Mamá o papá | Crítica

Familias de franquicia

Miren Ibarguren y Paco León en una imagen de 'Papá o mamá'.

Miren Ibarguren y Paco León en una imagen de 'Papá o mamá'.

Como buena parte de las comedias de éxito del último cine español, Mamá o papá también es un remake más o menos encubierto de una película de fórmula preexistente, en este caso de una cinta francesa de 2015 que ya tuvo también su versión italiana en 2017. Tal vez por eso el hecho de haber estado un año guardada en el congelador pandémico no afecta lo más mínimo a sus cualidades prefabricadas, que pasan por el borrado de toda seña de identidad local en favor del engrasado mecanismo clásico de su humor gamberro, aquí a costa de una pareja en trance de separación.

Paco León y Miren Ibarguren prestan la percha y el gracejo de clase media, especialmente ella, verso suelto en un filme donde todo está perfectamente programado, a esta nueva batalla por la no-custodia de los niños trufada de humor cafre o irreverente, putaditas de colegio mayor, inversión de roles de madurez y sensatez entre adultos, jóvenes y niños, y un buen puñado de gags y escenas disparatas a costa de esa misma sacudida de la lógica.

Dani de la Orden (Hasta que la boda nos separe, Loco por ella) hace una vez más honor al apellido y se pliega con profesionalidad ejecutiva a los designios del producto franquiciado, si me apuran un poco por encima de lo meramente resolutivo en cuestiones de ritmo, tono y cadencia narrativa, lo que no resta empero para que lo suyo sea siempre contener y pulir donde a veces hubiera hecho falta un punto más de volumen y dos de desparrame. Con todo, siempre por encima de las últimas y rancias propuestas familiares de Santiago Segura y con su innegable deuda con el universo de la sitcom televisiva, y aunque sólo sea por disfrutar de Ibarguren en sus impagables soliloquios cómicos, la cosa tiene su pase.