Si John Wayne levantara la cabeza

Baloncesto l NBA

El mandamás David Stern saca el látigo y castiga con suspensión indefinida a Gilbert Arenas, investigado por los federales por el incidente de las cuatros pistolas · El caso reabre el eterno debate de las armas en 'yanquilandia'

Arenas protesta airadamente a un árbitro.
Arenas protesta airadamente a un árbitro.
Alessio González / Algeciras

10 de enero 2010 - 05:02

En 1881, en una parcela de Tombstone (Arizona) llamada OK Corral, sucedió uno de los tiroteos más legendarios del Oeste americano. Los hermanos Earp -con Wyatt a la cabeza y Doc Holliday de escudero- la emprendieron a balazos con los Clanton, los McLaury y Billy Claiborne. La escena, llevada a la gran pantalla por John Ford y otros posteriormente, tiene en pie de guerra a la NBA, que estos días ha sido zarandeada por el incidente espolvoreado por Gilbert Arenas, una de las estrellas de la Liga, que la montó portando cuatro pistolas en el vestuario de los Washington Wizards y que acaba de ser suspendido por el mandamás, David Stern.

El incidente inundó los medios de comunicación de todo el mundo, acaparó webs, críticas voraces y, como no, apoyos a la segunda enmienda que otorga a los yanquis el derecho a portar armas como el que calza unas botas. Pero el tono bromista de Arenas sobre el asunto -alardeando en el Twitter (una red social global)- ha colmado la paciencia del máximo dirigente de la NBA. David Stern movió ficha y lo hizo con una decisión firme y preventiva: suspensión indefinida de empleo y sueldo al jugador.

La historia saltó cuando el New York Post reveló que Arenas guardaba armas de fuego en su taquilla del Verizon Center (pabellón de los Wizards) y que el baloncestista iba a ser investigado por iniciativa de su propia franquicia. Un par de días después la noticia se esclareció: el base había protagonizado un incidente con su compañero Javaris Crittenton en el que ambos acabaron apuntándose con las pipas debido a supuestas deudas de juego. Al parecer un partida de cartas a bourré, algo similar a la brisca, se encendió por culpa de una apuesta de unos mil dólares. Se cruzaron unas palabras más altas que otras y la cosa quedó ahí... hasta el término del partido que los Wizards disputaron poco después ante los San Antonio Spurs.

"Me gusta esta historia, es realmente intrigante. Desperté esta mañana y descubrí que soy el nuevo John Wayne... Los medios de prensa son demasiado divertidos", posteó Arenas en su Twitter tras el revuelo inicial.

El jugador franquicia de los Wizards fue contradictorio. "Solía tener las cuatro pistolas en mi casa de Virginia, pero las llevé a mi taquilla para mantenerlas alejadas de mis niños pequeños", afirmó el base para justificarse. Pero poco después volvía a mostrar su vena más irónica en la web. Los federales tomaron cartas en el asunto y Arenas entonó el mea culpa. "Estaba de broma, pero broma o no, reconozco que fue un error y que me equivoqué. Me ha dado cuenta de que no hay lugar para las bromas con las pistolas". La disculpa del Agente Zero no tardó en tener réplica con una coreografía a lo pistolero del jugador en el partido ante los Sixers... y Stern explotó.

"La conducta de Arenas me ha obligado a decidir que no está preparado para jugar en el NBA", espetó el comisionado de la Liga, que aseguró que en un primer momento optó por abstenerse del asunto ya que el jugador está siendo investigado por el Fiscal del Distrito de Columbia y el Departamento de Policía Metropolitana (por llevar armas a pocos metros del Capitolio, la sede del Gobierno). "He decidido suspender al señor Arenas... a la espera de la conclusión de la investigación".

El veredicto de Stern cuenta con el respaldo total de los Wizards. "Bajo el liderazgo de Abe Pollin, nuestra organización nunca ha tolerado este comportamiento y no lo vamos a hacer nunca", rezaba el comunicado emitido por el presidente general de operaciones, Grundfeld, y la familia Pollin, la propietaria.

La suspensión sacude a un deporte que se amamanta de los hábitos sociales de un país que vive y muere por las armas. El All star de los Nets, Devin Harris, saltó a la palestra para subrayar que "al menos el 75 por ciento" de los jugadores de la NBA poseen un arma y que muchos las llevan a sus pabellones "por seguridad". "Saben que tenemos dinero y conocen nuestro calendario".

Arenas no es el primero ni el último que eclipsa la actualidad deportiva con alguna trifulca más propia de una banda. Dinero, joyas, alcohol y nueve milímetros normalmente es un cocktail que acaba con sirenas policiales.

No sólo el básket da mal ejemplo. La Liga de fútbol nacional (la NFL), la más seguida del país, también ha deparado incidentes más propios del Hampa que de deportistas de élite.

La suspensión de Arenas es un intento por maquillar la imagen de una Liga que quiere exportar sus ídolos (a Europa y China) y mantener sus arcas saludables. Queda por conocer la versión policial y si Crittenton, el otro implicado en el numerito, será sancionado o liberado de toda culpa (al parecer su pistola estaba cargada). El precedente puede levantar una alfombra cargada de polvo y balas. Si Stern saca el latigo más de uno debe estar vaciando ya su taquilla.

stats