El bronce, una justa recompensa
Balonmano l Mundial
España acaba el torneo en tercera posición gracias a su fortaleza defensiva y a las paradas de Sterbik
La selección está de vuelta entre los más grandes del balonmano internacional y ratificó su regreso a la elite con un ajustado triunfo (23-24) sobre Suecia, que le permite lograr un tercer puesto que premia el excelente Mundial protagonizado, seis años después de alcanzar en Túnez su última medalla mundialista, en aquella ocasión de oro.
Pese al sorprendente equipo que presentó Valero Rivera, el conjunto español evidenció desde el inicio que ni el varapalo que supuso la derrota sufrida ante Dinamarca en semifinales iba a mermar la ambición por cerrar el campeonato con una presea. Pero para lograr un bronce, y más cuando se tiene como rival al equipo anfitrión, no basta sólo con voluntad. Es imprescindible un acierto del que España, al menos de inicio, careció por completo. Especialmente en el lanzamiento, donde los jugadores se empeñaban una y otra vez en tirar sobre al portero sueco Johan Sjostrand, una circunstancia que impidió aprovechar las dos exclusiones de las que dispuso para distanciarse en el marcador.
Por fortuna, el combinado nacional siempre puede confiar en su solida defensa, su mejor argumento, que estuvo perfectamente secundada por el portero Arpad Sterbik, que ya en el primer tiempo realizó el doble de paradas que en toda la semifinal. Esta fortaleza atrás y desacierto en ataque permitieron a España sobrevivir ante una Suecia también lastrada por sus numerosos errores, y que tan sólo tuvo una máxima renta de dos goles (10-8). La distancia que fácilmente enjugada por España con un espectacular tanto de Iker Romero, que resolvió con un disparo con efecto, y un pase de extremo a extremo de Roberto García que pusieron el 11-11 al llegar el descanso.
Sin embargo, la renta volvió a dispararse en los primeros compases de la reanudación, cuando España siguió lastrada por su bajísimo porcentaje de acierto en el lanzamiento, que en esta ocasión no tuvo arreglo en defensa.
El acierto no le faltaba a la gran estrella sueca, el lateral Oscar Carlen, que con tres goles casi consecutivos situó el marcador en un peligroso 16-13. El revulsivo de la selección española llegó con la presencia en pista de los hermanos Entrerríos y el joven Gurbindo en la primera línea de ataque, que por fin, pareció encontrar la fluidez necesaria para superar la defensa sueca. España comenzó a conectar con el pivote Julen Aguinagalde, que forzó una tras otra exclusiones y penaltis, hasta permitir a la selección dar la vuelta al tanteador (16-19) con un contundente parcial de 6-0.
Esta diferencia, pese a reducirse a la mínima expresión, se mantuvo incluso en inferioridad, y el esfuerzo del conjunto de Valero Ribera se vio recompensado tras una última parada del cancerbero de origen serbio, para ganar (23-24) y regresar al podio de una gran competición internacional, tres años después de la tercera plaza lograda en los Juegos Olímpicos de Pekín.
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