Del wifi a la bici
Uno de cada tres niños juega solo durante el curso escolar El uso de las nuevas tecnologías fomenta el sedentarismo en los más pequeños El 54% de padres piensa que su hijo no hace un uso educativo de la red
Es hora de divertirse en las calles. Durante el verano es momento de irse al pueblo a casa de los abuelos y de dejar las pantallas de ordenadores, tabletas, videoconsolas y móviles a un lado. Aquí no hay wifi. Si uno de los motivos de que los niños cada vez jueguen menos en las calles de las ciudades es la falta de zonas seguras libres de tráfico, las calles y plazas de pueblos son el espacio perfecto para uso y disfrute de los más pequeños. Todo tipo de aparatos electrónicos dejan paso a bicicletas, pelotas, raquetas de tenis, cuerdas para jugar a la comba o carreras para esconderse por cualquier rincón.
Están en el pueblo y el único peligro es caerse y hacerse una pequeña herida en la rodilla. Cine de verano, cursos de natación, ferias y fiestas con muchas actividades infantiles, en estas fechas los niños no tienen tiempo de aburrirse. Es una forma de que los juegos tradicionales no se pierdan. Las carreras de sacos, las cucañas, piñatas, carreras de bicicletas, yincanas, son juegos que fomentan la actividad de los más pequeños que nada tienen que ver con el sedentarismo que fomentan las nuevas tecnologías. El uso prolongado y excesivo de aparatos electrónicos hace que los niños dejen de hacer otras actividades beneficiosas para su desarrollo personal. Las pantallas reducen la interacción con la familia y con otras personas tanto de su edad como mayores que pueden aportarle conocimiento y entretenimiento de una forma divertida.
Uno de cada tres niños juega solo según el estudio Juego y Familia, realizado en 2012 por Petra María Pérez y María del Carmen Bellver, del Instituto de Creatividad en Innovaciones Educativas de la Universidad de Valencia. La muestra estuvo compuesta por 1.000 familias con hijos de entre 3 y 14 años. El 43% de los niños españoles juega menos de cuatro horas durante un fin de semana completo y el 27% solo lo hace una hora durante los días de clase. Si bien este estudio hace referencia al periodo escolar, resulta llamativo el alto porcentaje de niños que juega solo, es decir, que interactúa con una pantalla y no con personas de su misma edad o con sus padres y familiares.
Los niños ya no juegan tanto con sus vecinos y compañeros de clase debido a los cambios que se han producido en la sociedad, como señalan estas autoras, entre los que destacan el avance de la cultura urbana, la reducción de los espacios seguros y la propia decisión de los padres de darle prioridad a actividades extraescolares en detrimento de tiempo para el ocio y el juego. Hace quince años era muy común ver a más niños en las calles menos transitadas de las ciudades jugando a la pelota, al elástico o a la comba.
Los videojuegos fomentan el sedentarismo, ya que suelen pasar muchas horas sentados intentando superar los niveles de un mismo juego. Aunque ya hay consolas como la Wii con las que se realizan movimientos y que simulan deportes, pero nunca se podrá equiparar a su práctica en la vida real. Además, puede conllevar problemas visuales, debido al tiempo que se pasa mirando a un punto cercano y la falta de alternancia entre la vista de cerca y de lejos, lo que hace que se fuerce y se acabe cansando. Las pantallas también aportan muchas cosas buenas, como aprendizaje de las distintas materias, incluidos los idiomas, siempre y cuando no se abuse de su uso.
Es necesario que los niños interactúen con otras personas para aprender a través de experiencias personales y para ello puede hacerlo mediante juegos populares, en los que la actuación en equipo, la competitividad o el compañerismo, son valores que les ayudan a madurar y a formarse como personas.
Las pantallas se han convertido en un entretenimiento silencioso que hace que los niños se estén quietos pero si siempre es así y no se alterna con actividades al aire libre y en compañía acaban produciendo malos efectos. Los niños almerienses pasan entre semana una media de 6 horas al día frente a las al menos cinco pantallas que hay en la mayoría de los hogares entre televisores, consolas y ordenadores. Ese es uno de los resultados del proyecto Educación para la salud transcultural en los jóvenes, inmigrantes y autóctonos de Almería, dirigido por Encarna Soriano, profesora de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Universidad de Almería.
Este proyecto presentado este año aborda muchos aspectos relacionados con el bienestar en los adolescentes de entre 10 y 18 años, teniendo en cuenta la incidencia que tiene la cultura de origen de cada nacionalidad. La pregunta planteada a los escolares fue el tiempo que dedican a la televisión, los videojuegos y el ordenador como entretenimiento. La media supera las cinco horas diarias, una cifra que crece de manera considerable los fines de semana. Con estos datos resulta positivo el éxodo que se produce en verano de los niños a los pueblos, donde las casas de los abuelos no suelen tener conexión a Internet y donde salir a la calle con los vecinos y amigos, que ven de vacaciones en vacaciones, se convierte en la rutina.
Las jornadas laborales tampoco ayudan. Al 63% de los niños les gustaría pasar más tiempo con sus padres, según el Estudio Trina de la Diversión en Familia elaborado por el Instituto Elogia con el asesoramiento de la plataforma Gestionando Hijos y el psicólogo Javier Urra. Para los pequeños los planes más divertidos son ir al parque de atracciones (89%), ver películas en casa (88%), ir a la piscina (87%) o salir a merendar por ahí (86%). Al 85% de los niños y al 50% de las familias les encanta ir a fiestas populares o verbenas, momentos estrella que se viven en los pueblos. En cuanto a la penetración de las nuevas tecnologías en los hogares almerienses, el 71,8% dispone de un ordenador en su domicilio habitual, siendo más corriente entre la población con estudios secundarios y universitarios y con edades comprendidas entre los 18 y 49 años. Así lo indica el estudio Usos, hábitos y demandas culturales de la población de Almería realizado por María Luisa Giménez y Gema María Marín, de la Universidad de Almería.
Según este estudio, el 71,5% de la población almeriense disfruta de conexión a Internet en su hogar. El 76,3% de los ciudadanos afirmaba usar Internet para diferentes fines, cifra que se elevaba al 98% al considerar solo la población con una edad comprendida entre los 16 y los 34 años. Los jóvenes están expuestos a más peligros por la red de los que los padres imaginan. Existen plataformas como la Fundación Alia2 que realiza cursos para que los mayores aprendan a navegar de forma segura y enseñen a sus hijos. Y que también actúa en casos de acoso escolar a través de la red o ciberbulling. Otra cuestión es la instalación de filtros de contenidos cuya opción tienen los ordenadores o que instituciones como la Junta de Andalucía ofrecen de forma gratuita. No se pretende limitar su libertad, sino protegerlos.
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CONTENIDO OFRECIDO POR DIPUTACIÓN DE ALMERÍA