Charlie's Good Tonight | Crítica

El rockero más elegante del mundo

  • HarperCollins publica en español la primera biografía autorizada de Charlie Watts, mítico baterista de los Rolling Stones fallecido en agosto de 2021

Charlie Watts (1941-2021).

Charlie Watts (1941-2021). / D.S.

El pasado 1 de junio los Rolling Stones iniciaban en el Wanda Metropolitano de Madrid su Sixty Tour, la gira europea con la que hasta el 3 de agosto conmemoraron el sesenta aniversario de su debut. Fue una gira corta –para sus estándares– y la primera sin Charlie Watts, el baterista que en casi 57 años de carrera junto al grupo (su último recital fue el 30 de agosto de 2019 en Florida) tocó con los Rolling en unos 2000 conciertos y sólo se perdió uno (marzo de 1964, “porque me equivoqué de fecha”, decía él, aunque no todos están tan seguros del error).

No está mal, si tenemos en cuenta que a principios de los 60, Charlie, que había nacido en Wembley en 1941, era un apasionado del jazz, de la música clásica y del diseño gráfico, pero afirmaba que no le interesaba el rock, y, de hecho, durante muchos años siguió diciendo que no le gustaba especialmente la música que hacían los Stones.

Charlie's Good Tonight - Paul Sexton Charlie's Good Tonight - Paul Sexton

Charlie's Good Tonight - Paul Sexton

Cuando murió a los 80 años, el 24 de agosto de 2021, por complicaciones en un posoperatorio, los Rolling estaban a punto de reanudar la gira que, tras aquel concierto de Florida de 2019, quedó en suspenso por la llegada de la pandemia. “Estábamos muy metidos en los ensayos –diría luego Ronnie Wood–. Tuvimos un día de descanso y pensamos, bueno, Charlie no querría que nos quedáramos aquí sentados, hechos polvo. Habrá que ponerse manos a la obra”. Todos los obituarios habían coincidido en saludar a Charlie como el motor del grupo, el músico que desde la discreción y la sobriedad, dio a los Rolling el sonido que los identificó durante seis décadas de existencia, pero la banda siguió adelante, ahora con Steve Jordan, elegido por el propio Watts como su sustituto, y acaso por el impacto emocional de su muerte, los Rolling recogieron entonces algunos de los más encendidos elogios de su carrera.

Paul Sexton, periodista y locutor británico que lleva treinta años siguiendo a los Stones y entrevistándose en profundidad con todos sus miembros, ha publicado la que es la primera biografía autorizada de Watts, un trabajo que recoge información extraída de esas conversaciones, además de otras muchas con familiares (incluidas su hija Seraphina y su nieta Charlotte), amigos y profesionales del mundo del espectáculo con los que alguna vez coincidió el músico, forjado en los ambientes del rythm and blues londinense y que, en los períodos en que los Rolling no andaban de gira, aprovechaba para trabajar en proyectos propios o con grupos cercanos al universo jazzístico, que no dejó de ser nunca su gran pasión.

Chris Kimsey, ingeniero de sonido que trabajó con el grupo a finales de los 70, definía así las razones de ese sonido que califica de único: “Descubrí que la mayoría de los bateristas tocan la caja y el charles al mismo tiempo. Charlie nunca lo hacía, por eso siempre tiene ese espacio maravilloso. Cuando toca la caja no hay ningún platillo o tambor que interfiera con el sonido, así que es muy diáfano. Para un ingeniero de grabación, eso es un sueño. [...] Era baterista de jazz, de ahí ese toque”.

Aunque el objetivo de Sexton no es el análisis musical, por supuesto que en su relato cronológico van apareciendo elementos de estilo, tanto del baterista como de los Stones, adornados con pequeños comentarios sobre sus álbumes más emblemáticos y la evolución del grupo (y de la industria), desde sus actuaciones en los clubes ingleses en los 60 a los grandes estadios de los últimos treinta años. En esa mirada cronólogica hay mucha noticia ya conocida, incluidos los excesos de los 70 (sin entrar en detalles), excesos que en el caso del biografiado se retrasaron hasta mediados de los 80 (“entonces sí lo probé todo. Y estuve a punto de matarme. No me refiero a una sobredosis ni nada parecido, sino a que casi me maté espiritualmente, estuve a punto de arruinar mi vida”). De aquellos meses difíciles, de los que salió con apreciable rapidez, queda el famoso incidente con Mick Jagger, que unos colocan en Nueva York y otros en Ámsterdam, que unos convierten en una auténtica (y doble) agresión física y otros en una mera discusión subida de tono.

Charlie Watts, un gentleman, con Ronnie Wood. Charlie Watts, un gentleman, con Ronnie Wood.

Charlie Watts, un gentleman, con Ronnie Wood. / D.S.

Además de ese relato cronológico, Sexton intercala en su obra cuatro capítulos a los que titula Backbeat y que se acercan a algún aspecto humano de Watts: su amor por Shirley Ann Shepherd, a la que conoció en 1962, con la que se casó en 1964 y compartió el resto de su vida; su elegancia en el vestir (“¿Por que no te casas con un sastre?”, le decía Keith Richards); su afán coleccionista por casi todo lo coleccionable: obras de arte, objetos de la guerra civil americana, coches (y eso que no conducía), cuberterías, vajillas, primeras ediciones de libros, discos, caballos (aunque su yeguada, que dirigía su esposa, se convirtió en una cosa realmente seria); la generosidad con todos sus amigos, a los que agasajaba continuamente con regalos.

Sexton es un enamorado del objeto de su estudio, y eso hace que el tono de su libro roce a veces lo hagiográfico, pero si el lector es capaz de sustraerse a eso hallará aquí no sólo el retrato de un hombre que parecía la antítesis perfecta de una estrella del rock, sino suficientes detalles para profundizar en la evolución de las músicas populares en los ultimos sesenta años.

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