Almería

El vandalismo pasa facturaLa ciudad pierde cada dos días un contenedor abrasado por el fuego

  • Los actos vandálicos devoran más de 400.000 euros del erario en este último año

  • Los mayores daños son a consecuencia de la quema de la basura

  • Pescadería, centro, casco viejo y Puche, los puntos más conflictivos

Ataques contra el mobiliario urbano lo sufren todas las ciudades. Almería no es una excepción y las cifras generales que, por primera vez ha recabado el Ayuntamiento, denotan la virulencia con la que actúan los vándalos. Tan solo un dato, el coste económico sobre las arcas públicas, invita a echarse las manos a la cabeza. Nada menos que más de 400.000 euros han sido devorados por las llamas de los vándalos o han acabado en manos de amantes de lo ajeno.

El concejal de Servicios Ciudadanos, Juan José Alonso, relató ayer en rueda de prensa las consecuencias del vandalismo contra el que, como quiso incidir el edil del PP, "hay una mayor concienciación ciudadana", pero está lejos de desaparecer. Los elementos de la ciudad que más lo están sufriendo corresponden al servicio municipal de recogida de la basura. A lo largo de 2016, 171 contenedores han sido literalmente abrasados, con consecuencias colaterales en muchas ocasiones, ya que resultan afectados vehículos aparcados, fachadas aledañas, árboles, etc. La cantidad alarma aún más cuando es distribuida de forma anual, de tal manera que "cada dos días, hay un contenedor quemado".

El coste de este tipo de actos ha supuesto el pasado año 175.000 euros, dejando un rastro calcinado en toda la ciudad, pero especialmente en barrios que el concejal, "sin querer señalar", calificó de especialmente "conflictivos". Son Pescadería, zona centro, casco antiguo y El Puche, núcleos que en su conjunto agregan el 58% de los contenedores que ardieron.

Las medidas al objeto de rebajar estas cifras están en marcha. Hace escasamente un mes, la empresa concesionaria de la recogida de la basura rescató del recuerdo los contenedores de hierro. Treinta unidades se encuentran distribuidas por Pescadería. No tienen las mismas comodidades -y mucho menos estética- que los nuevos modelos, y encima son más caros, si bien presentan la ventaja de ser ignífugos.

Se encuentran en fase de experimentación, en una prueba piloto que, por el momento, está dando resultados. Según Alonso, a día de ayer, Pescadería no ha protagonizado nuevos episodios de quema de contenedores. El Consistorio parece tenerlo claro a tenor de las declaraciones realizadas por el responsable de Servicios Municipales, quien advirtió que, de continuar registrando las mismas cifras, habrá contenedores de metal en otros puntos de la ciudad.

Podría ser la solución, pero siempre hay un pero. No son de carga lateral, por lo que el edil apela a la colaboración ciudadana a la hora de denunciar a la Policía Local cualquier tipo de acto vandálico, así como a las campañas pedagógicas que el Ayuntamiento empieza a lanzar en centros de enseñanza, especialmente dirigidas a los jóvenes.

"Con 400.000 euros podíamos haber dado más ayudas a familias con menores sin recursos, podíamos haber mejorado la accesibilidad de las playas para las personas con movilidad reducida o mejorar parques infantiles", subrayó el concejal, quien desgranó otros costes derivados de otras actos vandálicos. El segundo escalafón, lo ocupan los daños provocados en farolas, sistemas de riego de las zonas verdes o en las coloridas plantas de temporada, con un saldo negativo de 117.0000 euros.

Los destrozos en el mobiliario urbano como papeleras, pipicanes o hasta barandillas suman 45.000, mientras que la reparación de arquetas pone otro granito de 38.500 euros, mientras que otra modalidad, la de la sustracción, roba a las arcas 13.500 euros en las tapas registro, el abastecimiento de agua o en materiales diversos.

El total de las cuentas del concejal superan esos citados 400.000 euros, que le hacen definir a Alonso el vandalismo como una "lacra" ante la cual tiene un mensaje claro: "Los bienes públicos son de todos y todos debemos cuidarlos".

Independientemente de este discurso, el Ayuntamiento se arma de soluciones como nuevos tratamientos para quitar pintadas, el sellado de las arquetas para evitar su robo y próximamente -calcula el responsable municipal que en marzo- la ordenanza de la limpieza y civismo que penaliza con sanciones económicas considerables el vandalismo callejero.

La ordenanza fue aprobada de forma inicial en Pleno y permanece en periodo de exposición pública, habiendo ya registradas -quedan aún dos semanas de plazo- más de 150 alegaciones disconformes con un articulado que también multa otro tipo de hábitos como regar las plantas en terrazas de edificios a horas de tránsito peatonal por las vías públicas o el dar de comer en la calle a animales. "Esperamos lograr el máximo consenso", concluyó el edil.

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