Falla todo lo fallable, hasta dos penaltis

almería b | villanovense

Cuando a un equipo le sale todo mal y no aprovecha sus ocasiones, lo normal es que siga cuesta abajo y sin frenos Gol anulado con 1-1 que pudo significar la remontada y pocos minutos después, expulsión de Javi

Borja se hace con el balón entre Espín y Trinidad.
Borja se hace con el balón entre Espín y Trinidad.

07 de marzo 2016 - 05:02

Perfectamente podíamos haber titulado 'A perro flaco todo son pulgas'; o 'Les ha cagado la moscarda'; o 'Los ha mirado un tuerto'; o incluso 'Ponen un circo y les crecen los enanos'; pero hemos optado por ése por razones de espacio más que por otra cosa. Y es que, ya me dirán ustedes, cómo puede ser que a un equipo le pase todo lo que le sucedió al filial ayer. Comienzo la enumeración: van a regar el campo y no funcionan los aspersores; un jugador de 1'68 le hace dos goles de cabeza; tres tiros a puerta del rival, tres goles; fallan dos penaltis que le hubieran permitido sacar un necesario punto; el árbitro le muestra seis amarillas y una roja, por sólo una amarilla al rival; le anulan un gol legal en apariencia en el 45' a Joaquín que habría sido el 2-1; le expulsan a un jugador a los 53'; su referencia ofensiva se lesiona en el 60'; todo eso en un campito de entrena miento (los dos campos grandes de la ciudad no pueden usarlos por distintos motivos) y sólo en 90'. ¿Quién da más?

Todo lo antedicho no justifica una derrota por deméritos propios. El filial es un caos en el que sólo se pone corazón y lucha pero dentro de una anarquía futbolísitca total. Basta decir que, tras la lesión de Montero, el defensa central Charlie, hoy lateral diestro, ocupó su lugar en el campo. O que Joaquín fue el central. O que, jugando en Segunda División B, no tienen un lanzador de penaltis con garantías; de haberlo habido, quizá hablaríamos de un milagroso 3-3 que pudo haberse dado.

Quizá estemos asistiendo ya la crónica de un descenso anunciando, parodiando a García Márquez; porque esto tiene pero que muy mala pinta. Lo del destierro definitivo al campo anexo del Estadio de los Juegos Mediterráneos, excepto en los partidos ante Cádiz y Murcia y no por los nuestros, sino por el rival de tronío, suena a haber arrojado ya la toalla en la lucha por la salvación. En los jugadores se nota desmotivación, al igual que en los pocos aficionados que van al incomodísimo campo. Fallar dos penaltis en los minutos 87 y 93 dice bien a las claras que el estado anímico de los chavales está por los suelos.

Nadie les niega su espíritu de lucha y las ganas de jugar bien; pero un equipo que sólo crea un par de ocasiones en 90' no puede aspirar a casi nada. Éstas fueron a los 38', cuando Montero se marchó solo ante Fuentes pero no encontró el momento de disparar; y el gol anulado a Joaquín, al parecer por falta de un compañero, ya que él no hizo falta ni estaba en fuera de juego. Además del gol, claro, obra de Borja, a quien hicieron ambos penaltis, a los 15', revolviéndose en el área y lanzando raso donde el portero no pudo llegar.

Tampoco lo bordó el Villanovense. Tres disparos a puerta, tres goles, obra de Guarnido y Anxo dos. El primero y el segundo de cabeza (manda narices, con 1'68 de 'altura') en los minutos 9 y 48; el tercero, en posible fuera de juego, pedido por los almerienses, en el 55'. No hicieron más, pero fue suficiente. Al verse con 1-3 a favor y con un jugador más, dejaron pasar la media hora que quedaba encerrados en su área y teatralizando en exceso cada falta que recibían, ante la permisividad del árbitro.

En resumen, otra mañana nefasta para el Almería B al que no le salió nada, al que persiguió inmisericordemente un mal árbitro y la diosa Fortuna y que se hunde en el pozo sin atisbos de solución.

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