Nadie podía imaginarse un final de temporada así. Con el objetivo de la salvación conseguida, es cierto que el Almería había levantado un poco el pie del acelerador, pero ayer quería dedicarle la victoria a su afición. Además, si todo sigue su normal discurrir, Negredo, Bruno, Mané e Iriney disputaron sus últimos minutos en el Mediterráneo como rojiblancos. Ninguno había soñado una despedida tan amarga.

Hugo Sánchez sabía que el partido de ayer era especial para estos cuatro jugadores y, después de haber rotado las últimas semanas, los alineó desde el principio. Sin embargo, el equipo barcelonés no quería ser un mero convidado de piedra en una fiesta ajena y planteó un encuentro muy serio. Con la permanencia todavía sin asegurar, los de Pochettino se jugaban mucho en el Mediterráneo.

El primero en avisar fue Juanma Ortiz. Balón que le roba Crusat a Chica dentro del área, pase de la muerte sobre el alicantino, que se estrella su disparo en el palo de la meta defendida por Kameni a los 3'. Pocos minutos después, Kalu Uche recupera un balón que le había quitado Román y su lanzamiento se topa con el cuerpo del meta blanquiazul que detiene en dos tiempos.

El aparente buen comienzo de los rojiblancos se torció a los 25 minutos. Soriano se durmió a la hora de pasar un balón y perdió un balón de esos que deja la defensa desguarnecida, en clara inferioridad. Además, Nené supo profundizar perfectamente por su banda y regalarle el gol a un Iván Alonso que sólo tuvo que celebrarlo. Tocaba volver a empezar, aunque ahora en desventaja en el marcador y con un Espanyol que por momentos endureció su juego, ante la complicidad de un Teixeira Vitienes que demasiado pronto encrespó al público rojiblanco.

A pesar de que todavía faltaba mucho, los pericos trataron de echarle formol al partido. El Almería buscó el empate antes del descanso, pero la falta de ritmo impidió que, entre otros, Negredo y Uche entraran en juego. El nigeriano se aproximó al gol tras un buen centro de Mané, pero Kameni se mostró seguro por alto.

La segunda parte comenzó sin cambios y con un decorado muy parecido a los últimos minutos de la primera mitad. El Espanyol quería mantener su renta mínima, pero satisfactoria, ante un Almería que no sabía cómo meterle mano a su rival. Con un resultado que les daba la permanencia matemática, el equipo barcelonés quiso embarullar lo más posible el juego para que los minutos corrieran con el balón lejos de su portería.

Y el plan les funcionó porque durante mucho tiempo el Almería estuvo desaparecido. Hubo que esperar hasta el 68', cuando Uche se elevó con potencia y elegancia por encima de los centrales albiazules y su remate lo despejó a córner Kameni con una palomita. En ese mismo saque de esquina, el meta visitante detuvo la segunda intentona del '5' rojiblanco de cabeza.

Parecía que el Almería había retomado el timón de la nave después de haber pasado la marejada. Pero nada más lejos de la verdad. Segunda pérdida de balón en el centro del campo, con una posible falta de Callejón no pitada, y segundo gol visitante a la contra. De nuevo Nené recibe pegado a la izquierda ante una defensa rojiblanca en inferioridad e Iván Alonso que, estando donde tiene que estar un delantero, se encuentra con un balón muerto para hacer el 0-2 en el 71' y dejar visto para sentencia el choque.

La salvación estaba conseguida para los de Pochettino y la fiesta que debía de festejar el Mediterráneo para despedir al Almería, se trasladó al bando de Barcelona. Aún así, el equipo rojiblanco estuvo cerca de recortar distancias con un remate del delantero vallecano de cabeza o un más que posible penalti sobre Crusat, pero fue Coro el que hizo el definitivo y doloroso 0-3 en el 89'. Tristeza en la despedida de un Almería que hizo hace jornadas sus deberes, aunque la afición quiso brindar un sonoro aplauso tanto a sus jugadores como a los del Espanyol que continuarán otro año más en Primera División.