Los panes y los roscos volvieron a caer ayer del cielo en Olula del Río, esta vez para honrar a San Ildefonso, cuyo día grande se vivió muy intensamente en el municipio. Los vecinos se echaron a la calle para acompañar a las imágenes de los dos santos, San Ildefonso y San Sebastián, y despedir así sus fiestas patronales de invierno. En esta ocasión, fue San Sebastián el que encabezó la procesión, pues como es costumbre San Ildefonso le cedió el sitio por cortesía.

Así, ambas imágenes procesionaron por las principales calles del municipio acompañadas por los miles de vecinos y visitantes que quisieron disfrutar de una tradición tan especial.

A lo largo de su recorrido, ambos santos fueron agasajadas con roscos y panes que los vecinos lanzaban en forma de peticiones y promesas.

Pero antes de que la procesión diera comienzo, los olulenses habían acudido a la Santa Misa oficiada en la Iglesia de la Asunción para realizar la ofrenda a los patronos. Así, esta festividad tan peculiar que cada año atrae a miles de turistas mezcla lo profano y lo religioso.

Y es que la devoción a San Ildefonso viene de lejos, pues comenzó a partir del año 1.666. La lluvia de panes con la que los vecinos agasajan a los santos se cree que viene de las promesas de agradecimiento por las cosechas. Otra de las teorías es que los terratenientes del pueblo arrojaban roscos para que los habitantes pudieran comer esos días, ya que estos panes, por la composición de su masa, pueden consumirse aunque pase mucho tiempo.

Una vez concluida la comitiva, los vecinos se dirigieron al Parque de San Pablo para disfrutar de las tapas típicas de estas celebraciones. Los más pequeños también fueron protagonistas de la jornada, pues tuvieron la oportunidad de divertirse en las diferentes atracciones preparadas especialmente para ellos.

De esta manera, los vecinos de Olula del Río dijeron adiós a sus fiestas de invierno, las más esperadas y especiales. Habrá que esperar hasta el próximo año para volver a disfrutar de esta peculiar tradición.