Escenario grande para que España diga quién es
España
La selección de Vicente del Bosque vive el momento más delicado y límite de un ciclo inigualable, el de seis años con un título mundial, dos Eurocopas y, sobre todo, un juego que encantó al mundo.
Que el Maracaná sea mañana el escenario en el que España demostrará hasta qué punto es capaz de seguir siendo España tiene mucho de justicia futbolera. Si ese "fin de ciclo" de un grupo que muchos ven inevitable llega, será en el estadio más famoso de la historia del fútbol. Si tras el 5-1 propinado por Holanda la resurrección española se produce, el escenario es inmejorable. La selección de Vicente del Bosque vive el momento más delicado y límite de un ciclo inigualable, el de seis años con un título mundial, dos Eurocopas y, sobre todo, un juego que encantó al mundo. "Tenemos el desafío de ganar los dos próximos partidos. No es fácil, pero entra dentro de lo posible", dijo con prudencia el entrenador español de cara al duelo con Chile.
Pero es bastante más que eso. A Del Bosque, un hombre que le da mucha importancia a la lealtad y a la memoria, no le es sencillo administrar un equipo que tomó en su pico y que ahora tiene a su columna vertebral ausente o en franco descenso. El arquero Iker Casillas pasa por su peor momento, el central Carles Puyol ya no juega, el "cerebro" Xavi está a punto de irse a la Liga qatarí y David Villa, el goleador histórico de España, se presenta en su cuenta de twitter como "jugador del New York City".
Ellos y otros nombres son el símbolo del costado humano de Del Bosque, amigo de las renovaciones progresivas y alérgico a cambiar lo que funcionó. En el Maracaná, la historia lo dice, todo puede pasar cuando juega España, que se presentará mañana por cuarta vez allí. La primera, en el Mundial de 1950, perdió 6-1 con Brasil. La segunda, en 2013, goleó 10-0 a Tahití en un partido absurdo por lo desigual.
La más importante fue la tercera, la final de la Copa Confederaciones del 30 de junio de 2013, cuando cierto "miedo escénico" bloqueó a los españoles, arrasados por el huracán de un Brasil ultramotivado. Muchos chilenos conquistarán mañana los asientos del Maracaná, unos cuantos españoles lo harán también. Pero mientras los primeros sueñan sin límites y con una audacia que va más allá de lo razonable, los segundos están golpeados, entre consternados y deprimidos.
¿Fin de ciclo para España? Del Bosque confía en evitarlo, quiere ser el piloto de la fuerte renovación que requiere el equipo y por eso decidió quedarse hasta la Eurocopa de 2016. Si España empatara o perdiera ante Chile, el choque del 23 ante Australia en Curitiba sería probablemente el ingrato escenario para el adiós de varias leyendas de la selección. "La coletilla de 'ya lo dije yo' la había leído y oído en otras ocasiones. Todo el mundo opina. Hay que volcarse en lo positivo, no hay que gastar energía en contestar a nadie que quiera nuestra caída", argumentó un tanto a la defensiva el entrenador.
Del Bosque sabe que el Barcelona, equipo clave para el éxito de la selección, tardó casi dos años en reconocer que una era se acababa y que necesitaba renovarse, cambiar. Se fue deshilachando con tristeza y el golpe que lo despertó fue duro. Su esperanza pasa por el hecho de que los ciclos de una selección son diferentes, difíciles de comparar con los de un club. Y por el dato de que al Barcelona, a diferencia de a España, el Maracaná nunca le dio una oportunidad.
También te puede interesar
Lo último