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Mario Götze, un héroe muy precoz

El alemán Mario Götze pasó a la historia grande del fútbol alemán con apenas 22 años, y cuando nadie lo esperaba en Brasil. El pequeño delantero anotó en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, en pleno templo del fútbol brasileño, el tanto con el que su selección logró su cuarto título Mundial, rompió el maleficio europeo en América y coronó una revolución futbolística de la que él es un paradigma.

Su mirada al cielo en la fresca noche brasileña traslucía felicidad e incredulidad. "Cómo me puede estar pasando esto a mí", parecía decir el talentoso atacante. No era para menos, pues Götze empezó el torneo como titular indiscutible en el puesto de falso nueve en la delantera. Sin embargo, la trayectoria irregular del equipo terminó por sacarlo del once titular en favor de un centro delantero clásico como Klose, que se hizo con el puesto en cuartos de final y no lo soltó.

Pero el fútbol tenía preparada una revancha para el joven jugador del Bayern Múnich. En una final no apta para enfermos del corazón, entró en el campo en el minuto 88 en sustitución de Klose. El partido se fue a la prórroga con una Alemania más fuerte y decidida y con un Götze dispuesto a demostrar algo. En el minuto 113, cuando en el estadio olía ya se pensaba en la tanda de penaltis, Schürrle se escapó por la banda izquierda y centró el balón hacia el área, donde el héroe de la noche, en un gesto técnico digno de los mejores, lo controló con el pecho y sin dejarlo bajar, aún lanzado en carrera, lo remató con la zurda fuera del alcance de el guardameta Romero.

De apenas 176 centímetros de altura, pero con notable habilidad para jugar con ambas piernas, Götze es una muestra de lo que ofrece el nuevo fútbol alemán, en el que la fuerza y la altura son ya sólo una parte de una ecuación en la que la técnica y la habilidad ganaron tanto o más valor.

Nada en la carrera de un futbolista es mejor que marcar un gol en la final de un Mundial, pero aún es más grande lograr el único y decisivo tanto. Iniesta lo hizo hace cuatro años y pasó toda una temporada recibiendo el agradecimiento de los aficionados por toda España, que lo aplaudían en cualquier estadio.

Puede que incluso los enfurecidos hinchas del Borussia Dortmund, club en el que Götze creció y dejó la pasada temporada para fichar por el poderoso Bayern Múnich lo ovacionen ahora. En una temporada a las órdenes de Pep Guardiola, el jugador tampoco pudo convencer a sus nuevos seguidores y todavía no se asentó en el equipo titular. Entonces, el jugador que causó un conflicto comercial al lucir una camiseta con un enorme logo de Nike en un club que patrocina Adidas, no soñaba con marcar un gol en la final de un Mundial. Debutó con la selección en 2010 y estuvo en la Eurocopa de 2012, pero en Polonia y Ucrania su equipo cayó en semifinales y él jugó apenas unos minutos. Hoy, las dudas de un año difícil y la frustración de verse fuera del once titular en Brasil quedaron olvidadas. Götze se convirtió en un héroe eterno para Alemania a una edad en la que muchos ni siquiera debutaron en Primera División. Es un héroe precoz, quizá demasiado.

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