La Consulta del Especialista

Mi experiencia en la elite de la medicina regenerativa

  • Me di cuenta que podemos introducir el plasma dentro del hueso para obtener mayor alivio del dolor y haciéndolo en la propia consulta y de forma ambulatoria

El doctor Ríos en un momento de su ponencia en Florida

El doctor Ríos en un momento de su ponencia en Florida / D.A. (Florida)

Regenerar significa poner algo gastado o deteriorado en buen estado. Ese es el objetivo de la Medicina Regenerativa, tratar los problemas articulares o musculares debidos al envejecimiento o por el uso, mediante diferentes técnicas y avances, con objetivo de recuperar su función, aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de las personas.

De eso se habló en la edición del 2022 del simposio de Medicina Regenerativa a nivel mundial, que tuvo lugar el fin de semana pasado en Miami, Estados Unidos. Responde a las siglas TOBI, que quiere decir Instituto de Ortobiología de Estados Unidos y es el foro donde se dan a conocer las nuevas técnicas, los avances y sobre todo lo resultado en el campo tan apasionante de la biología aplicada a la traumatología, como las células madre y sus diferentes usos o toda la terapia relacionada con el plasma rico en factores de crecimiento. La zona comercial es grande y poblada de empresas de láser antidolor, ondas de choque indoloras y decenas de tipos distintos de maneras de extraer plasma o células mesenquimales (las mal llamadas células madre). Entre todas, una única empresa española, BTI, pionera en el uso y desarrollo de factores de crecimiento para diferentes usos como la artrosis, tendinopatías, problemas oculares y últimamente para las técnicas de fecundación. Los conozco muy bien ya que uso su sistema en mi técnica.

El presidente del congreso, el Dr. Steve Sampson, se puso en contacto conmigo tras leer el artículo publicado sobre nuestra técnica de infiltrar el fémur y la tibia con factores de crecimiento. Le hemos bautizado como INOCA (infiltración intraósea en consulta y ambulatoria).

Es un procedimiento que yo no he inventado ya que la técnica tradicional hay que realizarla con sedación y en quirófano, no olvidemos que el hueso se perfora. Lo que yo he aportado ha sido el cómo. Gracias a una potente anestesia local inventada por un médico canadiense y usada para pequeñas intervenciones de miembro superior, y una broca de precisión que se usa para biopsiar huesos, me di cuenta que combinando ambas cosas, podemos introducir el plasma dentro del hueso, no solo dentro de la articulación y de esta manera obtener un mayor alivio del dolor. Pero haciéndolo en la propia consulta y de forma ambulatoria.

Es muy sencillo pero a nadie se le había ocurrido unir esas dos cosas. Es como si tenemos alguien que inventa la rueda y otro que hace lo propio con una estructura de aluminio, ambas ideas por separado. Luego llega un tercero y combina ambas cosas creando la bicicleta. Dos años he tardado en perfeccionar la técnica que nos lleva entre 8 y 10 minutos realizar.

Miami 2022

Este año ha sido el primer congreso presencial tras la pandemia. Médicos y empresas de todo el mundo nos reunimos en la ciudad de Florida. Llevo meses preparando la charla y la tengo repasada a conciencia. Son doce minutos donde tengo que explicar a los compañeros y en inglés, cómo se realiza y qué resultados estamos teniendo. No puedo fallar.

Me comentan que hay generada una tremenda expectación con mi ponencia. El poder hacer en tu consulta que antes se hacía en un hospital, dando mejores resultados y cinco veces más barato, le interesa a mucha gente. Las charlas son de un nivel importante. Hay científicos muy consagrados que hablan de toda una vida tratando pacientes con aciertos y errores, otros más jóvenes interesados en las últimas tendencias a aplicar. Todo muy enriquecedor.

Lo primero que hago la mañana de la charla es salir a correr. La humedad y los 14 kilómetros se encargan de dejar los nervios tirados por el paseo marítimo de Hollywood Beach. Vuelvo como nuevo y repaso de por última vez mi ponencia, algo que hago de carrerilla y sin errores.

La sala del congreso es enorme. Filas y filas de mesas y sillas llenas. El estrado está flanqueado por tres pantallas gigantes, como en los conciertos, donde se proyectas las diapos y la imagen del ponente. Todo muy americano, muy espectacular pero impone respeto.

El formato es muy chulo también. Un médico hace de presentador, dando paso a los diferentes ponentes conforme les llega el turno mediante una pequeña introducción. Cuando el médico que va a recitar la charla sube al estrado, música de rock atrona en la sala y los focos de luz giran de forma desordenada como si estuviéramos en los Oscars. Tiene su gracia. ACDC o Bruce Springsteen entre otros resuenan antes de cada ponente. Pienso a ver cuál habrán elegido para mi.

Llego a la sala media hora antes y me envían entre bastidores, detrás del escenario donde te colocan el micro, se hacen las pruebas de sonido y hay una mesa grande donde te puedes sentar y ver las charlas que te preceden. Hay gran bullicio con personas entrando y saliendo y mientras escucho la charla anterior a la mía, el Dr. Rowan Paul de San Francisco, que hace de presentador, me toca en el hombro y susurrando dice:

-Dr. Ríos Luna, gracias por venir desde tan lejos. He seguido tu trabajo y es muy interesante. Estoy deseando escucharlo.

Nos damos la mano y conversamos unos minutos. La verdad es que conectamos rápidamente al darnos cuenta que compartimos la misma filosofía en muchos aspectos de los tratamientos. Llega el momento.

El Dr. Paul se sube al estrado y anuncia que el siguiente speaker es internacional y viene de España (sólo somos dos ponentes españoles). Demos la bienvenida al Dr. Antonio Ríos Luna de España.

Salgo de detrás del escenario y suena “Jump” de Van Halen (por lo menos es una de mis canciones favoritas). Le agradezco la presentación al compañero mientras le estrecho nerviosamente la mano. Se acerca y me susurra al oído: “No estés nervioso, sólo disfruta el momento”. Subo las escaleras y de un salto me planto en el escenario y al alzar la vista veo decenas de caras mirándome y de reojo la pantalla con mi cara tamaño gigante y mi primera diapositiva.

-Buenas tardes, me llamo Antonio Ríos Luna y vengo de Almería, España. Cuando digo eso, trago saliva por la emoción. Hay médicos de equipos de la NBA, mitos de la traumatología, profesionales de todo el mundo de grandes hospitales, escuchando a un tipo que viene de Almería y con un pequeño pero luchador equipo humano detrás. Sé que los americanos tardan 30 segundos en darse cuenta si la charla les interesa o no. En ese caso se levantan y se van.

Empiezo un poco nervioso pero conforme pasan los segundos, parece que llevo ahí toda la vida. Veo que ha pasado un minuto y no se mueve ni el gato. Es más, sigue entrando gente que se coloca de pie al final porque no caben sentados. Hay muchos grabando con el móvil. Estoy disfrutando mucho y los 12 minutos se me hacen muy cortos.

Thank you! -concluyo. Aplauden y pasamos al debate con el resto de ponentes respondiendo a las preguntas del público durante otros 20 minutos. Al salir del auditorio hay varios médicos esperando de distintas partes del mundo. Me piden mi email para poner concretar una visita a Almería y aprender la técnica.

Estoy abrumado pero contento. Dos años de trabajo, que han dado su fruto. Hemos puesto a Almería y España en el mapa, no en el plano deportivo pero sí en el científico, aunque por desgracia, no tiene la misma repercusión

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