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Nadar para ahogarse en la orilla

  • Se compitió a medias, y así se nadará muchas veces con brío, pero al final se ahogará un equipo que necesita hacer más cosas para sobrevivir

  • Excepto en el gol, apenas se pisó el área

Juan Muñoz, que apenas intervino en los minutos que jugó en la segunda parte, no consigue hacerse con el balón.

Juan Muñoz, que apenas intervino en los minutos que jugó en la segunda parte, no consigue hacerse con el balón. / iñaki porto

Siempre duelen las derrotas, pero vista la dinámica del choque se padecen todavía más. Se compitió y se dio la cara, pero no fue suficiente. Y eso que Osasuna practica un fútbol de ataque poco menos que troglodita, con juego directo y previsible. Aun así, los de Ramis se fueron diluyendo como un azucarillo ante un rival con un ritmo idéntico de principio a fin. ¿Faltó físico? Creo que no, uno de los aspectos positivos, al menos hasta ahora, es la condición física que se le adivina a los rojiblancos. Estamos en los albores de la campaña, pero se advierte chispa suficiente como para competir en una categoría tan física. El problema radica en que 90 minutos más el descuento se hacen muy largos, y más en El Sadar. Tuvo cierto mérito encarar con brío un encuentro tan rudo con jugadores que apenas tuvieron minutos durante la anterior temporada. Mandi, Caballero o Tino Costa se fajaron como el que más, pero se comprobó que no son dioses que han renacido de sus cenizas. Incluso el nuevo sistema de Ramis, que sustituyó al de los dos primeros partidos y mitad del siguiente, que tan buen resultado dio, se va asimilando pese a que sigo sin ver a Pozo por la izquierda y a Fidel por la derecha, tan alejado de Nano. A veces, este conjunto me recuerda, salvando las distancias, al Leicester campeón de la Premier, que con jugadores desahuciados conquistó un histórico campeonato. Mencionados estos parabienes, toca la parte que no le gustará leer a Ramis, porque el que suscribe no está para dorar la píldora ni a él, ni a ningún otro profesional que está para cumplir con su labor de la mejor manera. De forma incomprensible, Joaquín no disputó ni un minuto en un estadio propicio para lucir sus aptitudes. Asimismo, Verza era uno de los hombres indicados para desgastar al contrario y para llegar fresco en los minutos decisivos, pero tampoco fue de la partida. Llegué a pensar durante la semana que Ramis iba a emular a Unai Emery, colocando a Motta en el lateral y a Fran más adelantado, inspirándose en el invento del técnico vasco cuando colocó a Cisma detrás de su compañero de lateral, Mané, que jugó de interior. Quizá El Sadar era el escenario donde entroncaba una unión similar. Por eso, y por más razones, excepto en la jugada del gol de Fidel, apenas se pisó el área rojilla y así, es muy difícil. Luego vino el último cambio del entrenador almeriense, tan sui generis como la referida ausencia de Joaquín. En vez de retirar a Mandi, con tarjeta, Ramis dio entrada a Hicham por Rubén Alcaraz, partiendo el centro del campo en dos y privando a su propio equipo de poder ofensivo. Ni a la desesperada se generó peligro. Se dirá que se disputó un buen partido y que en esta línea hay que seguir, pero no hay peor mentira que una verdad a medias. Quien argumente una visión positiva tras jugar en el complicado Sadar no le faltará razón, sin embargo lo cierto es que se compitió a medias, y así se nadará muchas veces con brío, pero al final se ahogará un equipo que necesita hacer más cosas para sobrevivir.

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