Una cara entrañable del voleibol

José Luis Viedma es, además de ex jugador, delegado de pista de Unicaja Almería y de su cantera

Viedma coge la red del Moisés Ruiz tras el partido ante Palma.
Viedma coge la red del Moisés Ruiz tras el partido ante Palma.
Pablo Laynez Rodríguez

26 de abril 2009 - 05:02

Hay personas en este bello mundo del deporte que te llegan, te marcan. Su simpatía, buen trato, amabilidad, caballerosidad... un sinfín de cualidades que hacen que el trato pase de lo estrictamente profesional a algo más humano, a considerarlo un amigo. Un buen ejemplo de ello es José Luis Viedma, una cara conocida dentro del voleibol almeriense, de aquel deporte romántico que por sus años mozos todavía no estaba en la élite.

Raro es el momento en el que una sonrisa no aparece esbozada en su cara. Bueno, quizás durante los partido de Unicaja Almería, su entrecejo se ciñe de los nervios. Sin embargo, desde detrás de los banquillos del Moisés Ruiz apoya como el que más a un equipo que perdió a un gran colocador por culpa del arbitraje. "Dejé el voleibol por ser árbitro de fútbol sala", reconoce alguien al que los jugadores consideran como uno más de su grupo puesto que siente las victorias y las derrotas en carne propia como el que más.

Como buen almeriense, comenzó a jugar al voleibol con Moisés Ruiz. "Él era mi profesor en el Azcona. Me metí en las escuelas de Cajalmería como actividad extraescolar. Kiko [actual gerente] estaba jugando en el equipo juvenil y era entrenador de los infantiles. Recuerdo que por aquel entonces ya estaban Manolo [Berenguer], Charly [Carreño]... En cadetes coincidí en la plantilla con Juanjo Salvador. Sin embargo, ya en juveniles lo dejé y no había vuelto a jugar hasta hace pocos meses", recuerda con mucho cariño.

Que en Almería somos una gran familia, es algo que no creo que pongan en duda. Si no, pregúnteselo al propio Viedma que tenía que ir a por Juanjo Salvador en motocicleta para que entrenara. "Él vivía en Pechina y algunas veces no tenía forma de venir para Almería a entrenar. Pues yo cogía mi moto, me iba a su casa y después lo llevaba también de vuelta. Fue Fermín el que lo descubrió y lo hizo un gran jugador" y el buque insignia de Unicaja.

Desde las barrera, está claro que los toros se ven diferentes. Viedma no se arrepiente de haber dejado el voleibol en activo y ahora hace lo imposible para compaginar su trabajo en el Telepizza de abajo de la Rambla [donde, a propósito, cocina las mejores pizzas de Almería ], con su función como delegado de cancha en los encuentros del primer equipo.

"Son muchas sensaciones. Lo que has vivido y soñado desde niño ves que ahora es tu realidad. Los jugadores te implican en el juego: me felicitan por mi trabajo y yo hago lo mismo con ellos. Además, el hecho de jugar en el Moisés Ruiz es algo muy especial. Para nosotros era nuestro padre. No sé cómo describirte el estar al lado de Charly o de Juanjo", afirma con un movimiento de manos que denota que todas las palabras son pocas para expresar lo que ronda por su cabeza.

Viedma, que además de todo es delegado de las categorías inferiores, define al voleibol como "una forma de vida". "En la cantera se les inculca a los jugadores muchas cosas para que crezcan como personas", algo vital en la formación de unos chavales que el día de mañana pueden vestir y defender con orgullo los colores de Unicaja Almería. Ése sería uno de los "sueños" de un almeriense que no quiere abandonar el equipo de toda su vida sin saber lo que se siente al ganar una "Copa de Europa". Que así sea.

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