El Almería sigue fuerte en su campo, como base para salir de los puestos de descenso, y con su victoria (2-1) impide la reacción del Mallorca, que llegó con nuevo entrenador, Javier Olaizola, que esta semana sustituyó a Fernando Vázquez, pero que se mantiene en una zona muy peligrosa de la tabla.

Los almerienses, así, sumaron su cuarta victoria consecutiva en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, en esta ocasión ante un Mallorca intenso y agresivo pero que adoleció de 'dinamita' en los metros finales.

Lo cierto es que los locales disputaron el partido con inteligencia para vivir de la genialidad de Antonio Puertas, que hizo un golazo en el minuto veinte, y de Nano, quien forzó el penalti en los inicios de la segunda que Fidel materializando en el 2-0.

Aunque el delantero serbio mallorquinista Dejan Lekic acortó distancias, su desacierto en un par de ocasiones, impidió el empate de los visitantes.

El Mallorca fue el que mandó en el inicio de la primera parte, en la que llegó a gozar de un par de llegadas comprometedoras. Los de Olaizola buscaban la velocidad para sorprender a un Almería con problemas en la recuperación, pero sobre todo con las pérdidas.

Puertas, pese a ello, desestabilizó el partido con una acción personal en la que buscó el disparo y encontró la escuadra derecha de la meta de Cabrera para adelantar al conjunto rojiblanco en el primer disparo realizado por los andaluces.

Aunque el equipo bermellón vivió de las pérdidas para gozar de un par de ocasiones antes de que los de Fernando Soriano acabaran la primera parte atacando. Lago Junior, en el minuto treinta, mandó un zapatazo al larguero y, en el 37, fue Pol Roigé el que lo intentó, pero el gol lo impidió Casto.

En la segunda parte, el comportamiento fue idéntico al del inicio de la primera. Más intenso, el Mallorca empujó con llegadas que no fructificaron.

El Almería, sin embargo, aprovechó la primera llegada para poner el segundo, consecuencia de un penalti por mano de Company, a centro de Nano, que Fidel puso en el fondo de las mallas.

A partir de ahí, ninguno de los dos equipos encontró la portería contraria, lo que no era malo para los locales. Sin embargo, el cuadro balear se tiró arriba a por el gol que le metiera en el partido.

Lo tuvo Lekic, en el 80, pero falló con estrépito, aunque lo hizo en el 84, al rematar un córner sin oposición y con ello meter al Mallorca en el partido.

En los últimos minutos pudo llegar el empate, por medio de Lekic, pero no acertó un centro de Salomao, en el 90, aunque antes, en el 83, pudo sentenciar Quique, que mandó un balón al palo de la meta de Cabrero.