Teatro Central

Mal Pelo reanuda su diálogo con Bach

  • La compañía lleva al Central su visión de las ‘Variaciones Goldberg’

Mal Pelo reinterpreta a Bach en el Central.

Mal Pelo reinterpreta a Bach en el Central. / Tristán Pérez-Martín

Cuatro años han pasado desde la última visita a Sevilla de esta compañía de danza, sin duda una de las más emblemáticas, internacionales y de mayor calidad del país. En aquella ocasión nos dejaron en la memoria El quinto invierno, un hermosísimo dúo sobre el paso del tiempo, protagonizado por sus dos veteranos fundadores.

Porque, efectivamente, fueron la valenciana María Muñoz y el mallorquín Pep Ramis quienes crearon Mal Pelo allá por 1989, dando lugar a trabajos como Quaerere (1989), La calle del imaginero (1996), L’animal a l’esquena (2001), La esperanza de vida de una liebre (2013) o The mountain, the Truth and the Paradise (2017), un aplaudido solo de Pep Ramis que esperamos ver también próximamente en el Central.

Coincidiendo con la creación del espectáculo L’animal a l’esquena, Mal Pelo cumplió uno de sus más ambiciosos sueños: abrir un centro de creación e intercambio multidisciplinar que, desde ese momento, asumió el nombre de la célebre pieza. Un espacio situado en una masía de Celrá (Gerona) desde el que Mal Pelo no ha parado de crear y de intercambiar experiencias con artistas de muy distinta naturaleza.

Entre otras, María Muñoz ha llevado a cabo algunas colaboraciones con un lenguaje dancístico tan ajeno a su formación como el flamenco. Así, en 2016 participó activamente, junto a Mónica Valenciano, en el proceso de creación del espectáculo JRT sobre Julio Romero de Torres, pintor y flamenco, protagonizado por las bailaoras Úrsula y Tamara López y Leonor Leal mientras que en 2018 lo hizo en solitario con Nocturno de Leonor Leal, ambos presentados en el Festival de Jerez y la Bienal de Flamenco, entre otros. Colaboraciones rigurosas y siempre interesantes puesto que la danza contemporánea –muy diferente a la flamenca– y, especialmente Muñoz, poseen un dominio en el uso del espacio aún no alcanzado por la danza flamenca, más introvertida y a menudo poseída por un gran horror vacui espacio-temporal. Y es que los estímulos han sido siempre numerosos y muy variados para estos artistas llenos de talento y de compromiso con su arte. Entre ellos aparece también con gran fuerza la música de Johann Sebastian Bach.

Una imagen del espectáculo de Mal Pelo. Una imagen del espectáculo de Mal Pelo.

Una imagen del espectáculo de Mal Pelo. / Tristán Pérez Martín

El primer encuentro con el músico alemán dio como resultado un hermoso solo, Bach (2004), en el que María Muñoz dialogaba con la música de El clave bien temperado. Tras varios años y numerosas giras internacionales, el solo sería reinterpretado por otra magnífica bailarina como es Federica Porello, a quien pudimos ver, entre otros, en el sevillano Mes de Danza de 2016. Formada en la P.A.R.T.S de Bruselas y en posesión del Premio Ciutat de Barcelona precisamente por el solo Bach, Porello forma parte de este Goldberg Variations/Variations, que se estrenó el pasado mes de marzo en la Sala Petita del Teatro Nacional de Cataluña y que podrá verse y escucharse hoy viernes y mañana sábado en el Teatro Central.

Esta obra de gran formato constituye la segunda propuesta escénica del Bach Project, una trilogía basada en el estudio de la música de Bach y su relación con la estructura coreográfica. En esta ocasión, sin embargo, las archiconocidas Variaciones Goldberg, compuestas al parecer para llenar las noches de insomnio de un noble de Dresde, llegan a través de las manos y del talento de Dan Tepfer, un pianista y compositor francés afincado en Nueva York que combina las Variaciones del alemán con las suyas improvisadas.

Pero las piezas de Mal Pelo, aunque cada vez más esenciales y despojadas, poseen siempre una complejidad de lenguajes en la que no falta el estrato poético y filosófico que sus integrantes alimentan con diferentes textos. Así, si El quinto invierno estaba impregnado por la sabia y melancólica palabra del napolitano Erri de Luca, aquí, junto a algunas propias, resuenan las del escritor, crítico de arte y pintor londinense John Berger (1926-2017) y algunos poemas del argentino exiliado (1930-2014) en México Juan Gelman en torno a temas tan universales como el amor, la belleza y su otra cara, la fealdad. La escenografía de Kike Blanco, el vestuario de Carme Puigdevall y la iluminación de August Viladomat serán sin duda otras voces relevantes en el apasionante diálogo que Mal Pelo entabla en el escenario.

El movimiento, en toda su riqueza y su complejidad, es aportado por siete magníficos intérpretes de diferentes edades y complexiones. Junto a los ya citados María Muñoz, Pep Ramis y Federica Porello estarán en escena Jordi Casanovas (coreógrafo y bailarín, colaborador desde hace años en los trabajos de investigación de Mal Pelo), Leo Castro, Enric Fàgregas y Marta Izquierdo.

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