La Consulta del Especialista

El 'aceite' del cerebro y de la vida

  • El aceite de oliva forma parte de la dieta mediterránea, que tantos beneficios tiene 

  • El riesgo de sufrir Parkison y Alzheimer en los que lo consumen se reduce un 29%

El aceite de oliva virgen extra, ingrediente esencial de la dieta mediterránea.

El aceite de oliva virgen extra, ingrediente esencial de la dieta mediterránea.

Estoy seguro que todas las personas que lean este artículo consumen habitualmente aceite de oliva. Forma parte de la maravillosa dieta mediterránea que tantos beneficios tiene. Entre los más conocidos:

  1. Reduce el riesgo de sufrir infecciones por virus y bacterias al estimular al sistema inmunitario.
  2. Reduce el colesterol malo: hay dos tipos de colesterol, el LDL o colesterol malo, ese que se pega a las arterias y que tantos problemas crea. Por otro lado está el colesterol bueno o HDL que es todo lo contrario. El aceite de oliva potencia el HDL o colesterol bueno.
  3. Favorece el tránsito intestinal por lo que combate el estreñimiento.
  4. Fuente de vitaminas A, D, E y K. La vitamina A es muy importante para la vista así como para tener huesos y articulaciones fuertes. La vitamina D es necesaria para el metabolismo del calcio y fósforo; gracias a la vitamina D nuestros huesos son fuertes. La vitamina E es la que nos protege frente al envejecimiento al ser uno de los mejores antioxidantes que existen. La vitamina K es necesaria para regular la coagulación de la sangre.
  5. Previene la aparición de tumores: se conoce que el aceite de oliva puede reducir un 10% la posibilidad de sufrir un cáncer de próstata o de colon y un 15% la posibilidad de tener cáncer de mama.

Recientemente se ha publicado un artículo por parte de unos científicos de la Universidad de Harvard, en la Revista Americana de Cardiología. Han analizado miles de personas desde el año 1990 hasta el 2018 y han llegado a unas conclusiones muy interesantes. Vieron que aquellas personas que consumieron una cantidad similar a una cucharada sopera de aceite de oliva al día, tuvieron una serie de beneficios muy importantes y llamativos:

  • Un 17% menos riesgo de morir por un cáncer.
  • Un 20% menos riesgo de morir por una enfermedad respiratoria o cardiovascular.

En total, reduce el riesgo de muerte por cualquier causa en un 19%. Compararon el consumo diario de aceite de oliva frente al consumo de mantequilla o mayonesa y las conclusiones fueron demoledoras.

Pero además, frente a dos enfermedades demoledoras, el aceite de oliva también ayuda: hablamos del Parkison y el Alzheimer. El riesgo de sufrir estas enfermedades en los que consumen aceite de oliva se reduce un 29% que no es poco, teniendo en cuenta que poco se puede hacer frente a estas dos enfermedades, ya que te pueden tocar. El hecho de prevenir y reducir, por poco que sea, es una gran noticia.

Cerebro con Alzheimer

Se han identificado dos signos característicos de la patología como causa del Alzhéimer que son: la aparición de las denominadas placas amiloides y la presencia de ovillos de neurofibrillas.

Las placas amiloides son depósitos de porquería que se almacenan alrededor de las neuronas, de la proteína beta amiloide en la sustancia gris del cerebro, y se asocian con la degeneración y muerte neuronal. Es como si las neuronas nadaran en un mar de basura y residuos lo que provoca su muerte. Por otra parte, la formación de ovillos de neurofibrillas es el resultado de una alteración de la proteína tau (una proteína que está en las neuronas), y se inicia en la región del hipocampo donde se encuentra la función de la gestión de la memoria. Estos dos procesos implicados en el mal de Alzheimer podrían estar interrelacionados y, en cualquier caso, provocan una degeneración y disfunción neuronal. Al afectar a zona del cerebro encargada de la memoria, el hipocampo, lo primero que se resiente es la memoria. A medida que la enfermedad va avanzando, la pérdida de la memoria continúa y surgen cambios en otras capacidades cognitivas. Los problemas pueden incluir perderse, dificultad para manejar el dinero y pagar las cuentas, repetir las preguntas, tomar más tiempo para completar las tareas diarias normales, juicio deficiente y pequeños cambios en el estado de ánimo y en la personalidad. Las personas frecuentemente son diagnosticadas durante esta etapa.

El Alzhéimer es una enfermedad que se ceba con las personas mayores. El Alzhéimer es una enfermedad que se ceba con las personas mayores.

El Alzhéimer es una enfermedad que se ceba con las personas mayores. / freepik

Cuando el mal avanza, el daño ocurre en las áreas del cerebro que controlan el lenguaje, el razonamiento, el procesamiento sensorial y el pensamiento consciente. La pérdida de la memoria y la confusión aumentan, y las personas empiezan a tener problemas para reconocer a familiares y amigos. Tal vez no puedan aprender cosas nuevas, llevar a cabo tareas que incluyen múltiples pasos (tales como vestirse) o hacer frente a situaciones nuevas. Es posible que tengan alucinaciones, delirio y paranoia, y quizás se comporten impulsivamente.

Esto fue lo que llevó al Dr. Alois Alzheimer en 1906 a preguntarse qué estaba pasando. Alzheimer notó cambios en los tejidos del cerebro de una mujer que había muerto de una rara enfermedad mental. Sus síntomas incluían pérdida de la memoria, problemas de lenguaje y comportamiento impredecible. Después que la mujer murió, el Dr. Alzheimer examinó su cerebro y descubrió varios hallazgos anormales, las llamadas placas amiloideas y ovillos o nudos neurofibrilares. Ahí empezó todo.

Buenas noticias

Algunas de las proteínas que se encuentran en el aceite de oliva, ayudar a frenar la evolución y prevenir la aparición del Alzheimer. Tanto en ratones como en humanos, el aceite de oliva evita la formación tanto de las placas amiloides como la de los ovillos, por lo que no se deposita esa “basura” alrededor de las neuronas y éstas no mueren.

Si a eso le añadimos una dieta saludable, ejercicio físico regular, una actividad cerebral con vida social rica tanto en lo intelectual como con otras personas, podremos tener menos posibilidades de sufrir esta lacra del siglo XXI, que afecta al 50% de las personas mayores de 85 años y al 5% de los que tienen entre 65 y 75 años.

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