Lo peor de enlazar una mala racha y entrar en crisis es el esfuerzo ímprobo necesario para dejar atrás el estado de depresión colectiva. El Almería mandó al limbo el mes de enero y en el arranque de febrero ante el Ibiza pudo comprobarse que si el fútbol es un estado de ánimo los rojiblancos no atravesaban por su mejor momento, pese a no dejar de intentarlo. 

Los de Rubi fueron entonándose conforme avanzaban los minutos, aunque sin la facilidad de antaño para percutir en la zaga rival, encomendados a los destellos de Ramazani y los chispazos de Sadiq, sin ejercer la presión en la salida de balón rival de forma ordenada.  

Enfrente un Ibiza que parece haber interiorizado los mecanismos de juego de Paco Jémez en tiempo récord. El mejor equipo del mes pasado contra el peor, rachas contrapuestas que dieron como resultado un fútbol poco vistoso en la primera mitad, sin apenas disparos a portería. 

Como si el el brote de coronavirus hubiera hecho mella en el alma del equipo, en las filas rojiblancas Portillo ya no parece el futbolista que encandilaba a la afición hace apenas unas semanas, a Samú tampoco se le ve con la frescura habitual e incluso De la Hoz, que nunca baja del notable, se vio en fases del partido sobrepasado. 

Esta vez Rubi apostó por Puigmal para suplir al sancionado Robertone y el mediapunta catalán supo asociarse bien con el frente ofensivo, pero sin encontrar los espacios necesarios para hacerle daño a la retaguardia ibicenca. 

La única ocasión de todo el primer acto nació en las botas del jugador más brillante sobre el terreno de juego: Largie Ramazani. Con movimientos afinados de bailarín, el belga dejó atrás a su par en la línea de medios con un reverso de ensueño para montar un contragolpe marchándose en velocidad y asistiendo en última instancia a Samú en la frontal para que el disparo del mediocentro luso, con la diestra y algo forzado, se topase con la rápida reacción del meta Germán para repeler el esférico.

Fue lo más cerca que estuvo el Almería de adelantarse en el marcador durante un primer tiempo en el que los de Jémez ni siquiera inquietaron a Fernando y en el que hubo más tensión de la esperable a estas alturas de campeonato, fruto sin duda del varapalo clasificatorio, con festival de cartulinas por parte del colegiado para intentar frenar la escalada, acabando expulsado incluso el propio Rubi por reprocharle no haber descontado nada al descanso. 

Penalti del que fue objeto Sadiq por parte de Germán

El escenario cambió para bien a la vuelta de vestuarios. El Almería metió una marcha más y prendió la chispa que faltaba en el prime tramo. Imprimieron ritmo y carácter los de Rubi (el catalán siguió desde una cabina de tribuna el segundo periodo) y un balón en largo de Fernando para Sadiq servía para abrir las hostilidades, si bien Germán salió ganador del mano a mano con el nigeriano. 

En la siguiente acción el guardameta perdía la partida ante el látigo de Kaduna, que supo forzar un penalti sin discusión al trabarlo por el tobillo. Ramazani asumía la responsabilidad desde los once metros y el belga batía con elegancia a Germán, que solo pudo hacer la estatua. Por primera vez en 2022 el equipo no empezaba por detrás en el marcador un partido liguero. 

Jémez intentó reaccionar con un triple cambio de los que acostumbra para agitar a los suyos, pero el Almería no se amilanó ni dio un paso atrás. Al contrario, buscó el segundo, que pudo llegar nuevamente desde los once metros. Esta vez era Gálvez quien arrollaba a Sadiq en su intento de evitar un remate del africano cuando se disponía a encarar a Germán. 

Hay entrenadores que no permiten que un mismo jugador lance dos penas máximas, pero no fue el caso y Ramazani se dispuso nuevamente a asumir la responsabilidad. El belga intentó burlar nuevamente a Germán con un disparo bastante centrado, pero esta vez el arquero aguantó bien el envite y logró repelerlo, fallando Eguaras el posterior rechace. En la recta final un buen pase atrás de Pozo tras apurar la línea de fondo (de nuevo sobresaliente el sevillano) permitió el remate de Sadiq para acariciar el 2-0. 

Los mismos protagonistas iban a conseguir la sentencia ya en el tiempo de descuento gracias a un contragolpe de libro que nacía en un córner favorable para el Ibiza. Un despeje de Eguaras llegaba a los dominios de Pozo, que veía a Sadiq en la frontal y el '9' indálico hacía el resto para sumar su noveno tanto en lo que va de competición y alejar fantasmas que empezaban a acechar por el Mediterráneo. 

La victoria cae como agua de mayo porque le sirve al Almería para frenar la sangría de derrotas, significa asimismo el primer triunfo del nuevo año, que llega además con portería a cero, y devuelve a los rojiblancos a zona de ascenso directo traspasando la presión de la jornada a Eibar y Valladolid.