Voleibol

La Superliga 2020/2021, la ‘niña bonita’ de Ferrera

  • El jugador está a punto de arrancar su temporada 15 desde que debutase en la máxima categoría en las filas ahorradoras

Ferrera, en un entrenamiento.

Ferrera, en un entrenamiento.

A las once de la mañana del 24 de junio de 2005, en un lugar que conoce muy, muy bien, debutaba España en los Juegos del Mediterráneo de Almería. Se acababa de iniciar el verano de la primera pretemporada profesional de Mario Ferrera en las filas de Unicaja, ‘inaugurándose’ prácticamente al unísono para el vóley un emblemático recinto y una prometedora carrera. El Moisés Ruiz y el chico de Los Palacios fueron presentados a la vez al más alto nivel de un deporte que los ha hecho ir cogidos de la mano durante 15 años ya cumplidos, unidos por un halo especial que solo da ese tipo de casualidades… o no, si uno cree en el destino. Cierto es que primero fue la grada, viendo en pista a los hermanos Falasca, Israel Rodríguez, Juanjo Salvador, Charly Carreño en su despedida de la selección… a los Suela, Moltó, Lobato, Déniz, Sevillano, Miralles y Flores, todos dirigidos por Paco Hervás. Cierto es que cuando se mudó el club a esta nueva ‘casa’, él hizo un paréntesis de un año. No importa.

Mario Ferrera se disponía a ponerse bajo las órdenes del holandés Bert Goedkoop y el Moisés Ruiz hacía de plata a un equipo nacional que comenzó a fraguar su más importante logro histórico, el Campeonato de Europa de 2007, en Almería. Ganó a Egipto en el debut, pero calló ante los faraones en una final a cinco sets, malogrando una pelota para colgarse el oro (14-13 en el tie break). El joven receptor se empapó de todo, asumió la victoria y la derrota como parte del juego, tomó como ejemplo a los mejores para crecer de un modo exponencial y, a día de hoy, encara la que será su temporada 15 en la élite, más sabio, habiendo asumido la evolución como paso fundamental, conservando la chispa de receptor, pero eligiendo la mesura necesaria en el líbero que ahora es. La Superliga 2020/2021 va a ser su particular ‘niña bonita’.

Por eso la quiere convertir en la tercera de su palmarés particular, en el título número 9 en total, cifra que habría firmado cuando, tras acercarse a este deporte, tuvo claro que iba a marcar su vida: “En total llevo 20 pretemporadas, porque para mí cuenta también, y mucho, aquella primera fase en la que me hice jugador, comenzando en este deporte en 2000, a los 13 años de edad, y aquí sigo dos décadas después, con la misma ilusión que antaño”. De ese modo es fácil de entender sus enormes “ganas de que esto arranque, máxime sumando el tiempo que llevamos sin poder jugar por este ‘lío’ mundial que se ha montado”. Su llegada a la línea de salida se ha producido dejando a la vista el compromiso asumido no solo con el club, sino con su carrera: “Dentro de lo que cabe no podemos parar, sí que he estado haciendo ejercicio, pese a las limitaciones, y el cuerpo es una máquina con la que trabajamos y que hay que mantener a punto para cuando lleguen estos momentos, estar lo mejor posible”.

Un verano sin vóley de playa, una de sus pasiones, “un buen complemento para el poder seguir en forma y hacer ese periodo más corto, porque a veces se hace largo”, no es lo mismo, si bien una vez más cabe poner la mente en modo pragmático y dar otra respuesta a la pre-pretemporada: “Lo hemos complementado con otras cosas”. Aunque “de la pista se puede decir poco por ahora”, Mario Ferrera sí tiene suficiente para aseverar que “es un grupo joven y fuerte, que va a dar mucha guerra este año si nos deja este ‘bicho’”. Así, de primeras, destaca la “profesionalidad de este plantel que se ha formado, todos comprometidos con llegar lo mejor que han podido, dando por bueno eso de que el cuerpo es su herramienta de trabajo, una máquina que va a trabajar no menos, pero sí de otra manera en la pretemporada”, asegura para dar por finalizado el argumento con una certeza: “Vamos a estar muy pronto en forma”.

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