ATHLETIC CLUB 4-0 UD ALMERÍA | La Crónica

Los hermanos Williams trituran al Almería en San Mamés (4-0)

  • El Almería, una caricatura en manos de un Athletic eléctrico, pleno de empuje y agresividad

  • Los de Rubi, desarbolados en defensa e impotentes en ataque, ya acumulan cuatro partidos sin ver portería

  • Iñaki Williams, Sancet, Nico Williams y Vesga, de penalti, rubrican la goleada local

Iñaki Williams hizo el 1-0 de cabeza

Iñaki Williams hizo el 1-0 de cabeza / Luis Tejido / EFE (Bilbao)

El plan de Rubi tampoco funcionó en San Mamés. Sabiendo de la agresividad e ímpetu del Athletic en casa, del ritmo desenfrenado que imprimen los de Valverde a sus acciones, el Almería intentó pertrecharse bien atrás repitiendo zaga de cinco efectivos para lanzar transiciones aprovechando la rapidez y movilidad de Ramazani y Lázaro en punta, pero pocos entendieron la apuesta del técnico catalán por Portillo, que estuvo constantemente superado en el plano físico y en ningún momento pudo interpretar el rol que tenía predefinido de filtrar pases en profundidad para los atacantes. 

Los almerienses aguantaron el tipo apenas diez minutos, el tiempo necesario para que los hermanos Williams, en un estado de forma pletórico, rompieran el maltrecho muro visitante. Nico, el menor de los dos, flamante internacional absoluto con España, ya tenía aterrado a Akieme por su banda acometiéndolo sin cesar y provocando un posible penalti a los cinco minutos que Pulido Santana pasaba por alto, cuando envió un centro con la zurda viendo que nadie lo acosaba para que su hermano mayor, Iñaki, recién estrenada internacionalidad con Ghana, festejase peinando levemente con la testa para llevar el balón a la red ante la parsimonia de Ely en la marca.

La hoja de ruta que Rubi había trabajado durante las dos semanas previas se iba por el desagüe en una acción cargada de electricidad y sutileza técnica. Hasta ese prematuro instante el Almería había intentado dibujar sobre el césped las instrucciones recibidas e incluso Samú probó fortuna con un fuerte zurdazo desde fuera del área que requirió la intervención de puños de Unai Simón. Tras el 1-0, sin embargo, llegó el apagón, los plomos fundidos en la séptima jornada liguera. 

Mendes, que debutaba, no sabía bien si estaba de lateral o extremo en una anarquía táctica impropia de un futbolista profesional; Kaiky fallaba en el área por puro nerviosismo y a Akieme le venían como aviones por todos los costados de su carril ante la impotencia para tapar espacios de un Robertone que inexplicablemente repetía titularidad en Bilbao pese al evidente bajón de rendimiento en las últimas apariciones. 

Samú Costa intenta frenar el avance de Sancet, autor del 2-0 Samú Costa intenta frenar el avance de Sancet, autor del 2-0

Samú Costa intenta frenar el avance de Sancet, autor del 2-0 / Luis Tejido / EFE (Bilbao)

El colofón al desaguisado, del que apenas se libraban los centrales por trabajo excesivo en el achique y los delanteros por ser meros espectadores del magreo, lo puso Portillo. El malagueño, superado en el aspecto físico, perdió un balón en la línea de medios que luego no supo ni recuperar ni frenar con una falta táctica. La jugada avanzó hasta llegar a De Marcos, que había asomado en las inmediaciones del área, para ceder sobre la llegada de Sancet, quien fusiló a Fernando bajo las piernas para establecer el 2-0. Suerte que el marcador no resultara más abultado al descanso.

En el juego sin balón el Almería continuó siendo una caricatura en manos del rival en la segunda mitad, aunque sacó algo de amor propio. El Athletic estaba cómodo al no existir la presión tras pérdida ni verse exigido con faltas cuando la situación lo requería. Con ese panorama los vascos hicieron el tercero, de nuevo con Iñaki Williams como protagonista recibiendo entre los centrales, pero el VAR lo anulaba por la uña del dedo gordo del pie. 

En mitad de la zozobra generalizada apareció un chispazo de Dyego Sousa, que había entrado al descanso por Ramazani (quizá tocado tras el compromiso con Bélgica sub-21) y el luso-brasileño se fabricó una ocasión de peligro al recibir dentro del área, girarse sobre sí mismo y sacar un duro disparo abajo que repelía con dificultad Simón. Le hubiera dado otro aroma a la noche, pero ni por esas.

En la acción siguiente el Athletic iba a firmar, esta vez sí pese a la pertinente revisión, el 3-0. Los hermanos Williams volvieron a guisárselo y comérselo. Iñaki cedió dentro del área para Nico, que burló con una facilidad grotesca a Ely y batía nuevamente a Fernando bajo las piernas metiendo la punta de la bota. 

El Almería ni siquiera fue capaz de cortar la preocupante sequía goleadora, acumulando ya cuatro partidos (360 minutos) sin perforar la red. Y lo cierto es que en la recta final gozó de un par de ocasiones. Embarba rozó el tanto del honor recibiendo de Sousa pero cruzaba en exceso el esférico en busca del palo largo. Luego era Kaiky quien dibujaba un buen cabezazo picado en una falta lateral que lamía el poste local. Para colmo de males, el árbitro concedía un bisoño penalti por agarrón de Puigmal que Vesga se encargaba de ejecutar para refrendar la goleada sin paliativos.

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