la consulta del especialista

Haz lo que el médico te dice, ¿siempre?

  • Muchas lesiones se arreglan mejor con el chándal

Todos, antes o después, somos pacientes. Si haces ejercicio, porque siempre surgen molestias o lesiones. Dependiendo de la fecha del DNI, la tensión arterial, el azúcar, la próstata, el colon, o la menopausia, harán acto de presencia. Tenemos que estar preparados para ello y seguir las indicaciones de los profesionales de la salud a los que se acuda.

Recientemente he visto algunos pacientes deportistas que acuden a la consulta con alguna lesión que no le permite hacer lo que más le gusta, correr. La primera premisa o condición que suelen poner los propios interesados es "no voy a parar de correr, que lo sepas". Después de diferentes pruebas y tratamientos, en ocasiones tengo que llegar a la misma conclusión: "necesito que me ayudes a curarte, debes parar de correr". En la mayoría de las situaciones, el final de la frase va acompañado de lágrimas. Esos deportistas con frecuencia han acudido a otros médicos con anterioridad, siguiendo el camino de la Seguridad Social y una vez que llegan al traumatólogo o al médico de cabecera, la respuesta que nadie quiere escuchar, acompañado de hombros encogidos es…debes dejar de correr, o de jugar la pádel o de cualquier tipo de actividad deportiva; pero si además el paciente supera los 40, entonces la frase "es que ya no eres un niño, son cosas de la edad" es la más pronunciada. El que está enganchado al deporte, busca una segunda opinión siempre, una alternativa que devuelva la ilusión de hacer lo que nos gusta hacer. Los que hacemos deporte regularmente, los que vemos el ejercicio como una forma de vida, llevamos mal el hecho de parar. Cuando me lesiono, afortunadamente son pocas las veces que eso ocurre, intento mejorar las otras disciplinas o deportes que me gustan. Aprovecho para mejorar la técnica de natación, la resistencia en la bicicleta, o realizar trabajo preventivo de fortalecimiento muscular, incluyendo el del músculo lesionado, dejando que pasen las semanas hasta que el tratamiento surta efecto y desaparezcan las molestias al correr. Es por ello por lo que debemos tener alternativas al ejercicio que más nos gusta. No solo correr o la bici, otro plan B al cual poder acudir en caso de lesión. Lesión es una palabra maldita para cualquier deportista. Implica un frenazo en la progresión y preparación física pero también mental.

Es importante que el deportista lesionado cuente con un diagnóstico acertado de la lesión, la gravedad y el tiempo de recuperación. Hoy día contamos con exploraciones complementarias de gran sensibilidad como la resonancia o la ecografía. El médico tratará con distintos medios a su alcance el reducir el tiempo de convalecencia. Luego entra en escena el fisioterapeuta que hará recuperar la fuerza, la movilidad de las articulaciones o grupos musculares implicados en la lesión. En tercer lugar aparece el readaptador. Es la persona que cubre el espacio que hay desde la camilla a la actividad física que realiza el paciente. La readaptación es una especialidad clave dentro de la preparación física, no en vano son profesionales muy cotizados. Deben estar en contacto con el médico y el fisioterapeuta, dando un enfoque multidisciplinar al caso, evitando errores y comentando avances o retrocesos en la evolución. Esa cadena con los tres eslabones es clave para que los pacientes recuperen la sonrisa, ya sea por un dolor de espalda que le obliga a estar de baja, un hombro doloroso y una inflamación de rodilla.

Muchas de las recuperaciones de lesiones o dolores, una vez que cede la fase aguda de inflamación y dolor, se basan en fortalecer la musculatura que rodea las articulaciones lesionadas, de esta manera, la capacidad de reacción de una extremidad o de la zona lumbar será mucho mejor que si la musculatura o los ligamentos no tienen la capacidad de respuesta adecuada.

¿Qué beneficios tiene el trabajo de fuerza?

Para entrenar fuerza muscular debes trabajar el músculo, aportando mucha intensidad en un corto periodo de tiempo. De esta manera aumentarás su consistencia y no tanto su volumen.

-Fortalecer la musculatura destinada a que seamos más rápidos y eficientes en la carrera a pie como es la de los glúteos, sobre todo el glúteo medio, los isquiotibiales sobre todo el bíceps femoral. Mejorará la zancada y el impulso, sobre todo si la carrera es cuesta arriba.

-Fortalecer la musculatura de lo que viene a llamarse CORE, es decir, la musculatura de la columna como el cuadrado lumbar, la del abdomen como el recto anterior, los oblicuos interno y externo y el transverso, además del suelo pélvico. En este caso, la columna lumbar será la que se va a beneficiar puesto que serán los músculos que se encarguen de estabilizar la columna, colaborando con los discos y las articulaciones en el sostén de la columna. Así prevenimos la posibilidad de sufrir una hernia discal o una deshidratación discal y si ya la padecemos, evitaremos la aceleración de la degeneración de esas estructuras alejándonos del dolor y de la posibilidad de una intervención quirúrgica.

Se deben realizar estos ejercicios de fuerza los días de entrenamiento cruzado y las distancias cortas a ritmo inferior al de competición. El día que te toque trabajar cuestas o series largas, debemos realizar una rutina dividida, o combinar este tipo de ejercicio aeróbico (carrera continua), con ejercicios de fuerza menos intensos y con descansos activos. Por último, los días que tengamos sesiones de entrenamiento de largas distancias a ritmo de competición o tiradas largas, deberemos evitar la posibilidad de combinarlas con ejercicios de fortalecimiento por el riesgo de sufrir una lesión muscular producto de la sobrecarga a la que he hemos sometido a la musculatura.

Muchas de las lesiones o problemas se arreglan con un chándal en lugar de un antiinflamatorio.

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