Soriano acaba con los bostezos (1-0)
Almería-málaga cf
Muñiz dispuso una madeja que los de Lillo supieron rebasar a base de paciencia y toque. El Almería acumula siete jornadas seguidas sin conocer la derrota
Tiene el Málaga un equipo rocoso y comprometido, trufado de canteranos, muy difícil de rebasar, tal y como demostró hace un par de semanas en el Camp Nou.
Lillo era consciente del 1-4-1-4-1 que venía planteando Muñiz y regresó al 1-4-2-3-1 que tan buenos resultados le ha proporcionado desde su llegada, incluyendo a Goitom tras el paréntesis del Barça y demandando a sus hombres infinita paciencia en la salida del balón.
El partido, sobre todo durante la primera mitad, resultó hosco para el espectador. La táctica se impuso a la calidad individual y apenas se vieron destellos que levantaran a la gente del asiento; de hecho los disparos a puerta por parte de uno y otro equipo brillaron por su ausencia hasta la recta final del primer acto.
Lo poco reseñable del arranque fue un centro de Cisma al corazón del área al que Piatti no pudo llegar por poco y la posterior lesión del central blanquiazul Weligton en un lance fortuito con el extremo argentino.
Eso y el partidazo de Pellerano en la línea defensiva. El ex de Vélez Sársfield se bastó para frenar al ecuatoriano Caicedo y estuvo generoso en las coberturas a los compañeros dando muestras de ser el zaguero sobrio por el que Alfonso García pagó hace dos campañas tres millones y medio de euros.
De ahí hasta la recta final de la primera parte no hubo noticias del fútbol y los aficionados se dedicaron a bostezar en sus asientos y protegerse del frío húmedo que castigó el Mediterráneo. La única incursión con peligro de los malacitanos llegaría tras un saque de esquina rematado por Iván González con una defectuosa medio chilena que Gámez no supo culminar.
Fue entonces cuando emergió la figura de Goitom dispuesto a dar el zarpazo al borde del descanso. El sueco recibió a media altura un balón de Cisma (a este paso el sevillano se convertirá en el mejor asistente del equipo), hizo un control espectacular con la diestra y remató con la zurda. Todo en uno. Lástima que el balón se fuera al lateral de la red.
Con ese escaso bagaje ofensivo los dos equipos se marcharon a los vestuarios. El Málaga tenía el partido donde quería y el Almería necesitaba aumentar el ritmo de juego para rebasar las pobladas líneas rivales, bien juntas y sin dejar apenas espacios.
En jugadas combinativas parecía misión imposible que llegara el gol y terminaría haciéndolo a raíz de una acción a balón parado. Domingo Cisma saca directa a puerta una falta lateral, un defensa despeja y el esférico le cae a Michel, que ejerce de cierre. El brasileño la cuelga al área, Acasiete la peina con fortuna y habilita a Soriano para que burle a Munúa por raso.
La afición despertó entonces del letargo e incluso el Málaga intentó desmelenarse jaleado por los suyos desde el Fondo Sur. Javi López tuvo en sus botas el empate, pero su fuerte disparo ajustado a la base del poste se encontró con la agigantada figura de Diego Alves, que si bien esta vez pasó más desapercibido, tuvo intervenciones de mérito.
Con un Málaga buscando la igualada tal vez se echara en falta que Lillo moviera antes el banquillo. Hasta el minuto 76 no realizó el primer cambio de Juanma por Michel, posición por posición. La tarde demandaba la presencia de Ortiz Bernal para rematar la faena, pero el capitán entró con el tiempo cumplido y Corona reaparecía tras su lesión cinco minutos antes en busca de mantener la posesión.
El último coletazo malaguista lo dio Caicedo con un fuerte disparo que se marchó fuera de la meta de Alves. El ecuatoriano se fajó arriba, pero evidenció -al igual que le sucede a Goitom- que es complicado hacer un solitario trabajo de desgaste en la zaga rival y aderezarlo todo con el gol.
Con el partido muriendo en la prolongación, Piatti se metió un carrerón pleno de fe, pero su centro a Ortiz fue desviado por Mtiliga cuando ya se cantaba el gol. Fue la mejor muestra de que este Almería tiene alma.
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