Ante Coric necesitaba unos minutos así. Concretamente veinte minutos en los que el mediocampista croata se sintió el protagonista del guion de una película que pareció escrita para él. Con 2-0 en el marcador y pocos visos de remontada, Guti decidió tirar del ex de la Roma para intentar encontrar ese último pase que estaba costando filtrar.

Coric ocupó el puesto de Romera en una sustitución de todo o nada, de cara o cruz, y la moneda cayó por el lado de la cara. El balcánico pidió la bola desde el primer momento y solo cinco minutos después generaba la acción que servía para recortar distancias en el marcador.

Fue un pase filtrado para Sekou Gassama en el corazón del área que el ariete hispano-senegalés intentó rematar sin éxito, pero su rechace era aprovechado por Juan Muñoz, siempre atento a la segunda jugada, para impulsar el balón a la portería defendida por Biel Ribas.

El primer paso estaba dado, pero todavía quedaba ponerle la guinda al pastel concretando la remontada, algo que iba a llegar en el tiempo de prolongación y desde el córner. Vada sacó en corto para Coric, que mandó un balón teledirigido a la testa de Sekou, cuyo cabezazo elevaba el 2-2 al marcador. El abrazo de Guti al final del encuentro es la muestra de que Coric aún no ha dicho su última palabra.