65 | Crítica

Caída la Tierra en el peor momento posible

Adam Driver protagoniza '65'.

Adam Driver protagoniza '65'. / D. S.

Los humanos, afortunadamente, no convivimos con los dinosaurios. Pero la novela, primero, y el cine, después, no han podido resistirse a juntarnos. Ya sea por descubrir remotos parajes en los que han sobrevivido (la fundacional El mundo perdido de Conan Doyle en novela o King Kong en cine a partir de una idea de Edgar Wallace), por erupciones volcánicas u otros fenómenos que los descongelan y resucitan (Gorgo, Godzilla), por ingeniería genética (Parque Jurásico), por viajes en el tiempo (El sonido del trueno) o, simplemente, porque a los guionistas les da la gana (Hace un millón de años).

En este caso se trata de un viaje en el tiempo (no entremos en qué clase de viaje ni de tiempos sea trata porque si los guionistas no se han tomado el trabajo de explicar esta y otras cosas tampoco lo vamos a hacer nosotros) que, tras un accidente interestelar, arroja a los protagonistas al ingrato planeta Tierra de hace 65 millones de años, con los dinosaurios a punto de extinguirse pero aún vivitos, mordiendo, espachurrando y coleando. Y a partir de ahí, lo que imaginan: la lucha por la supervivencia contra los bichos y la naturaleza para alcanzar una nave salvavidas que sobrevivió al accidente. Y naturaleza no solo incluye selvas infranqueables y voraces arenas movedizas, también la catástrofe que provocó la extinción de los dinosaurios. Un completo, vaya.

Tras esta película está como productor el siempre simpático Sam Raimi que nos acompaña con sus fantasías hace casi medio siglo -desde Posesión infernal allá por 1981- lo que explica sus más desenfadados, si no desvergonzados, aciertos. La dirigen al alimón los realizadores televisivos -de los que solo conozco un largometraje no desdeñable, La casa del terror, y su estupendo guión para Un lugar tranquilo que dirigió John Krasinski- Scott Beck y Bryan Woods, colabores de Raimi en proyectos televisivos. Logran una cosita entretenida con un cierto aire de vieja serie B debido, supongo, tanto a limitaciones del presupuesto como al gusto de Raimi por evocarlas. La interpreta con convicción, quizás incluso demasiada en su énfasis dramático, ese raro y buen actor que es Adam Driver, capaz de ir de la excelencia autorial de Paterson o Historia de un matrimonio a la inagotable aunque agotada saga galáctica, Annette o los naufragios de autor de Silencio, El hombre que quiso matar a don Quijote o la empantanada Megalópolis. Esto es versatilidad.  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios