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Pasado, presente y mejor futuro

  • El desarrollo agrícola en Roquetas de Mar siempre ha estado ligado al agua En los años 40, la escasez fue barrera para su despegue

La agricultura es uno de los principales motores económicos del municipio de Roquetas de Mar.

En esta zona, que ha crecido en los últimos cincuenta años de manera exponencial, se forjó el germen del potente sector agro que hoy conocemos en el Poniente almeriense y es que de aquí nació la fuente acuífera que daría vida a sus cultivos.

La zona que ahora se encuentra cubierta de invernaderos, fue hasta mediados de siglo una zona semiárida sin muchas posibilidades a priori para el cultivo. Aunque los intentos por dotarla de agua para riego se sucedieron sin demasiado éxito por la escasa calidad de las aguas superficiales y por el excesivo precio que los propietarios de los pozos establecían.

No cabe duda que el momento actual viene dado por la trayectoria del agua a través del campo. En 1.939 finaliza la Guerra Civil y la economía del país había quedado destrozada. En este momento la situación del Campo de Dalías era desoladora. En 1.941 se publica el Decreto que declara la colonización de la Zona del Campo de Dalías de Interés Nacional y el Instituto Nacional de Colonización empezó sus actuaciones en la zona de Aguadulce, por disponer ésta de las aguas con mejor calidad. De esta manera, construyeron el primer pozo en 1.943 muy cerca de la carretera de Málaga a Almería, por debajo de la Venta Vitorino. Con este sondeo empezó el regadío en el Poniente.

Terminó ocurriendo lo inevitable. Este primer acuífero se tuvo que abandonar por sobreexplotación, y es que el número de explotaciones aumentaba a un ritmo vertiginoso por aquella época y el elemento de la vida comenzaba a escasear y a perder calidad por la salinización, un problema que no tiene retroceso aunque se deje de sacar agua. Había que buscar alternativas y se comenzaron los sondeos con medios mucho más modernos que dieron lugar al descubrimiento de dos acuíferos. El último de ellos, el más potente hasta el momento y que estaba a una profundidad de entre 600 y 800 metros.

Este tercer acuífero ha abastecido y sigue abasteciendo de agua para el regadío y de agua potable a toda la Comarca. Su sobreexplotación ha hecho que en los últimos años se esté viviendo una situación difícil, casi desesperada, por el devenir de este elemento esencial, básico para la provincia en el futuro y que ha dado lugar a una búsqueda de soluciones por parte de las Administraciones y de las comunidades de regantes que, ahora, se puede decir que arroja luz después de tanto esfuerzo.

El concejal de Agricultura de Roquetas de Mar, Nicolás Manzano, analiza la trayectoria de la agricultura, como agricultor y uno de los protagonistas en estos últimos años del sector en el municipio y en todo el Poniente. "Me considero procomarcal en este sentido, ya que la agricultura es un ámbito que nos afecta a todos y en el que el agua es el factor esencial de su entramado; el que hay que conservar y cuidar".

El los últimos años se ha comprobado que en el tercer acuífero se está sacando más agua de la que entra, ya que la calidad del agua ha bajado, uno de los principales síntomas. Para Manzano hay esperanza, y esta pasa por la primera fase de la Desaladora del Campo de Dalías, ubicada en Balerma, y cuya primera fase podía estar funcionando este verano. "Los municipios ya hemos hecho nuestras reservas de agua procedente de esta infraestructura. Esto, unido a un plan de reutilización de aguas depuradas y la Balsa del Sapo deben ser la solución al déficit de los acuíferos que arrastramos", explica el concejal. El hándicap del agua de la Desaladora es que es de muy baja conductividad y al campo no le interesa un agua tan depurada. Ahí es donde entra en acción la Balsa del Sapo que, para solucionarlo, ya hay un plan por el que se sacará un 20% de sus aguas para inyectársela a la desalada y que su conductividad alcance el 0,2-0,3 siemens/centímetro cuadrado. Esta actuación está impulsada por la Junta Central de Usuarios del Poniente Almeriense y será obligatoria para paliar los efectos en los acuíferos. Todas estas soluciones van en beneficio del agricultor y el medio y se erigen como un balón de oxígeno, y también una esperanza para salvaguardar las reservas y, por ende, el futuro hídrico del municipio y de la Comarca del Poniente almeriense, cuyo crecimiento ha estado ligado desde hace más de medio siglo al agua.

En Roquetas de Mar hay en torno a unas 2.000 hectáreas de invernadero, si bien es cierto que los vecinos del municipio son propietarios de un porcentaje muy amplio de las fincas en toda la Comarca. De hecho, en la última granizada, que afectó especialmente al núcleo de San Agustín en El Ejido, un 90% de los propietarios afectados eran roqueteros. Otro de los caballos de batalla en los últimos años es la equidad en el agua, algo por lo que se lucha, así como en la calidad de la misma y en la homogeneización de precios para todos los agricultores, independientemente del origen de la misma.

Por último, y otro de los factores que más preocupan en Roquetas y, en especial a su concejal de Agricultura, es el derroche de agua. "Tenemos una campaña permanente para que los agricultores no tiren el agua. Tengo una lucha constante y soy especialmente sensible con este tema. Me preocupa mucho. Precisamente este es uno de los motivos por el que tenemos una brigada de control en el campo y, lamentablemente, la mayoría de partes que me llegan son por la falta de control al llenar las balsas y cuyos desbordes, además del desperdicio, provocan que salga a los caminos y los destruya", explica manzano, quien lanza un llamamiento a todos los agricultores, ya no solo de Roquetas de Mar, sino de toda la comarca, subrayando que "el agua hay que cuidarla y de eso depende nuestro futuro y el de nuestros hijos".

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