Almería

El viento de la tradición en Alcudia

  • El pasado sábado tuvo lugar la fiesta de la Siega y la Trilla, que reunió en torno a la actividad a quinientos vecinos y visitantes · Muchos niños participaron, acompañados por sus padres y abuelos

Aire. Que sopla, que viene y va, que hace navegar los barcos y volar las cometas. Materia prima del hombre desde que es tal. Con el que ha experimentado, se ha peleado y reconciliado. Una herramienta que ha sido clave en el desarrollo de la agricultura. Por la que no pasa el tiempo. Las sabias manos de los mayores, las miradas inquietas de los pequeños y el buen hacer de los jóvenes han dado vida una vez más a la Fiesta de la Siega y la Trilla, en Alcudia de Monteagud.

El alcalde, Pedro Cáceres, fue uno de los que, a las 10:30 en punto de la mañana, esperaban el inicio de esta ceremonia, que se cumple a rajatabla desde que los más ancianos recuerdan. Punto primero. Suelta de hoces de cebada que habían sido trasladados desde el campo, amarrados con cuerdas. Eso para los más madrugadores. Que siempre tienen ganas de contar más, de contar sus historias a las generaciones que les siguen. Llegan a la Era, una de las más grandes de Andalucía. "Antiguamente, recuerda el regidor, había más sitios donde se esparcía". Pero la tecnología, el humo y el avance de los tiempos han dejado reducido el espacio. Es igual, a ellos les basta.

La llamada se hizo notar. Tirando "a lo bajo", aseguró Cáceres que había entre quinientas o seiscientas personas.

Una vez realizado el primer paso, con la misma celeridad que en los años anteriores, se procedió a trillar el trigo. Dos pares de yeguas blancas y dos marrones hacían su entrada. Llamadas de atención, niños boquiabiertos al contemplar la magnificencia de este animal y padres que explican cada uno de los pasos a realizar para conseguir el resultado óptimo, tal y como lo recuerdan de sus abuelos.

"Ellas tienen clara su misión, la de entrar en donde se encuentra la cebada para dar vueltas, entrando con el trillo para machacar la mies, haciendo grano", resaltó el alcalde. En es el momento es cuando los expertos, o quien esté ya informado del procedimiento, lanzan el montón al aire, y con el viento se lleva la paja, dentro de la Era. Ahí se queda el montón que contiene el grano limpio. Es un método natural, el que se llevaba a cabo cuando no existían las máquinas, los elementos actuales. "Con esto, no hay duda, queremos recuperar la historia que en un primer momento pensábamos que estaba perdida". No obstante, esta recuperación de tradiciones de cara a los más pequeños también cuenta con un fuerte componente turístico, el de dar a conocer tanto a los vecinos de las localidades anexas como al resto de la provincia y la capital, la importancia de esta fiesta. "En parte, podemos decir que esta celebración es homenaje a los padres y abuelos, para que sean los hijos y nietos los que recojan el testigo de todo este trabajo", apuntó Cáceres.

Ahora sólo queda esperar al año que viene, para volver a revivir las emociones intensas que despierta una de las fiestas tradicionales de más peso en esta localidad, siendo considerada casi imprescindible los días previos a la entrada del verano.

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