SD AMOREBIETA 1-2 UD ALMERÍA | Contracrónica

Urritxe pareció Las Nieves de Macael

  • Los rojiblancos muestran carácter para ganar en un feudo ochentero, con calvas en las áreas, chapas para la publicidad y cerro en las gradas

Akieme intenta zafarse en velocidad de Amorrortu, el mejor jugaador local

Akieme intenta zafarse en velocidad de Amorrortu, el mejor jugaador local / D.A. (Amorebieta)

En el siglo XXI ya no existen las encerronas, tal vez lo más parecido hoy por hoy sea jugar en un campo como Urritxe. Viendo el recinto municipal del conjunto vasco uno recordaba al desaparecido Las Nieves, donde el Atlético Macael jugó tantas promociones de ascenso a Segunda B, apenas cambiando el albero por un césped demasiado blando que se levantaba con facilidad. El cerro de los montes cercanos asomando en las gradas, las chapas de publicidad que los aficionados aporreaban para generar presión ambiental o las calvas de tierra en las áreas de los porteros rememoraban ese fútbol de otra época, aquel fútbol de barro.   

Todo muy ochentero, también la escasez lumínica que no paraba de proyectar sombras por cuadruplicado de cada jugador (por eso en Liga tienen que exiliarse a Lezama) o el humo de frío intenso que exhalaban las bocas de los futbolistas. En ese contexto, bien parecido al de la primera ronda ante el Águilas pero con más rigor climático, se las tuvo que ver el Almería en tierras vascas y lo cierto es que el equipo mostró carácter.  

Sorprendía de inicio en la alineación titular de Rubi la presencia de Sadiq en la punta de ataque en detrimento de Dyego Sousa. Todo se aclaraba al constatarse que el ariete luso-brasileño no pudo entrar en la convocatoria por una lesión de última hora cuyo alcance no ha aclarado el club, si bien se especulaba con una dolencia en la zona del abductor.

El técnico catalán no se andó por las ramas y tiró de la pareja titular de centrales Babic-Chumi. El serbio era sabido que jugaría porque está sancionado para viajar a Lugo, pero con el gallego se arriesgó a que acumule más fatiga física pese a que Carriço sigue lesionado y que con Martos cuenta más bien poco.

El Amorebieta, de vuelta al feudo del que fue desposeído tras su salto al profesionalismo, salió mordiendo. Javi Robles, que ejerció el rol de De la Hoz como mediocentro posicional, con Robertone y Curro como interiores por delante, sudaba tinta para frenar las acometidas azules.

Makaridze tenía que intervenir a los once minutos de juego para atajar un peligroso cabezazo de Orozko y en la continuación de la jugada un centro de Amorrortu se paseaba por la línea de gol sin encontrar rematador. Amorrortu, muy activo en los primeros compases, lanzaba luego un peligroso disparo que se marchaba ligeramente desviado tras romperle previamente dentro del área la cintura a Robles.

Once de Rubi en Urritxe, una alineación para recordar Once de Rubi en Urritxe, una alineación para recordar

Once de Rubi en Urritxe, una alineación para recordar / D.A. (Amorebieta)

En ese vendaval local emergió la raza de este Almería en una acción por banda derecha en la que Appiah prolongaba el balón para que Nieto apurase la línea de fondo y pusiera el pase de la muerte atrás sobre la llegada de Sadiq, que solo tuvo que empujarla a la red.

El suflé local se desvanecía por momentos pero Amorrortu, sin duda el más activo de los de Íñigo Vélez, tuvo la igualada solo un par de minutos después con un disparo desde la frontal que se topaba con la cepa del poste. La respuesta indálica, un zurdazo lejano de Curro que requirió la intervención de Saizar.

Empujado por sus seguidores, el Amorebieta salió con renovados bríos en la segunda mitad y un omnipresente Amorrortu avisaba nada más reanudarse el choque con un mano a mano que abortaba Makaridze. Donde no estuvo nada afortunado el meta georgiano fue en la siguiente acción, cuando un manso disparo de Orozko le botaba delante sin medirlo bien y propiciaba la igulada vasca en un error obsceno que recordó a la pifia de Lezama.

Cuando todo se ponía cuesta arriba emergió la figura de Appiah, que cuajó un buen partido participando en el 0-1 para poner el 1-2 tras marcharse de su par por el costado zurdo y fusilar con un obús a Saizar.

En la recta final los rojiblancos pudieron ampliar la ventaja, primero con un remate de Robles dentro del área que sacaba un defensor bajo palos y luego con un balón bombeado de Villar que rozó la escuadra. Iker Bilbao, en el 89’, mandó un zurdazo por encima del larguero en el último estertor local. Misión cumplida.

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