Un ascenso con historia

El Girona logró por primera vez en su historia el ascenso a Primera gracias al empate sin goles sumado en Montilivi frente al Zaragoza, un resultado que servía a los dos equipos para conseguir sus objetivos.

El partido no tuvo ninguna historia. Menos que eso. Los dos conjuntos apenas llegaron a la portería rival en un pacto de no agresión ante 9.082 espectadores que presenciaron el histórico partido para los gerundenses.

Un punto les valía a ambos. A los locales, para rubricar el ascenso; al Zaragoza, para conservar la categoría. Ninguno de los dos conjuntos era suficientemente incisivo como para crear peligro real en la portería del contrario. Los minutos pasaban, pero nada sucedía en Montilivi, donde todo el juego se concentraba en el centro del campo, sin que hubiera ningún desmarque al espacio o ocasión.

La tónica era la misma tras la reanudación, ambos conjuntos jugaban sin ningún tipo de prisa ni aceleración. El balón corría de un lado para otro, pero no se llegaba a tres cuartos de campo rival. Mientras el partido seguía su curso, los casi 10.000 aficionados citados en Montilivi esperaban el pitido final del colegiado Arcediano Monescillo para que estallase la euforia absoluta.