Cuando todos los focos estaban puesto en Iniesta, Silva y Fábregas, apareció Jordi Alba para ser la llave que abriera las puertas de Francia a la armada española. El lateral aprovechó las internadas de Iniesta desde la izquierda para doblarle por la banda y generar varias jugadas de calidad que decantaron el partido hacia el lado español.

Francia había dispuesto una banda derecha ultradefensiva,con dos laterales, uno de ellos con mayor vocación atacante pero lateral al fin y al cabo, para intentar frenar el demoledor ataque zurdo de España. Iniesta y Jordi Alba habían formado durante la fase de grupos una dupla atacante que había vuelto locas a las defensas, y Laurent Blanc no quería cometer el mismo error. Sin embargo, Iniesta tiene calidad de sobra para arrastrar a dos jugadores, y ahí es donde apareció Jordi Alba para convertirse en el punto de velocidad que necesitaba España para ganar el partido.

El lateral del valencia arrancó una y otra vez desde atrás siendo, hasta la entrada de Pedro cuando el partido ya se encaminaba a su final, el más vertical de una selección española que, una vez más, abusó del juego en horizontal y a la que le faltó frescura y chispa para terminar las jugadas en los metros finales.

La frescura que le faltaba a unos agotados Iniesta, Xavi y Silva, que acusaron demasiado la falta de rotaciones de Del Bosque, le sobraba al lateral, que demostró todo su despliegue ofensivo, su calidad en el desborde y su sangre fría para levantar la cabeza en varias jugadas decisivas y colocar el balón justo donde quería. En la más importante, dio un pase medido al segundo palo para que Xabi Alonso abriera la lata con un gran remate de cabeza.

Pero cuando un lateral se vuelca al ataque, le hace falta un escudero de confianza, y no hay mejor jugador para eso que Sergio Ramos, que jugó un partido brillante en defensa, anulando las internadas de Benzema y protegiendo la banda izquierda de Jordi Alba, el hombre del partido, con permiso del bigoleador Xabi Alonso.

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