En Montilivi puede morir un maleficio y nacer una conexión mágica. El Almería se cobró revancha por sus recientes fiascos ante el Girona en las promociones de ascenso (consuelo menor, pero consuelo al fin y al cabo), asalta el liderato de la categoría superando al Sporting de Gijón y ve surgir la sociedad Portillo-Sadiq-Robertone, que dibujaron triangulaciones imposibles durante la segunda mitad para generar los dos goles que a la postre le darían los tres puntos a los almerienses.

Ambos equipos volvían a verse las caras tras la eliminatoria de play-off del curso pasado, en la que los catalanes eliminaron por segunda vez consecutiva a los almerienses a las primeras de cambio, y el partido resultó eminentemente táctico, cocinándose a fuego lento y con escasas ocasiones de gol de partida. 

En las filas unionistas -de verde esta noche- Rubi volvió a apostar por el mismo bloque que ante Alcorcón y Tenerife. Ni siquiera la presencia de Akieme en la convocatoria le hizo mover a Centelles al banquillo, confiando el de Vilasar en el equilibrio que viene aportándole este once. 

De salida al Almería no le importó cederle el balón al Girona, provocando que la salida de juego la realizase el central Bernardo, quizá el menos dotado para ello. Con los equipos posicionados en bloque medio fue difícil encontrar espacios para Stuani y Sadiq, dos de los mejores goleadores de la categoría. 

En las filas locales probó suerte en el primer tramo del duelo el roquetero Álex Baena, midiéndose a Centelles por el costado diestro del ataque gerundense. A los 20 minutos de juego un balón que Sadiq metía al área pequeña lo introducía en la red Stuani en su intento de despeje, pero el colegiado lo anulaba por un milimétrico fuera de juego del nigeriano en el inicio de la acción. 

A ambos conjuntos les costaba generar juego y, por ende, ocasiones. La más clara del Girona llegó en el 24' con un desborde de Darío a Pozo pegado a la línea de fondo que resolvió con un zurdazo a la escuadra, topándose con la salvadora manopla de Fernando. 

El Almería fue entonándose en el último tramo del primer acto gracias a la movilidad de Ramazani y el belga probó fortuna con un disparo desde 30 metros que salía desviado y un zurdazo desde el balcón del área que se iba fuera. La mejor ocasión visitante llegó a los 45 minutos cuando Portillo se internó en el área y cruzó un buen balón raso que Juan Carlos pudo atajar en una parada de mérito. 

Al descanso se llegaba con el choque muy igualado y el peligro de saberse amonestado Sadiq desde el minuto 34, amarilla algo rigurosa por un agarrón sobre Álex Baena. El de Kaduna compensaba al poco provocando que Bernardo, su marcador, viera también tarjeta. 

Babic volvió a cuajar un buen partido

La segunda mitad arrancó con una marcha más y pronto se encargó de plasmarlo Ramazani con un buen pase al espacio, el primer hueco que encontraba en todo el duelo para conectar con Sadiq, que en lugar de apurar la jugada optó por golpear a distancia con la zurda, yéndose desviado. 

En la siguiente no iba a perdonar el ariete africano. Una mágica triangulación entre Portillo, Robertone y Sadiq al borde del área del Girona iba a finalizar con un buen pase del argentino para que el nigeriano fusilara a Juan Carlos, elevando el sexto tanto a su cuenta particular. Pudo sentenciar Sadiq apenas tres minutos después, pero esta vez Robertone debió tirar de egoísmo para disparar a puerta en lugar de buscar la asistencia.

A los 59 minutos el árbitro le perdonaba la segunda amarilla a Bernardo tras una falta sobre Ramazani y apenas tres después el central colombiano establecía la igualada al remachar en el segundo palo una prolongación de cabeza de su compañero Arnau tras el saque de una falta lateral. El balón parado volvía a penalizar a una zaga rojiblanca bastante seria. 

Poco duró la alegría en las filas gerundenses. La exquisita conexión Portillo-Sadiq-Robertone estaba bien engrasada y volvió a emerger al borde del área para que esta vez fuese el malagueño quien arrancase de nuevo una triangulación, pero culminada con intercambio de papeles, Sadiq en el rol de asistente y Robertone en el de ejecutor. 

Míchel intentó reaccionar desde el banquillo ordenando varios cambios y uno de ellos, Nahuel, tuvo el 2-2 en sus botas a diez minutos para el final, pero tras verse solo ante Fernando acabó enviando el balón a las nubes. El Almería pudo aguantar el 1-2 y empieza a ilusionar a sus aficionados con un fútbol que mezcla la eficiencia con la vistosidad. Y todo ello, valga la pena recalcarlo, sostenido en el arquitrabe, la clave de bóveda que significa De la Hoz para este equipo.