Sabella vuelve al Mineirao, su gran templo

Allí ganó la Libertadores al Cruzeiro y es un ídolo para la afición del Atlético

C. Caminos (Dpa) Belo Horizonte

21 de junio 2014 - 05:02

El estadio Mineirao sólo trae buenos recuerdos a Alejandro Sabella, quien hace casi cinco años ganó allí su mayor título como técnico cuando Estudiantes de La Plata se coronó campeón de la Copa Libertadores de 2009.

Esta vez volverá al estadio de Belo Horizonte como entrenador de Argentina para enfrentarse a Irán, en un partido que también será clave porque un triunfo le dará a los albicelestes la clasificación a octavos. Será un día cargado de simbolismos para Sabella, un apasionado futbolero y amante de las cábalas, o costumbres, como él suele llamar a esas supersticiones que se siguen para repetir buenos resultados.

Aquel 15 de julio de 2009, Estudiantes fue contra todos los pronósticos, tras igualar a cero el partido de ida de la final que había jugado en casa. Con una mística y una fortaleza anímica alimentada por Sabella, el plantel liderado por el ahora retirado Juan Sebastián Verón dio la vuelta al marcador y venció al Cruzeiro (1-2) en un Mineirao colmado para consagrarse campeón de la Libertadores. A sólo cuatro meses de su debut como técnico de un equipo profesional, Sabella levantó la copa continental.

Y cumplió su promesa. A su regreso a La Plata, llevó un enorme cuadro con una foto del plantel pincha que había entrado en la historia. La derrota del Cruzeiro fue celebrada intensamente por los hinchas del Atlético Mineiro, su eterno rival en Belo Horizonte y hoy anfitrión de la selección argentina en el complejo deportivo Cidade do Galo.

Desde entonces, los fans del Atlético mantienen una amistad con Estudiantes y recuerdan con cariño a Sabella, como lo expresaron en la bienvenida al conjunto argentino a Belo Horizonte y en la sesión a puerta abierta -a la que asistieron 10.000 personas- que realizó la selección de Messi la semana pasada en el estadio Independencia de Belo Horizonte. El Mineirao fue remodelado para el Mundial, pero es probable que cuando Sabella vuelva a pisar el campo, aún resuenen los ecos de aquellos días de gloria.

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