Rubi ha perdido los papeles

UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos

Un técnico que siempre fue reflejo del máximo equilibrio perdiendo los papeles, no solo ante la prensa, sino también en el terreno de juego

Su equipo ni muerde ni presiona al rival

Rubi en la zona técnica durante el Almería-Athletic
Rubi en la zona técnica durante el Almería-Athletic / LFP
Ramón Gómez-Vivancos García

Almería, 22 de abril 2023 - 20:12

No sé si la UDA se salvará; con el calendario que resta en casa tiene sus posibilidades, pero a la finalización del choque ante el Athletic Rubi se ha cerrado media puerta de cara a su continuidad. Tras el partido Rubi ha protagonizado la rueda de prensa más bochornosa que se recuerda por estos lares, solo superada por aquella de Luis Ángel Duque. Dijo el técnico catalán que la UDA disputó un buen partido, que se sintió muy satisfecho y que al final su equipo acorraló al rival.

O sea, una media verdad, que es la peor de las mentiras. Rubi, un entrenador que siempre fue fiel reflejo del máximo equilibrio, perdiendo los papeles, y no solo ante la prensa, sino también sobre el terreno de juego. Un técnico que se empeña en que sus jugadores saquen el balón jugado desde atrás, cuando en cada partido se puede comprobar la ineptitud para esa tarea de varios de ellos. Y un equipo que no muerde, que no presiona, que no encima al rival, ni ordenada ni desordenadamente.

O sea, todo al revés, cuando ante determinados adversarios como el Athletic se debe ser práctico, encontrado los espacios de forma directa (así llego el tanto ante el Barça) y presionando con disciplina, agresividad y mala uva. Este Almería preparó el choque como si estuviera jugando en Segunda ante el Mirandés o la Ponferradina, con todos los respetos para ambos conjuntos. Así no, Rubi. Ver cómo intentan distribuir el juego desde atrás Chumi o Samú al unísono (ocurrió varias veces) ante un rival de tanta enjundia, fue un insulto a la inteligencia futbolística.

Inclusive, Rubi le hace un flaco favor a ambos jugadores pues extrae, ante la mirada de los aficionados y de todo el mundo del fútbol a través de la retransmisión televisiva, lo peor de ambos futbolistas. Lo que haría un entrenador más avispado estaría orientado en mostrar las mejores cualidades de sus futbolistas y en cubrir sus defectos. Con jugadores más capacitados para esa labor, tanto Chumi como Samú saldrían reforzados.

Pero si no se dispone de centrocampistas de esas características (tan solo Eguaras podría hacerlo y quizá Kaiky), resulta cuando menos descerebrado intentar que esos jugadores se adapten por arte de magia a la mentalidad del entrenador, en vez del técnico adaptarse a las características de su plantilla o del once que prefiera sacar de inicio. Se puede perder ante el Athletic, pero no de la forma que se hizo. Y menos, como comenté al comienzo, intentando Rubi hacernos comulgar con ruedas de molino.

Es verdad que se echa en falta a El Bilal, a la hora de recepcionar, de presionar, incluso de cara al gol, y que no sé hasta qué punto la directiva podría haber intentado cubrir esa baja, pero ahí tendría que aparecer la sagacidad del técnico para cubrir dicha carencia. Y una más, en ese último córner, el del supuesto agobio al que se refiere Rubi, observé una ilustrativa estampa. La de Fernando en el centro del campo mirando al banquillo, a la espera de recibir el ok de su entrenador para rematar la última jugada del partido.

Pero no, Rubi lo miró y no le ordenó que subiera a la desesperada, cuando esa oportunidad lo requería. ¿Qué hizo Fernando entonces? Ver desde el centro campo, en modo estéril, esa buena oportunidad desde un lugar privilegiado. Este último detalle mostró la pérdida de papeles en la que actualmente Rubi se encuentra inmerso. Como no espabile el técnico catalán y logre extraer lo mejor de cada situación y de las características de su plantilla, vamos aviados, porque en su supuesta destreza anida la ansiada salvación.

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