Oficio es sinónimo de claro beneficio
almería b | écija
Ahora que tiene intensidad en defensa, veteranía en la medular y eficacia en ataque, lo mínimo exigido para ganar en cualquier categoría, el filial da síntomas de haber cogido el paso Delicatessen de Nono en el 2-0
Cuando un equipo tiene buena pinta, se nota. No hace falta que despligue un fútbol espectacular, ni que avasalle a sus rivales, ni tan siquiera que tenga un posesión que rompa estadísticas. Le vale con salir muy concentrado, saber que en cualquier balón le va la vida, mostrar contundencia en defensa, jerarquía en el centro del campo y eficacia en la delantera. Todo lo que no tuvo el Almería B hasta el mercado de invierno, cuando a la parcela técnica no le quedó otra que hacer todo el trabajo que no había hecho en verano, algo que no sucedió en el primer equipo, ahora se ha convertido en la base de la reacción.
Ni se ha alejado excesivamente de la zona de descenso ni puede dormirse en los cerros de Úbeda, porque si algo ha conseguido Miguel Rivera es que su conjunto sea regular y compita en igualdad de condiciones que los rivales gracias a las cualidades de los futbolistas que tenía en plantilla y la magnífica aportación de los que llegaron hace unos meses. Si esa química desapareciera, volver a los puestos peligrosos sería cuestión de horas.
Lo que está claro es que las sensaciones son buenas y se están plasmando en magníficos resultados, sobre todo en casa. El Almería B ya sabe madurar el partido a base de ocasiones, no de toques y juego insulso, y al final los goles terminan cayendo. Aunque parezca que fue fácil porque se dio un marcador contundente y el Écija era el último de la fila, la presión de estas jornadas en las que los de abajo empiezan a ganar a equipos que ya poco o nada se juegan, hizo que la necesidad de puntos atenazara al comienzo a los de Miguel Rivera.
De hecho, la primera clara ocasión fue para el cuadro astigitano pasados los primeros 20 minutos, cuando Ocaña falla incomprensiblemente de cabeza un centro de George que se había comido Víctor, el rojiblanco al que más le está costado mantener la templanza. A partir de ahí, viendo que el cordero también tenía dientes, el lobo sacó los suyos a relucir. Primero rozó el gol con un remate de Martos al palo y después con un chut alto de Borja Lázaro.
Pero fue tras el paso por los vestuarios cuando el filial iba a demostrar la personalidad que le ha llevado a no ser ya el equipo más pardillo de la categoría. Poco a poco, Gerardo fue teniendo trabajo y salvando varias oportunidades muy claras. Hasta que después de un fallo clamoroso de Borja Lázaro a pase de la muerte de Hicham, Fran Vélez remata de cabeza un córner sacado magistralmente por Cristóbal. El central entró como un ferrocarril al área y su remate se llevó todo lo que encontró por delante.
La lata se abrió y ya no se iba a cerrar. El segundo caería pocos minutos después tras una genialidad de Nono, que encontró en Cristóbal a su socio perfecto. El extremo se intentó por su banda, se frenó con el marcaje de Toscano y puso un centro maravilloso de rabona que tuvo el gusto de rematar Hicham de cabeza. Genialidad y preciosidad para apuntillar a un colista que ya estaba roto. Aplausos de una afición decepcionada por la mañana y sonriente por la tarde. El tercero cayó casi al final, tras un gran pase de Selfa al recuperado Varela, como pudieron caer cuatro, cinco o seis. Pero sólo fueron tres, los mismos que puntos al casillero.
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