El otro partido

Cordialidad, en la previa

  • La alegría de españoles y croatas ante el posible acuerdo quedó eclipsada por el nerviosismo durante el choque

Las calles de Gdansk, al norte de Polonia, acogieron de nuevo a miles de aficionados españoles a orillas del Mar Báltico, en las horas previas al partido frente a Croacia, en ambiente festivo, con convivencia amistosa entre los seguidores y con gritos, sobre todo croatas, contra Italia.

Los días previos al encuentro vinieron marcados por las especulaciones y las sospechas generadas en la prensa italiana acerca de un posible pacto entre ambos equipos, ya que un empate a dos o más goles clasificaría a España y Croacia y dejaría fuera a Italia, sea cual sea su resultado frente a Irlanda en Poznan.

Poco más de 300 kilómetros separan a ambas ciudades polacas, ayer unidas por la última jornada del Grupo C de la Eurocopa 2012. En Poznan, Italia estuvo muy pendiente a lo que sucedía en Gdansk.

Ayer, en un día soleado y con temperatura agradable en Gdansk, donde el cielo lucía sin nubes y sin amenaza de lluvia a menos de una hora del comienzo del choque, las calles céntricas estaban teñidas de rojo, del ir y venir por bares, restaurantes y lugares turísticos de las camisetas de España y Croacia, ésta mezclada con el blanco.

Cánticos, cerveza y bares abarrotados. Aficionados de uno y otro equipo, unidos y gritando contra la selección italiana. Muchas fotos de los propios ciudadanos de Gdansk con pintorescos aficionados españoles, algunos disfrazados, otros con peinados increíbles y todos con la camiseta roja o celeste, que fue la usada en el partido de ayer por España.

Alrededor de la fuente de Neptuno, símbolo de la ciudad, en el casco viejo de esta urbe portuaria, paseaban los miles de seguidores, con mayoría de hinchas croatas, que colocaron banderas gigantescas en algunas de las plantas bajas de los edificios, pero también con buena presencia de afición española.

Todos muy animados, sonrientes y ruidosos. A medida que pasaba la tarde y se aproximaba la hora del partido, ya tomaron rumbo al estadio Arena de Gdansk. En taxi, tranvía o tren, los medios de transporte más utilizados por los seguidores.

Algunos, los que pasaban unos minutos después de las 19.00 horas, tuvieron la oportunidad de ver la llegada de la selección española. Su autobús, con el lema Un motivo para vivir, una razón para soñar ¡Viva España!, fue aclamado por los aficionados. Dentro, los jugadores de la selección, que hoy se jugaban el pase a los cuartos de final y la continuidad de un desafío histórico.

Una vez iniciado el partido la cordialidad dejó paso a la hostilidad en las gradas, sobre todo en la zona croata, donde se encendieron bengalas que incluso obligaron a parar el partido. Lo mismo sucedió en la segunda mitad, cuando todos los aficionados ya sabían que Italia vencía a Irlanda y que el empate a cero que el marcador indicaba no valía para que Croacia pasara. Los hinchas croatas volvieron a encender bengalas en su zona, algo que también sucedió en la parte ocupada por los aficionados españoles.

En el tramo final el nerviosismo se había apoderado de todos, ya que cualquier gol mandaba para casa a uno de los dos contendientes. Al final sonrieron los españoles, que acabaron entonando el célebre "A por ellos".

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