Una divisoria de caminos

¿qué cartel seguir? ¿El dorado que dirige hacia la zona alta o el que está roído por las termitas y que pueden imaginarse hacia dónde conduce? La respuesta parece clara, pero seguir el camino adecuado siempre implica una dosis de sufrimiento que el Almería debe de demostrar esta tarde en la divisoria de caminos que va a ser El Sadar.

El comienzo de campaña de los rojiblancos hay que reconocer que ha sido buenos, más por resultados que por solvencia en su juego. Lo que mandan son los puntos y ya nadie le quita a los rojiblancos los 7 que lleva en su casillero, algo que no se pudo conseguir ni por asomo en las dos últimas y tediosas temporadas. Por eso, los de Ramis tienen ante sí la oportunidad de llegar a los 10, que por un lado los auparía a esos puestos a la vera de los cuales quieren vivir, los de ascenso, y por otro servirían para amarrar una quinta parte de la salvación.

Todo ello suena precioso, casi música celestial después de todo lo sufrido. Sin embargo, en Pamploma esperan los tambores de guerra. Si por algo se caracteriza El Sadar, es por la tremenda presión que ejerce el público, lo que hace de este partido una auténtica batalla en la que hay que jugar al límite. No se puede conceder como se ha hecho en algunos de los choques anteriores, en los que algo de fortuna ha habido. Esta tarde, habrá que rendir al doscientos por cien y tener claro que el Almería se enfrenta a parte de su pasado: el goleador Quique comanda el ataque local y cuando los rojiblancos se enfrentan a ex... Ya se sabe lo que pasa.

Si algo ha querido meterles Ramis en la cabeza a sus muchachos esta semana es optimismo. Está satisfecho por cómo se están desarrollando las cosas y ve al equipo capacitado como para no volverse mañana de vacío de tierras navarras. Para ello, en principio repetirá esquema y prácticamente once, con la única novedad con respecto al encuentro frente al Lorca de Juan Muñoz, que puede debutar como titular dado que Caballero ha estado toda la semana entre algodones.

En El Sadar cobra sentido la variante de tres centrocampistas que introdujo el pasado fin de semana, con Mandi y Verza más de destructores y Alcaraz rompiendo con sus salidas. Además, con ellos el equipo gana en centímetros para el juego a balón parado, una de las armas que siempre explota a la perfección el cuadro rojillo. Si el Almería no tiembla y demuestra saber estar, puede meterle mano a un Osasuna que, hasta Vallecas, no se había comido a nadie.