El tramo fantasma que acaba una obra gafada
Hace tan sólo tres años nadie se atrevía a dar una fecha de finalización Entre 2009 y 2014 se produce un parón de inauguraciones que dura casi un lustro
Aunque la Autovía del Mediterráneo a su paso por Granada está proyectada desde hace 25 años, las licitaciones no llegaron hasta finales de 2005 y las adjudicaciones en el año 2006. A partir de entonces, el periodo máximo previsto para su finalización era de algo más de tres años, por lo que debería haber estado concluida, a lo sumo, en 2010. Sin embargo, ha tardado un lustro más.
Pese a que ya se habían inaugurado los tres tramos de Castell de Ferro-Polopos (2005), Guadalfeo-La Gorgoracha (2008) y La Herradura-Taramay (2009), en 2012 nadie se atrevía a dar una fecha de su terminación, después de varias promesas de que estaría en 2008, 2009, 2010 o incluso 2011, como aseguró el entonces ministro José Blanco en Motril, que dieron paso a una nueva etapa de silencio. Desde la primera piedra hasta la inauguración del primer tramo transcurrieron tres años, desde el primero al segundo tuvieron que pasar otros tres y desde el tercero al cuarto uno. Desde el principio hasta el final, la historia se resume en un cúmulo de circunstancias en las que se combina la dificultad orográfica y, sobre todo, la falta de dinero encima de la mesa, en una etapa en la que incomprensiblemente había bonanza económica. Algunos, incluso hablaban de una autovía gafada, viaductos que se caían dejando seis víctimas mortales, otros que se deslizaban hasta en su inauguración, problemas medioambientales, colonias de cabras que 'bloqueaban' proyectos, abandonos por falta de pago, túneles tapiados, grandes modificados, derrumbes en túneles, despidos o un tramo fantasma, como este de Carchuna-Castell, abandonado durante años.
Precisamente, desde 2009, se produjo un intenso parón de cinco años, para después tomar velocidad de crucero e inaugurar en apenas dos años seis tramos de nueve, aunque es cierto que el del Guadalfeo estaba acabado desde hacía tiempo y los otros ya se habían empezado a ejecutar, en mayor o menor medida.
Después de este silencio, en marzo de 2014 se abrió el tramo Puntalón-Carchuna. De esta forma la imagen de los atascos en la travesía de Torrenueva pasó a la historia y el verano de 2014 fue el primero en el que los turistas no se llevaron la negativa imagen de temporadas anteriores. Éste fue uno de los que antes podían haber estado, sin embargo, protagonizó una de las fotos más impactantes de la historia de la Autovía del Mediterráneo: El famoso tapiado de los túneles.
Echando la vista atrás, el 2 de septiembre de 2010, los trabajadores de la adjudicataria Acciona Infraestructuras acopiaron el material, tapiaron los túneles de Puntalón, y retiraron la maquinaria pesada de la obra. Con ello, se perdían 150 puestos de trabajo directos. El 17 de enero de 2011, se reanudó la obra. En un comunicado, Fomento atribuyó la situación a "las inestabilidades de los terrenos y las complicadas características geotécnicas de la zona", aunque en su día la empresa enfocó el problema en la pretensión del Gobierno de aplazar el pago de los trabajos más allá de 2012, fecha en que estaba prevista la terminación de la vía. Finalmente, las partes "determinaron las soluciones que aseguran la conclusión de esta vía a su paso por Granada y que permitirán cerrar este importante itinerario", según garantizó Fomento.
La apertura en junio de 2014 de Taramay-Lobres se celebró por algunos como casi la totalidad de la autovía, puesto que permitió unir las tres ciudades más populosas de la Costa Tropical: Motril, Salobreña y Almuñécar. En el mismo 'pack' se puso en valor por fin una obra que llevaba mucho tiempo terminada: Lobres-Guadalfeo. Con la apertura de la A-44, que permitía un viaje cómodo hasta Salobreña o Playa Granada, en Motril, muchos desistían de irse a las playas sexitanas, conscientes de que podían estar horas atrapados en los atascos. Además, supuso la conexión con Málaga y su aeropuerto, algo muy importante para el sector turístico, ya que es en Almuñécar donde se concentra la mayor oferta hotelera de la comarca.
Tampoco este tramo se libró del mal fario, puesto que estaba prevista su apertura el verano anterior. Granada Hoy avanzó el 22 de diciembre de 2012 que no sería posible. Los derrumbamientos en el túnel de La Minilla pusieron en jaque el cumplimiento de los plazos previstos. Cuando se venció a esta 'bestia', los expertos sabían que ya estaba media guerra ganada. Incluso Fomento invitó a los medios de comunicación al calado de los túneles. Poco después ocurrió otra anécdota en este mismo tramo: Unos ferrallistas, a los que no pagaba la subcontrata de la subcontrata se declaraban en huelga. 24 horas duró su aventura. Se les abonó lo que se les debía y las obras pudieron continuar.
El Polopos-Albuñol se llevó el mayor montante de presupuesto: Nada menos que la friolera de 270 millones de euros y 4 modificados. Se terminó en diciembre de 2014. La imagen de los pilares de un viaducto que nunca se terminaba era desoladora para los vecinos de esta zona, a los que también les afectaban los despidos que se producían en la obra y que dejaban bajo mínimos los trabajos en este lugar.
En marzo de 2015 se puso en servicio el tramo de La Gorgoracha-Puntalón, que permite la 'Y' invertida, por la que los conductores que querían desplazarse hasta Motril no tienen por qué pasar por la populosa N-340. El mismo día se abrió el acceso este al Puerto de Motril, lo que supuso conectarlo por fin por una vía rápida, ya que era el último en esta situación desfavorable de toda España.
Este trozo de la A-7 también tuvo su propio capítulo negro, pues el 17 de mayo de 2010 el Ministerio de Fomento rescindió el contrato con Corsán-Corviam, debido a un modificado superior a un 80%. Estuvo parado 830 días después de aquella fecha, hasta que volvieron las máquinas, según adelantó este periódico, que también ya avisó en diciembre de 2009 de que ya no había nadie trabajando en el tramo. El secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, en febrero de 2010 reconoció que la obra estaría parada más de un año, porque era necesario volver a licitar el tramo. Su reactivación oficial el 21 de septiembre de 2012 supuso, según el PP, el símbolo de la nueva manera de hacer las cosas y de que la terminación de la autovía esta vez sí iba en serio. Los pesos pesados del Partido Popular de Granada y Almería, capitaneados por Carmen Crespo, entonces delegada del Gobierno en Andalucía, se fotografiaron junto a las máquinas en una imagen que sabían que haría historia. Ya entonces se dijo que se abriría para esta legislatura, algo que se ha cumplido. Por último, se abrió ayer el Carchuna-Castell de Ferro, el tramo fantasma, que desde Grupo Joly se denunció que se había quedado parado, sin que hubiera habido ninguna explicación oficial por parte de la administración, a diferencia de los demás en los que tarde o temprano llegaron a admitir que había problemas. También se produjeron problemas medioambientales (por tratarse de un LIC) con los que se topó dicho trazado, como la presencia de una colonia de cabras montesas.
De hecho, hoy día, en la nueva autovía, hay una indicación de que hay que tener cuidado con estos animales y los ingenieros comentaron ayer que "hay montones de ellas en esta zona". Los agricultores de estos parajes, además, se quejaban de que se les habían expropiado sus tierras hacía mucho tiempo y que, a pesar de llevar años sin cobrar, no se acometían obras en sus fincas, lo que era un cuadro desesperante para ellos. Ayer, de forma paradójica, el tramo fantasma puso fin al 'gafe' de la Autovía del Mediterráneo a su paso por Granada.
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