Forzar el terreno para producir más kilos o no tratarlo para ganar calidad
Los expertos consideran que los suelos de Laujar cumplen con las condiciones óptimas para producir un vino de primera Las zonas con tradición vitivinícola son las mejores
Si en el proceso de producción del vino es importante la variedad de uva que se utilice, no lo es menos el tipo de suelo sobre el que se asienta la viña. Tal y como afirma Cecilio Oyonarte, profesor de la Universidad de Almería y viticultor de Laujar, "la variedad de uva utilizada expresará sus propiedades en función del tipo de terreno donde se cultiva. No tiene nada que ver un caverné producido aquí en Laujar con el que se produce en Francia".
Este experto explica que "las condiciones del suelo y climatológicas de una zona son las que determinarán en gran medida qué tipo de uva podrá plantarse y producirse, lo cual también influirá en el tipo de vino. Evidentemente, también influye el tratamiento del suelo que lleve a cabo el viticultor".
La variedad de suelos sobre los que se puede plantar una viña es amplia, "tan solo los más húmedos o encharcados no son susceptibles de acoger una vid. Pero es posible en suelos profundos, con grava, suelos poco profundos. La clave es tener claro qué tipo de uva quieres plantar y en función de ello adaptar el tratamiento que se le va a hacer al terreno. Casi cualquier tipo de suelo puede ser destinado a una viña, pero sí que hay unos que son más óptimos que otros".
Al analizar los suelos de la zona de Laujar, Cecilio Oyonarte explica que "cuando comparas esos estudios que dicen cuales son las mejores características para producir vino de calidad, en cuanto al clima y al terreno; con las condiciones de esta zona, el resultado es que es una comarca con un terreno óptimo para producir caldos de primera calidad".
A la hora de afrontar el tratamiento que se le ha de dar al suelo en el que se va a producir uva, la pregunta clave es "si se apuesta por la cantidad o por la calidad. Si quieres sacar muchos kilos, se tendrá que forzar al suelo, pero sin degradarlo. Así que hay que aportarle abono, agua; de forma que se aumente el crecimiento vegetativo y en consecuencia produzca más cantidad de uva. Por el contrario, si se apuesta por la calidad, como se hace en zonas pequeñas como la de Laujar; el tratamiento del suelo es mínimo, con menor aporte de abono y evitando que se produzca un gran crecimiento vegetativo, lo que va en contra de la calidad de la uva. Aquí apenas hay riego por goteo, ya que es un terreno donde se apuesta por la calidad y donde la intervención es muy baja y está marcada por un calendario muy concreto".
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