Entre verduras y el edén

Manuel ha hecho de su oficio su diversión una vez le ha llegado su tiempo de jubilación

Entre verduras y el edén
Entre verduras y el edén
Rafael Espino

20 de abril 2014 - 01:00

El pasado, el presente y, seguramente, el futuro de la provincia de Almería está marcado por la agricultura. De ahí que gran parte de las historias de la tierra radiquen de su trabajo. Una de ellas es la de Manuel Ramirez, que no es que haya dedicado su vida a trabajar el campo, pero lo hizo al inicio, y lo hace en la actualidad. Manuel nació en la capital como parte de uno de los vecinos de La Chanca. Pasó sus primeros días entre los tomates y pimientos que su padre, agricultor de profesión, cultivaba para venderlos, pero también como forma de subsistencia.

Eso le hizo a Manuel apegarse a esta forma de ganarse de la vida. Ayudó a su familia durante su infancia y su adolescencia, después tuvo que cumplir con el servicio militar y, en el continente africano, como muchos de los españoles de su época. Pero, al terminarlo, sintió que debía labrarse un presente, y, también, un futuro, así que decidió abandonar Almería, convirtiéndose en uno de esos almeriense que emigraron a Barcelona para encontrar un futuro mejor. "Nos íbamos en busca de algo parecido al Edén, y lo hacíamos con cuatro duros, y además literalmente. Recuerdo que tenía una maleta de esas de madera, que además se me rompió justo antes de hacer el viaje y la tuve que remendar con una cuerda. Así que imagínate con lo que hemos íbamos, prácticamente con lo puesto, pero con mucha ilusión".

Dejar Almería no era fácil, pero, para él, era lo correcto: "Almería era prácticamente un pueblo, yo no puedo decir que no viviera a gusto, tenía a mi familia y no pasábamos hambre, pero cualquiera que quisiera progresar un poco, por entonces se pensaba que había que salir de aquí y eran muchos los que se fueron. Así que nada, allí comencé a trabajar en una empresa de manufactura dedicada al envasado".

Fueron momentos felices en la vida de Manuel, sobre todo, por una cosa: "Allí conocí a la mujer que todavía me acompaña, y no, no es catalana, pues lo ciero es que con tanto andaluz suelto por Barcelona, lo más fácil era conocer a una vecina tuya que a una catalana. Encarna, de Córdoba, es actualmente mi mujer y con la que he tenido dos hijos".

Pero claro, cuando llevas cinco años trabajando en lo mismo, igual, si no es lo tuyo, se te hace algo cansado, así que sin miedo, Manuel montó su propio negocio, una tienda de venta de frutas y verduras. "Trabajaba con mi mujer y eso era lo mejor del negocio. Lo cierto es que nos fue bien. Lo teníamos en una zona céntrica, cerca de la playa de Cataluña, y nos dio para ir tirando y criar a nuestros hijos".

Pero la vida de Manuel no solo ha sido trabajo y vivir en familia, también ha tenido sus momentos para el ocio. "Cuando vine a Barcelona, un amigo de la fábrica en la que trabajábamos me invitó a ver al Barça y desde entonces me aficioné y usualmente me compraba una entrada, incluso yo solo, para ir al campo y ver los partidos. Desde entonces estoy enganchado al fútbol y me apetece ver todo lo que echan por televisión".

Pero Manuel ha hecho del trabajo de toda su vida su diversión una vez ha alcanzado la etapa de la jubilación, el seguir unido al mundo de la agricultura. Una vez en Almería, pues ha vuelto de su larga época en Cataluña, ha decidido montar su propio huerto. Tiene plantados tomates, pimientos, patatas... "Es en lo que hecho todas las mañanas. Preparo el terreno, riego y, bueno, intento que cuando haya que recorrer el fruto esté lo más decentemente posible. Esto me ayuda a estar distraido y a tener una preocupación diaria. Y, así, de paso tengo algo que ofrecer de cosecha propia a los hijos, familia y amigos", explica este almeriense.

Eso por las mañanas, pues por la tarde, Manuel encuentra otras tantas cosas que hacer. "Mi nieto me está enseñando a utilizar esto de las nuevas tecnologías. Me está enseñando eso de conectarse a Internet para poder leer la prensa e incluso quiere hacer un Facebook, es muy gracioso, pero eso son cosas para los jóvenes, además, yo no tengo a ningún amigo en esas cosas, por lo que creo que no tendría ningún sentido meterme para hablar yo solo, tampoco entiendo mucho de lo que va".

La historia de Manuel es la de muchos almerienses que un día tuvieron que emigrar y, que, en su camino, fueron forjando momentos, recuerdos, familia y ocupaciones que siguen desarrollando aunque pasen los años.

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