EL ACTA DE VIVANCOS

El carácter deportivo de Rubi

  • El técnico del Almería debería sacar a relucir su lado más agresivo para determinados momentos clave

  • La presencia de Melero, el jugador con más clase sobre el terreno de juego, se notó

Rubi charla con Sergio González antes del pitido inicial

Rubi charla con Sergio González antes del pitido inicial / Javier Alonso (Almería)

Si en la previa del choque ante el Cádiz, Rubi quiso comparar la situación del Sevilla y, por consiguiente, la actitud mostrada por los de Sampaoli hace una semana ante la UDA, de cara a intentar emularla, de primeras sorprendió la poca intensidad mostrada por los rojiblancos durante gran parte del encuentro. Da la impresión de que Rubi no logra transmitir esa mordiente con la que, por ejemplo, saltan al campo los conjuntos de la Premier League, máxime tratándose de un enfrentamiento directo, trascendental. Tuvieron que tener el agua al cuello los pupilos de Rubi para que a falta de 15 minutos los jugadores se dejaran el alma sobre el campo, ya con la soga al cuello.

Enfrente estaba el Cádiz, un equipo que suple las florituras y la calidad, por rigor táctico y condición física. Es ciertamente incómodo jugar ante el conjunto de Sergio González, pero para ello al menos hay que poner el mismo ímpetu y que luego sea algún detalle diferencial el que pueda marcar la diferencia. Ahí partió con desventaja la UDA de Rubi, que a veces parece un equipo de porcelana, quizás influenciado por el carácter de su técnico, equilibrado eso sí, pero algo tímido deportivamente hablando, por lo que él mismo refleja desde fuera. No conozco personalmente a Rubi ni a ningún jugador, mejor así, porque me permite evaluar mis conclusiones de una manera ecuánime, sin influencia externa, pero da la impresión de que el técnico catalán debería sacar a relucir su lado más agresivo para determinados momentos clave, tal y como hicieron sus jugadores en el último cuarto de hora.

No sé, pero puede que la falta de belicosidad fuera una de las claves para que los equipos que ha dirigido Rubi en Primera hayan obtenido unas estadísticas paupérrimas como visitantes. Es simplemente una reflexión al aire después de analizar toda esta temporada y sobre todo este último partido al enfrentarse dos conjuntos completamente antagónicos en tantos sentidos. Aún con todo, el punto rescatado al final quisiera que tomara el relevo de aquel otro punto logrado la pasada campaña en las postrimerías del choque ante el Alcorcón (otro equipo que vino a vaciarse físicamente), y que a la postre sirvió para lograr el ascenso con un punto más.

Puede que la presencia de Melero, sin haber sido decisiva, inclinara un poco el partido a favor de la UDA, pues quizás era en ese instante el jugador de más clase sobre el terreno de juego y se notó sin tener que estar todavía al 100% el centrocampista madrileño. En principio su puesto lo ocupó Robertone pero al argentino, aun teniendo llegada en ataque, le falta ese toque final de calidad. El espacio para Robertone, mejor algo más atrasado.

Ciertamente se echó en falta a El Bilal Touré, y más en una guerra deportiva como la que hubo. A buen seguro que con la presencia del maliense hubiese cambiado el signo del partido y a la vez habría liberado a Suárez, al que noté muy solo en punta frente a la numerosa zaga que suele acumular el Cádiz en su área. Se aproximan más partidos decisivos, los rivales siguen estando a tiro de piedra, pero Rubi debe dar un paso adelante en cuanto a la rabia deportiva que debería impregnar a sus jugadores, sin tener por ello que abandonar su consabido equilibrio.

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