, ya que estamos en Almería, que mi madre era de Vera. Por tanto, tengo sangre almeriense. Señalas mis comienzos, pero es que entonces no había otra cosa. Llegamos a Madrid con cuatro cosas en una maleta y ninguno teníamos estudios superiores. Vendía churros antes de ir al colegio, pavos y pollos en el Puente de Vallecas, nueces en Plaza Castilla, uvas en fin de año en la Puerta del Sol. Es un tiempo vivido que siempre tengo muy presente. Yo siempre tenía el deseo de estudiar y aprender e hice el bachiller a pesar de las dificultades.
¿En qué momento decide ser torero?
En Vallecas teníamos un perro pastor alemán que embestía muy bien. Y desde ese momento hasta ahora (carcajadas).
¿Quién era Eduardini?
Fue un hombre extraordinario. Un payaso inconmensurable. Por cierto, una de las profesiones que me hubiera gustado ser es payaso de circo. Eduardini me ayudó mucho y el que me dio el paso, a través del mundo del circo ya que conocía a mucha gente del toro, para ir en los espectáculos cómico-taurinos en la parte seria y poder torear.
¿Y Serranillo?
Un personaje de Córdoba. Los dos andábamos muy justos de valor. Era el que llevaba la vespa más de una noche nos íbamos sin dar un pase porque no teníamos entonces madera de toreros.
El 9 de septiembre de 1973, con 19 años, debuta en Vistalegre cortando una oreja a un novillo de Pío Tabernero de Vilvis. Un año más tarde, con 56 novilladas en el esportón, en Zaragoza, toma la alternativa el día de El Pilar de manos de José Mª Manzanares, matando a "Pedillero" de José Luis Osborne ¿Qué recuerdos le trae ese día?
En Zaragoza por amistades y triunfos de novillero había toreado mucho. Yo a esta ciudad le tengo un cariño enorme. Allí me cogió un toro que casi me mata y allí he tenido éxitos hasta el final de mi carrera muy buenos.
Año 75 sin apoderado y pasan diez años en los que los empresarios no quieren saber mucho de su nombre y prácticamente sin apoderado. ¿Cómo se vive esta circunstancia?
Me apoderaba un señor que era el que llevaba el espectáculo "El Platanito". Entonces Camará ofrece apoderarme para ir en un cartel de banderilleros con Paquirri y Paco Alcalde y no me lo pensé. Mi entonces apoderado se lo tomó muy mal y a Camará poco más o menos que lo quería matar. Entonces Camará se fue con Paquirri a América y pasado el invierno me dijo que "ni siendo Manolete resucitado te apoderaría yo a ti". Pasados los años vino a apoderarme siendo figura y le dije que sí y ofreciendo mucho dinero en la firma del notario le dije "quédese con su dinero porque yo no soy Manolete y no me puede apoderar". Aparte la anécdota corridas duras de poco dinero con muchos años de carencias pero no decaía en mi ánimo de continuar. En 1984 en una corrida en Madrid de Pablo Romero me marqué un ultimátum de mi carrera y no pasó nada y no fue nadie a la habitación del hotel, la única vez que me he encontrado solo. Me encerré tres días en la habitación de mi casa y al salir le digo a mi madre que iba a dejar de torear porque yo quería juntar quinientas mil pesetas para montar una frutería y no lo conseguía. Y me dijo: "me das una alegría como madre pero es una pena para la Fiesta que se pierda un torero como tú". Es lo que quería oír y me dio fuerzas para seguir luchando. La siguiente corrida fue en Zarautz una de Albaserrada consiguiendo cortar los dos rabos y en el ambiente se volvió a hablar de mí. Y a partir de aquí hasta el último instante.
Hábleme del toro "Belador" de Victorino Martín, único toro indultado en Las Ventas.
Fue en la Corrida de La Prensa del año 1982, la última que organizaba Vicente Zabala. He sido el único torero que ha indultado en Las Ventas y eso es histórico. Se tardó cerca de dos horas en devolverlo a los corrales y eso enfrió el ambiente y las dos orejas que me iban a dar no me las entregaron. Por eso fue un éxito que no me valió lo suficiente.
¿Qué es el miedo?
El miedo es libre y el valor es la superación del miedo. Los toreros no estamos locos y si no pasas miedo es que estás majara. El valor te lo da la seguridad en ti mismo y el hacer el esfuerzo.
En 1990 decide hacer el Camino de Santiago completo. Fueron 32 días andando.
Lo hice porque me encontraba muy mal. Un sobrino mío que quería ser torero se mató en un accidente de coche. A otras dos primas mías le ocurrió lo mismo quedando una de ellas tetrapléjica y la otra murió. Quería buscar la paz y el Camino me ayudó mucho siendo una experiencia muy bonita y el año siguiente fue de los más importantes de mi vida.
Los siguientes años no baja de las 50 corridas. En 1995 recibe otra cornada casi mortal en Cartagena de Indias. Ese año se casa con Rocío Jurado. En 1996 anuncia retirada. ¿Quizá porque los públicos se vuelven crueles con usted?
Yo creo que la gente estaba contenta de que yo estuviera con Rocío. La gente se casa y lo toreros también. Estoy muy satisfecho de haberla conocido y haber estado junto a ella quince años como una de las cosas más bonitas de mi vida.
A partir de aquí, tras continuas despedidas vuelve a reaparecer en el 2001, 2005 y 2007. Esta última un año después de la muerte de Rocío Jurado acaecida el 1 junio 2006. ¿Qué le hacía volver a pesar de anunciar decididamente sus retiradas?
Por afición y por no querer asumir las bajadas. Aunque ya sin estar en plenas condiciones físicas no se puede retirar. Lo dejaba por estar más tiempo con los míos. Pero me podía la afición. Lo que más me gustaba era torear y siempre me ha hecho mucha ilusión estar en el mundo del toreo.
¿De sus hijos contamos algo?
Son guapísimos los dos. Me quieren mucho. La niña yo creo que va a ser artista porque canta muy bien y tiene arte y un ángel especial. El niño es muy estudiante y ha estado muy pendiente de mi cuando he estado este tiempo malo. Vivimos en el campo y van al colegio a Sevilla. Me hacen muy feliz.
En 1995 se publica el libro "Ortega Cano al natural" de Domingo Beltrán con prólogo de Antonio Gala y epílogo de Paco Rabal. En febrero de 2007 Tico Medina por encargo de Rocío Jurado ("ya es hora que la gente sepa de verdad quién es Ortega Cano como torero, como hombre y como artista" dijo la tonadillera) publica "Ortega Cano. Traje de luces, traje de luces". En junio de 2010 ve la luz el libro del almeriense Ginés Parra "Ortega Cano. La forja de un torero" con prólogo de Inocencio Arias. Y hemos podido leer "La tenacidad e ímpetu de un hombre ante el asedio del destino de tremendos contratiempos siempre superados de dimensión desconocida. Con cuño de figura del toreo ganado a pulso. De toreo hondo, de encanto y naturalidad. De gesto apasionado con valor y pureza en sus formas. Artista. De expresión en la yema de los dedos que prolonga en la suavidad de los engaños con el don de los elegidos. Con temple de corte clásico. Leyenda con fuerza propia que lleva consigo la condición de torero incluso cuando abandona el ruedo".
Maestro ¿Qué es torear?
Torear es dejar que el cuerpo se abandone y que te funcione nada más que el corazón y que lata al mismo compás que va el cuerpo toreando.
¿Puede entenderse el toreo sin emoción?
El toreo tiene que tener emoción y tiene que ser el toro el que ponga esa parte de emoción y que el torero con su torería y con su cabeza y con su despaciosidad temple al toro y lo lleve como si los engaños fueran un espejo donde se está mirando.
¿Qué se siente al emocionar al público?
Hay veces que uno olvida que está el público. No quiero decir que sea siempre, pero hay veces que siente una alegría y un gozo tan grande que solo sientes que estás tú y el toro.
¿Es romántico sentir el peligro de la muerte?
Nunca se da ese trance pero el peligro está ahí. Ha estado ahí.
Torero, muchas gracias y suerte.
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