UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos

Luces y sombras de Rubi

  • La falta de carácter y agresividad fue santo y seña durante la mayoría de los choques, con un bloque inmerso en el amaneramiento y la desorganización

  • Ahora se necesita dar un salto de calidad tanto plantilla como en el banquillo

El Bilal celebra con el banquillo el 0-1 en Cornellá

El Bilal celebra con el banquillo el 0-1 en Cornellá / Andreu Dalmau / EFE (Barcelona)

La agónica temporada se podría resumir en el último partido de Cornellá: fragilidad defensiva de todo el bloque, solvencia en ataque y sobre todo un equipo que fue un fiel reflejo del carácter de su propio técnico. No tenía la UDA la mejor plantilla de la categoría, pero los buenos entrenadores suelen sacar algún conejo de la chistera; Rubi apenas nos sorprendió, tan sólo supo transmitir equilibro mental y emocional, aparte de crear un buen ambiente en todo su entorno. Así tuvo que ir navegando por Primera un conjunto que ha vuelto a salvar por los pelos una temporada clave para el devenir del proyecto de Turki, como también lo fue la campaña del ascenso.

La falta de carácter y agresividad fue santo y seña durante la mayoría de los choques, sobre todo lejos del Power Horse, llegándose a contagiar la mayoría del plantel, pues no hay nada más que repasar el último gol encajado de la temporada con De la Hoz de protagonista, jugador eminentemente defensivo, que miraba con dulzura y desde la cercanía cómo su oponente armaba el disparo que bien pudo enviar de retorno a la UDA a Segunda.

El trabajo de un entrenador destaca en la organización defensiva y en la tensión provocada a sus jugadores, pues la faceta ofensiva suele provenir del talento individual. La merma que hay que corregir de cara a la próxima campaña no tuvo su origen en los centrales, injustamente criticados en varias ocasiones, sino en todo un bloque inmerso en el amaneramiento y en la desorganización que permitía maniobrar a sus adversarios sin aparente dificultad, tanto a la hora de llegar a las inmediaciones del área como de centrar sin oposición.

Pero Rubi, como él mismo manifestó, estaba más orgulloso de lograr tantos que de encajarlos, como si no supiera que con empate a cero se obtiene un punto y la posibilidad de ganar con poco. Sí, el ya extécnico catalán ha cumplido con el objetivo que le marcó la dirección del club en dos temporadas vitales, aportando paz y trabajo, pero sin chispa. Es cierto que la juventud de varios jugadores no dejó de ser un hándicap, aunque alguno de estos al final fueran clave. Hablando de claves, el error de Rubi con la alineación de Suárez en Anoeta terminó por descubrir su escasa astucia, compensada con el referido equilibrio.

No sé si Rubi tuvo presión como parece alegar, pero un servidor no percibió demasiada animadversión sobre su figura. Presión sí que es la que se adivina en el entorno de otros rivales. Ahora, llegados a este punto que tanto se ansiaba desde el comienzo del proyecto, se necesita dar un salto de calidad tanto en plantilla como en el banquillo para consolidar la labor de una propiedad que desde que llegó ha logrado mantener a su equipo de forma perenne en los puestos altos de Segunda, con la disputa de los Playoff y el título de campeón, y en el lugar que finalmente otorgó la permanencia en Primera, que como se comentó desde estas líneas iba a andar por los 40 puntos. Creo que a partir de ahora toca disfrutar de verdad...

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