Tribunales

El rapero yihadista detenido en Almería asegura que odia al Dáesh

  • Fue detenido en abril de 2020 al llegar en patera a Almería desde Argelia junto a otras dos personas con las que se sienta en el banquillo por supuestamente integrar una célula yihadista

El rapero yihadista durante el juicio en la Audiencia Nacional.

El rapero yihadista durante el juicio en la Audiencia Nacional. / D.A. (Almería)

Abdelmajed Abdel Bary, alias L. Jinny, un rapero británico de origen egipcio al que se juzga desde este miércoles en la Audiencia Nacional, ha negado haber sido combatiente de Estado Islámico con un tajante: "odio a Dáesh", y ha asegurado que viajó a Siria en agosto de 2013 por razones humanitarias.

Fue detenido en abril de 2020 al llegar en patera a Almería desde Argelia junto a otras dos personas con las que se sienta en el banquillo por supuestamente integrar una célula yihadista dedicada a estafas bancarias en Internet para "financiar sus actividades terroristas". La Fiscalía considera que Abdel Bary lideraba este grupo y pide para él 9 años de cárcel.

En su interrogatorio, en el que solo ha querido responder a los abogados a la defensa intercalando el inglés y el español, ha negado cualquier vinculación con Dáesh, organización con la que ha dicho estar "en contra" por su ideología y sus acciones.

Su religión, ha señalado, no permite los ataques suicidas y "mucho peor si es para matar a otras personas", y para mostrar su falta de radicalización se ha retratado como un musulmán poco practicante: "Bebo alcohol, fumo marihuana, tomo pastillas...consumo muchas drogas".

Ha recalcado además que cuando viajó a Siria aún no se había proclamado el califato, y por tanto no existía prohibición de viajar allí por parte de Gran Bretaña, país en el que ha relatado que se crió y en el que adoptó el estilo occidental.

Además ha destacado que cuando estuvo en Siria en ningún momento entró en territorio de Dáesh sino que estuvo en Atma, donde abrió un restaurante y se vivía "en armonía".

Allí, según su versión, aportaba comida y medicinas al campo de refugiados instalado en esa ciudad, de la que se fue 7 meses después porque, según ha dicho, los "musulmanes empezaron a pelear entre ellos" y se convirtió en un lugar inseguro y no por la muerte de un amigo con el habría viajado hasta Siria como sostiene el fiscal.

Ha querido también dejar en evidencia las acusaciones del fiscal y ha lamentado que no entiende cómo puede asumir "presuposiciones" tales como que es el autor de ciertas publicaciones de tipo yihadista o sobre su intención de instaurar el califato, "sin ninguna prueba evidente".

También ha rechazado ser él quien aparece en Twitter en fotos posando con armas. "Ni sé si las armas son o no reales", ha expuesto al observar que no se ha realizado ni siquiera un estudio antroprométrico "para decir que soy el de la foto".

Respecto a otra fotografía en la que solo se ven los ojos de una persona que estaría "degollando cabezas", ha manifestado su extrañeza por que se pueda decir que es él cuando ni siquiera ha estado en Raqqa, bastión del Estado Islámico donde se habría tomado la imagen.

Ha recordado al respecto que en su día fue confundido con el yihadista británico Yihadi John, conocido por sus vídeos degollando a sus víctimas como el periodista estadounidense James Foley. "Me arruinó la vida", ha manifestado al indicar que esta circunstancia le llevó a perder la nacionalidad británica.

Por eso ha dicho que se quedó viviendo en Turquía con identidad falsa y que por temor a que le deportaran a Egipto decidió irse a Argelia para vivir "tranquilo". De ahí, decidió venir a España para viajar a Francia o Bélgica y pedir el asilo, pero al estar todo cerrado por la pandemia de covid-19 cuando llegó se quedó en Almería hasta ver qué hacía.

Según él fue casual que acabaran los tres acusados en el mismo piso de Almería, ya que a uno de ellos ha dicho que le conoció en el lugar de donde salían las pateras en Argelia, si bien ha reconocido que hablaba con ellos de criptomonedas y ha explicado que siempre se ha ganado la vida invirtiendo en bolsa y concretamente en criptomonedas. "Fumábamos marihuana, hablábamos de criptomonedas y de cómo ganar dinero en internet", ha reconocido.

Los otros dos acusados -Abderrezak Seddiki y Kossaila Chollouah-, para los que la Fiscalía reclama 8 y 7 años de cárcel, respectivamente, han rechazado también de forma tajante las acusaciones contra ellos y si bien han reconocido que se dedicaban a la inversión en criptomonedas para sacar dinero, han defendido que era todo "legal".

El juicio continúa este jueves con la fase testifical. 

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