Un 'Dream Team' con puño de hierro
Estados Unidos pasa por encima de Serbia y revalida el título Como en el resto del torneo, no hubo rival
La selección de Estados Unidos puso un abismo entre la medalla de oro de la Copa del Mundo y el resto de equipos y lo demostró al ganar una final sin emoción, a Serbia, por un apabullante 129-92, en una clara demostración de poderío y superioridad.
La selección estadounidense salió desconcentrada. Serbia aprovechó tal circunstancia, además de la nula defensa de los jugadores de la NBA, para adelantarse en el marcador, gracias a la puesta en escena de Milos Teodosic y Nemanja Bjelica, con cuatro puntos cada uno.
Habían transcurrido tres minutos de partido y Serbia dominaba 5-10. Mike Krzyzewski, entrenador de los norteamericanos, decidió que ya era suficientes, que hasta ahí habían llegado las cosas, por lo que pidió tiempo muerto para leer la cartilla a sus jugadores.
Serbia todavía tuvo unos instantes más de gloria, en los que amplió la ventaja (7-15), pero James Harden tomó las riendas del partido y lideró a sus compañeros a un parcial de 15-0 en sólo tres minutos, pasando el marcador a 22-15 casi sin esfuerzo.
Ahí se acabó el encuentro y, por consiguiente, la final. La fiera estadounidense había despertado y ya nadie fue capaz de dominarla. Kyrie Irving anotó 15 puntos en el primer cuarto, con tres triples sin fallo. Harden se fue hasta los 9 puntos. Además, las estrellas de la NBA acabaron el primer periodo con cinco triples sin fallo para subir al marcador un 35-21 final.
Desde ese instante todo el público asistente al Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid tuvo claro quién sería el vencedor. Hasta Sasha Djordjevic, técnico de los balcánicos, asumió la derrota. Una prueba de ello fue que se pasó más tiempo sentado en el banquillo que de pie, algo totalmente inconcebible en cualquier otro partido.
Krzyzewski siguió dando minutos a todos sus jugadores y Djordjevic decidió hacer lo mismo, mientras que la ventaja se iba agrandando y los estadounidenses se marchaban al túnel de vestuarios con un 67-41 más que claro y meridiano.
Irving siguió a lo suyo, dirigiendo al resto del equipo y permitiéndose el lujo de anotar otro triple, el cuarto de los cuatro intentos de los que dispuso.
Decidido hacia qué lado se decantaría la balanza, las caras de los jugadores de ambos equipos se relajaron y comenzaron aflorar las sonrisas. Hasta que el Miroslav Raduljica sacó el hacha y cometió una personal antideportiva sobre Harden, la tercera de su cuenta. En la jugada siguiente le cayó una técnica, la cuarta.
El marcador siguió cabalgando, en el caso de los NBA desbocado, ante la ausencia de defensas, en el caso de los estadounidenses porque no las necesitaban y en el de los serbios, porque por mucho que lo intentaran no podían hacer casi nada. La tensión, emoción y nervios que se le presuponen a toda final quedaron fuera del guión por obra y gracia del Team USA. Todo quedó reducido a la diferencia con la que ganarían y a las posibles jugadas espectaculares que pudieran deparar los minutos restantes para regocijo de los asistentes.
Los 100 puntos llegaron al marcador estadounidense en el minuto 28 de partido (100-65), lo que da una idea del acierto que tuvieron los norteamericanos y de la nula defensa a la que fueron sometidos. Al final del tercer acto, 105-67, con un 38-26 en los últimos diez minutos.
Los cuarenta puntos de ventaja llegaron al inicio del último periodo (115-75) y Estados Unidos acabó ganando por 37, certificando el abismo que existió entre los ganadores de la medalla de oro y el resto de participantes, no sólo los que fueron cayendo por el camino hasta clasificarse para la más que vaticinada final, sino también los serbios.
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