El equipo más físico jamás visto
Mourinho ha convertido a su Madrid en un grupo en el que prima la fuerza con un perfil de futbolista muy específico que arrolla en el campo · Su progresión de goles superaría los 130 y ya promedia 4,6 como local
El Real Madrid está dispuesto a ganar la batalla con su estilo. A diferencia de otras temporadas, en particular la pasada, el equipo de Mourinho da la sensación de tener muy claro lo que quiere, de haber olvidado por un momento contra quién lucha y haber perdido de vista las armas de su rival, de su gran rival. Se centra en las suyas y con ellas parece esta vez decidido a ir a muerte. Con 46 goles a favor en sólo 13 jornadas, va camino de récord con una progresión que, de seguirla, superaría los 130 en una temporada. En el Santiago Bernabéu, la media de tantos de los que disfruta es aterradora, 4,6 goles.
El Real Madrid es un equipo físico, el más físico, tremendamente físico... Posiblemente, el de Mourinho sea el equipo más físico jamás visto. Domina todas las facetas del juego físico con jugadores top en cualquier variable de una materia cada vez más determinante en el fútbol. Ímpetu racial con defensas como Sergio Ramos o Pepe, resistencia con jugadores como Lass o Khedira, explosividad con Marcelo y también con otros que completan esta fuerza de arrancada con una velocidad de crucero en carrera continuada que puede asustar a cualquier velocista. Son los casos de Cristiano Ronaldo o Di Maria. Pero hay más: hay una velocidad centelleante de ejecución en las piernas de Benzema y de Higuaín en el área, hay un poderoso juego aéreo que dominan casi todos los jugadores de la plantilla... El Madrid es el mejor ejemplo del fútbol total. Arrolla por convicción y sus jugadores sienten esa seguridad en el campo. La combinan además con el hambre con que se mueven en el mismo, con el deseo irrefrenable de conquistar lo que persiguen después de tres años de frustraciones ante la evidencia de que, en el global de todo, sencillamente, el Barça era mejor.
Ese plus de seguridad que, ahora mismo (lo cual no no quiere decir que las tornas no cambien dentro de dos semanas) tiene el equipo de Mourinho sobre el de Guardiola le hace ver la Liga, el título, más cerca que su rival. Con trece victorias consecutivas, el Madrid va a llegar lanzado al clásico y con 6 puntos de ventaja. Son datos que no garantizan nada, pero nadie puede dudar que son sensaciones y las sensaciones, al igual que cada uno puede percibir las suyas, se pueden interpretar también de varias maneras. Y en eso sí es verdad que por regla general las sensaciones que ofrece el Madrid son más fuertes, más rotundas, que las del Barcelona.
El 4-1 ante el Atlético fue otra de esas exhibiciones de fuerza, de fútbol físico en el que las conducciones son poderosas, las transiciones frenéticas y la pegada en el área, brutal. Es un equipo construido para no rehuir la pelea, para fomentarla si hace falta (las quejas de Mou por la dureza del Atlético forman parte del guión a escenificar). Un equipo de futbolistas hipermusculados. La transformación física de Marcelo desde que llegó al Bernabéu hasta lo que es ahora muestra a un futbolista bajito y fibroso que se ha convertido en un toro de pies a cabeza. Nada que ver con el arquetipo de jugador culé. Iniesta, Messi, Xavi... el Barça sigue siendo un equipo de bajitos jugones que se lo pasan bien llegando al área rival a ritmo de ronditos y en el que la velocidad de Messi cruza las líneas enemigas. El argentino es el único que las penetra con la conducción. El resto, lo hace -y muy bien- con el pase. En el todo, dominan el juego a su manera, presionan sin correr.
Mourinho, listo y machacón con sus ideas, ha construido el equipo que ha querido según su patrón y un perfil de futbolista muy específico en el que la selección natural ha hecho su trabajo. Los mejores en lo físico y incluso a veces en segundo plano, los mejores en lo futbolísta. Así, ha convertido al Real Madrid posiblemente, y contando con la evolución que ha seguido este deporte en exigencias de velocidad y preparación, en el equipo más físico jamás visto. En el más veloz y fuerte de todos los tiempos, una versión mejorada de la Holanda de los 70, en la que primaba el cambio de ritmo y la permuta de las posiciones, y la Alemania de los años posteriores, un bloque con menos calidad, pero constante y sobrio.
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