El afición del Almería probó una ración de fútbol de otra época en el vetusto El Rubial, coqueto y remozado estadio del Águilas que data de 1913. Los locales plantearon de inicio un partido bastante trabado en el que por momentos cayeron los pupilos de Rubi, que tiró de los menos habituales para configurar el once pero mantuvo a baluartes como Babic, Samú o Akieme. 

Le costó a los rojiblancos entrar en el partido, hilvanar juego con fluidez, y en ese impás el cuadro murciano gozó de la primera ocasión un centro de Mounir por banda izquierda que remataba fuera el ariete lituano Petravicius. 

Con Samú ejerciendo el rol de De la Hoz en la media, los indálicos empezaron a imponer poco a poco su ritmo y a merodear el área de Leo Santos. Al cuarto de hora Dyego Sousa se iba con maestría cuando parecía acorralado en la línea de fondo para ponerla atrás sobre la llegada de Appiah, pero el inglés no acertaba a definir.

Poco después era Arnau Puigmal quien probaba fortuna con un disparo desde la frontal que le salía demasiado centrado, mientras que a la media hora de juego aparecía Juan Villar para poner un centro a la testa de Sousa, cuyo cabezazo picaba en el césped y se marchaba por encima del larguero. 

El atacante onubense, partiendo desde la banda derecha, fue un incordio para los aguileños y en el 32' abría la lata al recibir un balón en el vértice del área y ponerlo en la escuadra con un fuerte derechazo. Pocos minutos antes de esa acción el Águilas había acariciado el 1-0 en un robo de balón de Carlos López tras una frivolidad de Makaridze en la línea de banda, pero su disparo salía sin potencia y Javi Robles resguardaba ya el arco para evitar males mayores.

En la recta final del primer tiempo Sousa tuvo en sus botas dos buenas ocasiones. En la primera el ariete luso-brasileño cabeceaba fuera un buen centro de Akieme desde el costado zurdo y en la segunda mandaba el esférico al travesaño tras una mala entrega de Leo Santos. 

Poco antes del descanso, y con Kalu Uche ya sobre el terreno de juego por lesión de Petravicius, el nigeriano, mito rojiblanco, rozó el 1-1 en un buen cabezazo tras un saque de esquina. 

Sousa intenta zafarse de dos contrarios

En el arranque del segundo acto el Almería pudo sentenciar y de hecho Sousa perforó la meta de Leo Santos, si bien el colegiado valenciano Ais Reig decretaba fuera de juego posicional de Juan Villar para anularlo. Instantes después, quién si no, Kalu Uche establecía el 1-1 tras dar el aviso al final del primer acto. La acción se cocinó por el costado zurdo, donde Junior sacó un centro al corazón del área y el nigeriano le comía la tostada a Iván Martos, anticipándose para meter la puntera de la bota y batir a Makaridze. 

El partido cobró otra dimensión entonces, con el peligro de una prórroga a la vuelta de la esquina, por lo que Rubi ordenó un triple cambio, dando entrada de una tacada a Portillo, Lazo y Curro Sánchez. El equipo mejoró sus prestaciones y a los 78 minutos el árbitro señalaba penalti por manos de Junior. 

Samú Costa asumía la responsabilidad de ejecutarlo con tan mala fortuna que el mediocentro luso resbalaba justo antes del golpeo y el esférico se marchaba a las nubes, la misma suerte que corrió Sadiq frente al Huesca en Liga. 

Ni siquiera las entradas de Sadiq o Ramazani sirvieron para evitar la prórroga, que a punto estuvo de ser abortada por el Águilas de acertar Javi Pérez con un disparo ya en la prolongación (91') o por Iván Martos con un cabezazo al travesaño en el 93'. 

En el primer periodo de la prórroga el Almería tuvo una doble ocasión muy clara, primero con un remate de Ramazani repelido por Leo Santos, cuyo posterior rechace, que caía sobre la posición de Curro Sánchez, lo sacaba in extremis Gaffoour tirándose al suelo. En la segunda parte de la prórroga apenas hubo ocasiones y la eliminatoria se dirimió en una fatídica tanda de penaltis con todo el público de El Rubial congregado detrás de la portería.

En la suete final ningún jugador del Almería falló, incluido Samú, que no había acertado en el tiempo reglamentario, y la parada de Makarizde al lanzamiento de Javi Pérez permitió a los rojiblancos avanzar a la siguiente ronda no sin haber sudado tinta en tierras aguileñas.