La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Felipe González, el jarrón chino hecho pedazos

Felipe baja peldaños de forma incompresible y se deja usar por quien junto a Zapatero ha destrozado el que fue gran PSOE

Felipe González, junto a Zapatero y Sánchez en el reciente congreso federal del PSOE

Felipe González, junto a Zapatero y Sánchez en el reciente congreso federal del PSOE / M. G. (Valencia)

Cada día se entiende más la razón por la que los cardenales no pueden votar en un cónclave si han cumplido los 80 años de edad. El espíritu de esta norma, que ha sido discutida muchas veces, incluso ha provocado algunas revueltas sordas en la curia, es evitar que los cardenales más ancianos puedan ser fácilmente manejados por los jóvenes. Se presume que a partir de cierta edad se pierde capacidad de contestar y de resistir a determinadas influencias. No es un principio exacto, por supuesto. Pero ahí está la norma, que se cumple con rigor vaticano, nunca mejor dicho. Quizás en los congresos de los partidos se podría aplicar algún criterio similar a la normativa del cónclave. Al fin y al cabo la Iglesia es la institución más antigua que se conoce. Sobrevive siempre a pesar de acumular grandes enemigos.

Felipe González ha pegado un bandazo en Valencia al echar por tierra el enorme prestigio que había acumulado desde 1996, a pesar de las fortísimas polémicas y escándalos que socavaron sus últimos Ejecutivos. El jarrón chino se ha roto. El propio FG ha incumplido su propia teoría sobre el jarrón cuando precisamente está al borde de cumplir los 80 años. No ha tenido una normativa que lo proteja, por el contrario se ha expuesto innecesariamente. Y se ha echado literalmente en brazos de quien dirige el partido con criterios de márquetin y sin más ideología que la permanencia en el poder por el poder, pagando el precio que haya que abonar.

FG no tenía necesidad alguna de hacerse la foto con Sánchez y Zapatero, los dos destructores del que fue gran PSOE, pero ha demostrado a estas alturas de la película una voluntad voluble. A cierta edad y con cierta trayectoria es un error bajar peldaños. El prestigio de FG ha quedado secuestrado por un tipo que no merecía tamaña generosidad. Se entiende que un ex presidente de su talla recoja premios, participe en foros de debate, escriba prólogos de obras o sus propios libros, firme tribunas en los periódicos...

Pero meterse en el charco de la política para acabar embarrado es un despropósito que él mismo ha debido evitar. Porque Sánchez se ha situado hace tiempo muy por encima del partido, porque es sencillamente mentira que la formación abrace más que nunca la socialdemocracia, y porque ha alcanzado el poder por medio de pactos con partidos abiertamente contrarios a la Constitución de 1978. Guerra no ha picado de momento ese cebo. Se limita a pronunciar conferencias incluso en clubes con una plantilla de socios de un indudable perfil conservador. No entra en el cónclave. No baja escaleras.

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