Almería

Diez días en la aventura de la ‘ruta Quetzal’

  • Lorena Sánchez Carvajal ha sido la única almeriense en poder viajar con la expedición

Lorena Sánchez Carvajal en una de las aventuras

Lorena Sánchez Carvajal en una de las aventuras / D.A.

Lorena Sánchez Carvajal ha sentido muchas veces que sus largas horas de estudio “no servían para nada”. Sus amigos pasaban menos horas encerrados en su habitación y conseguían un aprobado fácil. Ya ha dejado de pensarlo. Solo con notas excelentes se puede vivir una aventura tan intensa como la que ha disfrutado durante diez días.

El aventurero y mítico presentador de televisión Miguel de la Quadra-Salcedo dedicó buena parte de su vida a una aventura única. La ‘ruta Quetzal’ pretende conocer los cimientos de Iberoamérica lejos de los libros de texto, con intrépidos viajes. Centenares de personas han participado en las expediciones. En 2022, la aventura ha vuelto, aunque por territorio peninsular.

Lorena con sus amigas a la entrada de Padrón Lorena con sus amigas a la entrada de Padrón

Lorena con sus amigas a la entrada de Padrón / D.A.

Lorena, de 16 años, llegó a esta oportunidad por un golpe de suerte. “Hace ocho meses estaba buscando becas y mi madre se enteró de esta”, explica, recién llegada de la aventura.

En pleno año santo Jacobeo, lo lógico era llegar a Santiago. “Hemos hecho el camino portugués”, asegura. De Almería, la única representante. “Me ha ayudado a socializar, yo siempre he sido muy introvertida”, afirma, preguntada sobre la experiencia más beneficiosa del viaje. Sánchez ha podido convivir con 156 personas, procedentes de diversos puntos del país. “Había gente maravillosa, las amistades son para toda la vida”, recuerda sobre las personas con las que ha compartido la expedición.En años anteriores las expediciones duraban mes y medio durante el verano. Tras la muerte de su fundador, la aventura se detuvo. Ahora vuelve, recuperando la esencia de la historia de España con un viaje que ha durado diez días, del 16 al 26 de julio.

Lorena con sus amigas en una experiencia única Lorena con sus amigas en una experiencia única

Lorena con sus amigas en una experiencia única / D.A.

A Lorena la experiencia le ha gustado. “Me gustaría repetir, pero creo que solo puede la gente de 16 años”, explica, con un poso de pena por no poder revivir los días tan mágicos.  Las nuevas generaciones son ahora las encargadas de mantener la tradición viva. “A mi hermana pequeña le recomendaría que se ponga las pilas para que lo pueda disfrutar”, asegura. La menor empieza el instituto.

La rutina era similar en cada día de aventura. El despertador sonaba temprano, a las siete y media de la mañana, la misma hora que para ir al instituto. Era el momento de recoger el saco de dormir o la tienda, dependiendo de las comodidades que hubieran tenido durante la noche. El desayuno, a las ocho de la mañana, era fuerte, para coger energía para una jornada con grandes actividades.

A las dos, la comida. Después, una intensa tarde con más aventuras, que acababan cuando el sol comenzaba a despedirse del día.  Lo último era llegar al siguiente punto de la geografía nacional, darse una ducha, cenar y dormir.

Foto de familia de la expedición Foto de familia de la expedición

Foto de familia de la expedición / D.A.

Y así día tras día, aprendiendo lecciones que raramente se encuentran en los libros de texto. A ellos volverá Lorena en unas semanas. Comienza el bachillerato con la vocación clara. “Quiero estudiar Medicina”, asegura.

El viaje lo toma como un premio al esfuerzo, a las largas horas de estudio encerrada en su habitación. En mayo fue seleccionada, justo cuando el curso comenzaba a tener cerca el final. Cuando salió de su última clase en junio, los nervios y la incertidumbre previos al viaje se hacían presentes. Cuando vuelva, podrá contar a sus amigos que se ha hecho una foto con los reyes de España. “Fue en Santiago, ellos salían de la misa y pudimos echarnos la foto con ellos. Nos preguntaron por el viaje. Fueron muy majos”, recuerda con gran ilusión. La capital gallega ha sido su paisaje favorito de una aventura que se transformó en sueño.

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