UD ALMERÍA | Contracrónica

Rubi y Gomes, similitudes y diferencias

  • El luso preconizaba los carrileros ofensivos y la asociación entre los mediapuntas mientras el catalán mezcla en la coctelera conceptos como posesión, juego directo, búsqueda de espacios o triangulaciones en su construcción de la máquina perfecta

Rubi se dirige a sus jugadores antes de arrancar una sesión preparatoria

Rubi se dirige a sus jugadores antes de arrancar una sesión preparatoria / Rafael González (Almería)

En la previa del inicio del choque en Montilivi entre Girona y Almería Rubi explicaba a pie de campo lo que su equipo debía hacer para ganar el partido. Con una facilidad pasmosa, como si fuera tan sencillo plasmar en el verde los conceptos, el técnico catalán disertó sobre la idea de tener la posesión del balón cuando el partido lo demandase, pero también de jugar en largo si la situación lo requería o de correr al espacio para aprovechar las cualidades de su gente de ataque. 

Convertir el dicho en hecho tal vez sea la labor más complicada de un entrenador de fútbol, pero Rubi está logrando desde el germen puesto en pretemporada que sus jugadores empiecen a profesarle fe a sus ideas, desde el convencimiento de que lo que les apunta en la preparación táctica del partido, luego suele cumplirse. Habló Rubi también de la necesidad de cocinarlo a fuego lento, con calma, sin precipitaciones, esperando un rival parecido al Tenerife una jornada antes en casa. 

Cuando el de Vilasar llegó el curso pasado con la urgente tarea de buscar el ascenso 'in extremis', se encontró un equipo con una filosofía de juego y un sistema muy marcados, diferente al que él preconiza. El dibujo predilecto de Jose Gomes fue el 1-4-2-3-1, con un doble pivote con funciones claramente definidas entre la tarea de contención de Samú Costa y la creativa, desempeñada por Manu Morlanes. El de Matosinhos potenciaba particularmente el juego ofensivo de sus laterales, convirtiéndolos en carrileros largos a costa de sacrificar a los extremos, que eran mediapuntas que buscaban la asociación, pero demasiadas veces se perdían en el juego horizontal. Esa carencia de verticalidad la sufrían jugadores como Lucas Robertone, que en su primera campaña como rojiblanco no tuvo un papel preponderante. 

Pasado el trago de la recta final del curso, en la que no tuvo el margen necesario para operar la cirugía necesaria, Rubi apostaba este verano por inculcarle a sus jugadores los beneficios del 1-4-3-3, un planteamiento con el que se siente más cómodo. Había que solventar la sangría defensiva que estaba padeciendo el equipo y el ex de Espanyol y Betis optó por frenar la vocación ofensiva de los laterales, todo ello sin cortarle las alas para que busquen la línea de fondo si las circunstancias lo permiten. No es casualidad que Centelles esté asentándose en el once, incluso al punto de discutirle la titularidad a Akieme una vez que el hispano-ecuatoguineano ha salido de su lesión. El valenciano no tiene la impulsividad ofensiva de aquel, pero lo compensa aplicándose más en la faceta defensiva.

Que la sala de máquinas funcione también le ha llevado un tiempo, el necesario hasta comprobar que De la Hoz es el arquitrabe sobre el que se asienta el juego colaborativo del equipo. Toda una paradoja que el encargado de contener y destruir sea a su vez la primera pieza del engranaje ofensivo. El cántabro se incrusta entre los centrales a la hora de sacar el balón jugado desde atrás, hace las coberturas necesarias a nivel defensivo para que Samú y Robertone puedan estar más liberados al saber que tienen las espaldas bien cubiertas y además tiene un buen desplazamiento en largo para realizar cambios de orientación cuando el juego bascula demasiado a una banda. 

José Gomes en su etapa como preparador rojiblanco José Gomes en su etapa como preparador rojiblanco

José Gomes en su etapa como preparador rojiblanco / D.A. (Almería)

De la Hoz es la clave de bóveda que ha permitido que Samú Costa olvide la faceta de mediocentro más posicional que tenía asignada con Gomes y ayude en consecuencia a llevar el esférico hasta la zona de peligro, barriendo además todo el caudal ofensivo que pueda generar el contrario. Esa labor es decisiva para que Robertone tenga esa libertad de movimientos que le permite asociarse con la línea de atacantes y ser prácticamente un delantero más al más puro estilo de los 'trescuartistas' argentinos, indetectables para las zagas rivales por su llegada desde segunda línea. Pocas veces se ha podido observar un trivote tan armónico en un equipo, con esa complementariedad de perfiles que sirve para que unos se mejoren a otros en beneficio del colectivo y que está logrando que no se eche de menos la decisiva figura de Morlanes. Y sin duda los más beneficiados son los componentes del tridente atacante.

En las primeras jornadas Rubi apostó por Lazo. La calidad del gaditano está fuera de discusión, pero no posee las cualidades asociativas de Portillo ni logra ser regular. La entrada del malagueño en el equipo ha sido otro de los aciertos en esta construcción de un equipo con visos de convertirse en temible. La facilidad para encontrar el hueco de Portillo, unida a la gran sociedad que ya formaban Ramazani y Sadiq y a la aportación desde segunda línea de Robertone convierten a la delantera rojiblanca en una pesadilla para sus rivales porque tan pronto te buscan las cosquillas filtrando balones al espacio para la carrera de Sadiq como triangulan al borde del área para detectar el pasillo necesario hacia el gol. 

El once tipo de Gomes fue el formado por Makaridze; Balliu, Akieme, Maras, Cuenca; Samú Costa, Manu Morlanes; Corpas, Lazo, Aketxe; y Sadiq. Rubi, sin embargo, está apostando en las últimas jornadas por: Fernando; Pozo, Centelles, Chumi, Babic; De la Hoz, Samú Costa, Robertone; Portillo, Ramazani y Sadiq. Además de lo ya analizado, dos cosas saltan a la vista: la predilección bajo palos por el murciano en detrimento del georgiano, lo que le asegura asumir menos riesgos en la salida de balón, así como un eje de la zaga más rudimentario pero también más expeditivo. La pérdida en la elaboración desde atrás que propiciaba Cuenca la compensa De la Hoz incrustándose entre los centrales. Poco se ha hablado igualmente del paso adelante que está dando Chumi gracias a la confianza que Rubi ha depositado en él. El gallego ha pasado de partidos timoratos con descuidos imperdonables a llevar camino de convertirse en un líder con jerarquía por su sentido de la anticipación y la concentración que muestra en todas las acciones. 

Hay otros factores comunes entre Gomes y Rubi. Con ambos es difícil que jugadores como Arvin Appiah, extremos clásicos que basan su fútbol en la potencia y apurar la línea de fondo tengan protagonismo en el equipo, amén del problema recurrente que viene arrastrándose en las acciones a balón parado y que el propio Rubi ya ha comentado que están en proceso de subsanación. De lograrlo manteniendo el equilibrio actual convertiría al Almería en la máquina perfecta. En resumidas cuentas, Rubi postula mayor pragmatismo sin renunciar a la espectacularidad (un Almería vistoso desde la eficiencia y la verticalidad) mientras que Gomes siempre preconizó la liberta ofensiva de los carrileros y la asociación entre los mediapuntas, proporcionando también altas dosis de disfrute a los aficionados rojiblancos. Dos conceptos diferentes con ciertas similitudes y bastantes diferencias, pero ambos válidos si se corrijen los desajustes atrás que en su día condenaron al luso. 

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